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Zuppi: «Hay muchos creyentes, incluso jóvenes, que no se resignan a la crisis de la democracia»

El presidente de los obispos italianos, con el Papa: "Salvar a los que están en peligro es un deber primario muy serio"

«A veces me parece que nos está ganando el miedo a la vida, hasta el punto de que buscamos primero todas las respuestas y certezas para elegir y pensamos que siempre tenemos tiempo»

 

«Hay que evitar una política reducida a la trifulca y a la polarización»

 

«Salvar a los que están en peligro es un deber primario muy serio». El cardenal Matteo Zuppi se unió este fin de semana a la llamada a la solidaridad con los migrantes efectuada por el Papa Francisco, en una entrevista publicada por Avvenire.

En la misma, el presidente de la Conferencia Episcopal italiana, y enviado por el Papa para mediar en la crisis de Ucrania, subraya que «estamos dentro de la pandemia de la guerra, que proyecta sombras peligrosas sobre todos». «A veces me parece que nos está ganando el miedo a la vida, hasta el punto de que buscamos primero todas las respuestas y certezas para elegir y pensamos que siempre tenemos tiempo», añade el purpurado.

«No podemos resignarnos»

Con todo, Zuppi ofrece una mirada optimista de cara al futuro: «No podemos resignarnos. Es verdad, pero nos lo creemos poco: nadie se salva. Cultivo el sueño ingenuo de que también en Italia es posible dejar de lado las ideologías, pero no los ideales, el conocimiento, la pasión, para evitar una política reducida a la trifulca y a la polarización».

«Cultivo el sueño de que todavía es posible, en temas fundamentales para nuestra convivencia, buscar un consenso amplio, lo más amplio posible», añade, recalcando el «gran realismo» de la propuesta de Francisco respecto a la acogida al extranjero, abogando por «una colaboración global, de instituciones y gobiernos, así como de comunidades y familias» para que «Europa decida un enfoque común y no deje solo a nuestro país».

Sobre la secularización, Zuppi subraya que «el papel de la Iglesia no es tanto oponerse a los procesos culturales, sino saber captar en ellos la exigencia humana y espiritual». «¿Acaso la secularización apaga el deseo, la sed, la nostalgia? ¿No es una exigencia de mayor proximidad?», se pregunta, recalcando que «hay muchos creyentes, incluso jóvenes, que no se resignan a la crisis de la democracia». –

 Jesús Bastante/RD

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