Cultura Católica

¿La oración de los primeros cristianos era como la nuestra?

La postura corporal es una importante manera de hacer oración, sin embargo, los primeros cristianos oraban de forma distinta a la nuestra

Cuando se estudia el arte primitivo y la iconografía de los primeros cristianos, se encuentra una postura común en la oración en varias representaciones, inclusive en algunas relacionadas con la santísima Virgen María.

Esta postura se llama, en latín, orans (se pronuncia ‘órans’), es decir, «persona orando» o «persona orante». La figura está retratada con los brazos extendidos y las palmas de las manos orientadas hacia arriba.

Se trata de una posición frecuente en el mundo antiguo para los momentos de recogimiento espiritual: no era exclusiva del cristianismo. Además, la mayoría de los paganos rezaba de esa forma e incluso las divinidades paganas eran representadas de pie o sentadas en la posición de orans.

La postura en la oración cristiana

Colin B. Donovan da una excelente explicación sobre esta postura y su asociación a la oración cristiana:

Piensa en lo que hacemos cuando invocamos a alguien. Podemos colocar los brazos en nuestra frente como si estuviéramos diciendo a la persona: «Yo te imploro que me ayudes». Parece un gesto humano natural, que viene de lo íntimo, como arrodillarse para adorar o para expresar sufrimiento. Orienta esta postura hacia el cielo y tendrás la posición orans.

Con el advenimiento del cristianismo, la posición orans ganó simbolismo adicional, relacionada a la crucifixión. Cuando los cristianos oraban, ellos ofrecían su súplica a Dios imitando los brazos extendidos de Jesús en la cruz.

Además de la postura orans, los primeros cristianos también rezaban de rodillas o postrados en el suelo.

Nuestra oración

En la actualidad es común que los cristianos oremos de pie o de rodillas; sin embargo, ante el activismo en el que nos desenvolvemos es necesario incluir la oración en nuestro diario vivir, por ello no es raro rezar caminando, entre nuestras labores, en la mesa antes y después de comer, acostados, con ojos abiertos o cerrados, e incluso, siguiendo la oración en el celular, pero eso es tema de otro artículo.

Lo importante es unirnos a Dios y orar con todo nuestro corazón y nuestro ser entero.-

Philip Kosloski – publicado el 16/06/17 – actualizado el 20/08/24-Aleteia.org

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba