23 de septiembre: San Lino, el primer Papa después de San Pedro, organizó a la Iglesia perseguida
Jesucristo recuperó un antiguo oficio de la corte de David, el de senescal o vicario del Rey, portador de las llaves del Rey de Israel, con gran poder de decisión (Isaías 22,22 «pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá«) y designó a Pedro para esa función. Y, como en el senescal de la dinastía davídica, también esta función, al morir su responsable, pasaba a otro.
Así, el primer Papa después de Pedro fue San Lino. Lino no es hoy un nombre muy popular en España (hay unos 2.000 hombres con este nombre, de edad avanzada, casi con 60 años de media) pero como santo merece devoción y fue pionero en muchas de las cosas que emprendió.
Era italiano, de Volterra, Toscana. Su pontificado empezó con la muerte de Pedro, en el año 67 y duró hasta su muerte en el año 76. Se considera que creó los primeros 15 obispos, al menos en Italia.
Hubo persecución en Roma hasta el año 68, cuando murió el emperador Nerón. Pedro había sido martirizado el año antes, el 67.
Lino fue uno de los organizadores de la iglesia clandestina y perseguida, y quien la sostuvo tras la muerte de Pedro. También habían muerto en persecuciones los evangelistas Marcos (que había sido una especie de secretario de San Pedro) y Lucas (que había acompañado a San Pablo y escrito también Hechos de los Apóstoles).
Mantener la Iglesia en estos tiempos duros, y luego reconstruirla, con familias golpeadas por el martirio, fue su tarea.
Lo mencionan en la Biblia
San Pablo menciona a Lino en su segunda Carta a Timoteo: «Te mandan saludos Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos» (2 Timoteo 4,21). La tradición considera que Claudia era la madre de Lino, y que toda su familia, que era rica, había abrazado el cristianismo.
Parece que Pedro lo consagró obispo y vicario suyo, y también a San Clemente (que sería el siguiente Papa), en el año 48, antes de asistir al Concilio de Jerusalén. La tradición considera también que Lino evangelizó un tiempo por las Galias, en la zona de Besanzón.
Todos los autores antiguos (San Ireneo, Julio Africano, San Hipólito, Eusebio de Cesarea) colocan el nombre de Lino detrás del de Pedro en la lista de apóstoles y así sigue resonando hoy en las misas cuando se proclaman listas de obispos y papas santos. San Ireneo, en el siglo II, es quien dice que el Lino de la Carta de Timoteo es el mismo Lino que sucedió a Pedro.
No parece que Lino muriera como mártir, porque después de Nerón y hasta Domiciano no se sabe de persecuciones contra los cristianos de la ciudad de Roma. Según la tradición, fue enterrado en el Vaticano junto a San Pedro. Es curioso constatar que hay pocas ciudades que lleven su nombre y que lo tengan por patrono (una excepción sería Saint-Lin-Laurentides en Quebec).-
Pie de imagen: Una recreación de cómo pudo ser el Papa Lino, primer sucesor de San Pedro
Tráiler de la película Pablo, el apóstol de Cristo, protagonizada por Jim Caviezel como san Lucas, que recoge bien cómo era la Iglesia de Roma en tiempos de San Lino: