La monja carmelita que superó posesiones demoníacas y fue santa
Con motivo de la fiesta pagana de Halloween del 31 de octubre, les compartimos la historia de Santa María de Jesús Crucificado, que según la tradición sufrió una posesión diabólica y a raíz de esa experiencia nos dejó sus consejos para lidiar con el demonio.
De acuerdo al Dicasterio de las Causas de los Santos, la santa “experimentó ciertos fenómenos de los que no era consciente, interpretándolos con vergüenza como enfermedades, tales como éxtasis, levitaciones, estigmas, apariciones, posesión demoníaca y angélica”.
Santa María de Jesús (1846-1878) nació en Abellin, un pueblo cerca de Nazareth. Su vida estuvo marcada por mucho sufrimiento con la muerte de sus padres durante su infancia y los malos tratos de su tío en Egipto. Trabajó como sirvienta hasta que una buena familia la llevó a Marsella (Francia) y luego ingresó a las Carmelitas Descalzas de Pau.
En el libro Santa María de Jesús Crucificado, la pequeña árabe, escrito por el agustino recoleto P. Ángel Peña, se recogen algunos testimonios de las experiencias místicas de Santa María de Jesús que están en los archivos del proceso de beatificación y canonización de la santa.
Entre esos testimonios está el de la hermana Sor María Berta, quien la conoció y contó que Santa María de Jesús “durante 40 días fue poseída por el demonio en cuanto a su cuerpo” y que esto lo había profetizado en un éxtasis, indicando lo siguiente: “Yo seré sumergida en un mar de sufrimientos, pero nuestro Señor me ha prometido que mi alma será guardada en una caja”.
Sor María Berta narró que “durante la posesión, el demonio la tiraba por tierra, la tiraba contra las paredes y había que cuidarla para que no la golpeara demasiado”.
En el libro también se describe que el enemigo, en el cuerpo de la santa, decía blasfemias, insultaba e incitaba a la religiosas para que gocen “los placeres de la tierra”. En ocasiones, el malvado hacía que su cabeza se estrellara con fuerza contra la pared e incluso la lanzó a un estanque de agua para ahogarla, según los testimonios. Las hermanas tuvieron que rescatarla.
Estos relatos también indican que sufrió convulsiones y, a veces, veía a los hermanas de color oscuro, animales en las comidas, serpientes en la enfermería y de su boca salían plumas o alfileres. También cuentan que tenía momentos de calma con la reliquia de la Santa Cruz, durante la confesión y cuando el sacerdote le daba la bendición o le hacía la señal de la cruz en la frente.
El P. Peña dice en su obra que la posesión diabólica duró del 26 de julio al 4 de septiembre de 1868. En este último día, al llegar el mediodía, según el libro, la santa levitó a una pequeña altura sobre su cama y su rostro se tornó radiante.
“En ese momento fue poseída por un ángel bueno y estuvo así por cuatro días. Él daba por medio de ella instrucciones y recomendaciones a todas en general. Antes de que el ángel saliera le pidieron su nombre y dijo: ‘Soy el ángel de María’”, señala el sacerdote.
Finalmente, la madre superiora entonó el Te Deum y Santa María de Jesús entró en éxtasis, emanando un agradable aroma, dicen los testimonios.
¿Un alma en gracia puede ser poseída?
En una catequesis sobre el exorcismo publicada por la Conferencia Episcopal de Colombia, el P. Raúl Ortiz, ex director del departamento de doctrina de este episcopado y actual secretario adjunto, indica que “la acción extraordinaria del Demonio va dirigida a la materia corporal”.
“En este sentido, incluso un poseso podría estar en estado de gracia ya que el Demonio no puede poseer el alma”, enfatiza.
Por otro lado, el P. Ángel Peña señala en su libro que puede resultar extraño que una santa haya pasado por esto porque generalmente se puede dar en los que rechazan y ofenden a Dios.
“Sin embargo, también se dan casos en los que una persona es poseída sin culpa alguna porque le han hecho maleficios o porque Dios lo ha permitido por su santificación personal y la salvación de las almas. Este es el caso de nuestra santa”. afirma.
¿Cómo renunciar al diablo?
Las Carmelitas Descalzas de Sicilia, en Italia, recogen algunos de los pensamientos de Santa María de Jesús crucificado que, según indican, se conservan en el Carmelo de Belén, comunidad que la santa impulsó desde su fundación y donde partió al cielo.
Ellas explican que la santa no sabía escribir y muchas de sus palabras fueron escritas por sus hermanas de comunidad cuando ella estaba en éxtasis o daba consejos, como estos pasos para renunciar al diablo:
“Cuando seas tentado -dondequiera que estés- arrodíllate ante el Señor y di: ‘Señor, renuncio al demonio y a todas sus obras; anhelo tu Espíritu’. ¿Acaso no sabes lo que es bueno y lo que es malo?Arrodíllate y di en tu corazón: ‘Señor, renuncio al demonio, a sus obras y a sus tentaciones; sólo te amo a ti y a tu Espíritu’. Verás que siempre vencerás cuando te atengas a estas palabras”, decía Santa María de Jesús Crucificado.-