Descubrir a Cuba
Dagoberto Valdés Hernández:
Hoy, 28 de octubre, celebramos el 532 aniversario de que Cristóbal Colón y sus hombres desembarcaran en nuestra tierra al norte de la actual provincia de Holguín. Cuba había sido descubierta al caer la tarde el día 27, pero como la noche se hizo muy oscura decidieron esperar al amanecer del domingo 28 de aquel 1492. La frase que fray Bartolomé de las Casas refiere en sus escritos sobre el diario del Almirante es muy conocida: “Esta es la tierra más hermosa que jamás ojos humanos vieron”.
En este lunes, 28 de octubre de 2024, más de cinco siglos después, la “noche” se cierne sobre Cuba, la oscuridad física, económica, moral y espiritual, paraliza a muchos que quisieran venir a esta preciosa Isla que hoy vive las tinieblas de la peor crisis sistémica de su historia. Al contrario, los cubanos huyen de aquí para así escapar del tenebroso presente y de la incertidumbre del futuro.
Por eso creo que es hora de que los mismos cubanos volvamos a descubrir a Cuba. Hora de prepararnos durante esta noche oscura para poder desembarcar en una mañana de libertad, democracia y progreso. No hay noche que no termine, ni sol de libertad que no amanezca. Es necesario descubrir a la verdadera Cuba, a la Cuba profunda, a Cuba en su esencia y vocación de libertad.
Reflexionemos sobre qué podría significar hoy volver a desvelar la realidad de Cuba, nuestra sufrida y querida Patria. Volver a descubrir a Cuba hoy:
-Es cambiar las tinieblas de la vida en la mentira con el resplandor de la verdad.
-Es dejar atrás la noche de una ideología caduca que va contra la naturaleza humana y darnos un proyecto de humanismo bebiendo de nuestras raíces.
-Es educar en valores y virtudes humanizadoras transformando el sistema de educación y eliminando el adoctrinamiento del pensamiento único.
-Es volver a reconocer la libertad de pensamiento, opinión, reunión, asociación, para que la verdad sea descubierta, compartida y vivida con todos.
-Es el cese de la represión y de la violencia de cualquier tipo: verbal, mediática, psicológica, física, institucional, para compartir un proyecto de convivencia y amistad cívica.
-Es transformar el modelo económico hacia la libertad de empresa, de mercado, de comercio, de emprendimiento privado, cooperativo, mixto, que nos lleve por los caminos del progreso y el desarrollo humano integral.
-Es sanar el daño antropológico causado por el totalitarismo durante 65 años.
-Es reconstruir el tejido de la verdadera sociedad civil como cantera de democracia.
-Es ofrecer la necesaria educación ética y cívica sin la cual nunca amanecerá plenamente el ejercicio de la libertad, la responsabilidad y los derechos.
-Es la recuperación de la memoria histórica verdadera y abolir la reescritura y manipulación de la historia de Cuba.
-Es sanar las profundas lesiones en las facultades del ser humano: la ofuscación de la inteligencia, el analfabetismo en el pensar, el desorden de la inteligencia emocional, la desecación de la vida espiritual.
-Es luchar contra la doblez, la simulación y la incoherencia entre lo que se cree, se piensa, se habla y se actúa.
-Es erradicar el relativismo moral que, por falta de una conciencia crítica bien formada, no sabe distinguir entre el bien y el mal.
-Es aprender a superar el miedo paralizante y con frecuencia indefinido o inducido. Superar el miedo a la soledad moral, al aislamiento, a las amenazas venidas del poder.
En esta noche oscura no es posible poner pie en tierra. En esta falta de voluntad política y cívica de cambio no es posible bajarse de las ruinosas naves del pasado, naufragadas y abandonadas por sus mismos tripulantes.
Pareciera como si la noche fuera eterna e irreversible. Ese es el mayor mito, la peor mentira, la más grande manipulación: para paralizarnos, para desanimarnos, para robarnos la esperanza. Los navegantes de Colón estaban ya al borde de la desesperación, pero avistar la tierra buscada les devolvió la esperanza y las ganas de contemplar las bellezas de esta Isla, “la más hermosa”.
Hoy pareciera que, a bordo de la Isla en naufragio, todos nos desesperamos. Y lo peor, cada vez que un vigía anuncia la tierra de la libertad a la vista… salen los que desaniman desde la oscuridad de sus camarotes diciendo: llevamos muchos años diciendo que estamos llegando a la libertad.
Precisamente, por la larga travesía en estas tinieblas es que ahora podemos afirmar que la tierra firme de la libertad está a la vista.
Cuba no está al comienzo de su viaje a la nada. Por suerte, cada vez se hace más nítida, en el horizonte cercano, la bella silueta de la libertad. Pero claro, si cada cubano persiste en permanecer en las tenebrosas bodegas, enceguecidos por la oscuridad de esta mentira, jamás podrán darse cuenta de lo cercana que está la tierra de una Cuba redescubierta, redimida y resucitada. Así Cuba parecerá en los mares del mundo como un barco fantasma en cuya cubierta no se ve un alma porque todos están postrados por el desánimo en atrapados en el herrumbroso cuarto de máquinas que ya no funciona pero que aplasta toda visión de esperanza.
Para ver claro el horizonte debemos subir a cubierta, a la luz del nuevo sol que se levanta hoy como aquel domingo 28 de octubre de 1492. Ese sol que le permitió ver a aquellos hombres incrédulos y desesperados que la “tierra más hermosa que jamás ojos humanos vieron” estaba al alcance de la mano.
Es necesario abandonar la noche y adelantarnos al amanecer para volver a descubrir la verdadera Cuba: libre, laboriosa, democrática y feliz. Hoy más que nunca podemos anunciar:
¡Tierra a la vista!
¡Tierra de libertad!
¡Desembarquemos ya en la Cuba del futuro!.-
28 de octubre de 2024