Las Buenas Noticias de «Trabajo y Persona» – Octubre 2024
Editorial
En una de estas comunidades, mujeres que han sufrido mucho en la vida renacen al tener simplemente la oportunidad de aprender un oficio y comenzar una relación con sus nuevas «hermanas», una nueva familia. Es algo imprevisto y difícil de calcular, pero es un hecho objetivo y valioso, una nueva forma de concebirse a sí mismas y su relación con los demás.
Ya no se trata de una competencia individualista, sino que muchas de ellas ofrecen una alternativa promoviendo la cooperación y la solidaridad, compartiendo recursos y conocimientos, y reduciendo, de cierta forma, las desigualdades sociales y económicas en su comunidad. Al encontrarse y compartir sus experiencias, fortalecen los lazos sociales y generan un sentido de pertenencia y solidaridad entre ellas. Esto es especialmente notable en el caso de la gastronomía, donde transmiten conocimientos y habilidades de generación en generación, contribuyendo a la preservación de la cultura e identidad locales.
Además de satisfacer las necesidades básicas de cada persona, el trabajo en comunidad genera sentido de pertenencia, fomenta la solidaridad y contribuye a la construcción del bien común. Por otra parte, se preserva el principio de subsidiariedad, según el cual los problemas deben resolverse en el nivel más cercano posible a las personas afectadas. Estas comunidades encarnan este principio al tomar decisiones y resolver problemas a nivel local.
El origen de todas estas dinámicas está en comenzar a llamar y tratar al otro como «hermano», tal y como vi en una de mis últimas visitas a una comunidad donde trabajamos. Como dice el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti 180: «Reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad».-