Entrevista inédita de Joseph Ratzinger: «Una Iglesia que no garantiza una fe común no es Iglesia»
Las entrevistas ahora publicadas son anteriores a la elección de Joseph Ratzinger como Papa. Muchas corresponden a su etapa como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
El 25 de noviembre sale a la venta en Italia el decimotercer volumen de las Obras Completas de Joseph Ratzinger, que en España está publicando la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos).
Editado por la Libreria Editrice Vaticana en tres tomos, se titula En diálogo con el propio tiempo y recoge 39 entrevistas concedidas por Joseph Ratzinger en sus sucesivas etapas como profesor, arzobispo de Múnich y Frisinga y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1981-2005). El principal valor editorial se centra en el tercer tomo, que recoge «entrevistas inéditas» en forma de libro o en idiomas distintos al alemán, entre otras:
-a Kleine Zeitung en 1969, en pleno postconcilio, sobre la necesidad de «mantener la apertura«;
-a la edición alemana del Osservatore Romano en 1988 sobre la importancia de contar con personas que practiquen el Evangelio;
-a Katholische Nachrichten-Agentur en 1989 sobre la confianza en la idea de Europa;
-al Frankfurter Allgemeine Zeitung en 2000, señalando que «el cristianismo siempre ha pretendido ser algo más que tradición«;
-a Die Tagespost en 2003 en torno a la idea de estar «unidos en la fe y libres en todo lo demás».
Para comprender toda una vida de entrega a la Iglesia
Según destaca la Libreria Editrice Vaticana, en estas entrevistas se muestra «el pensamiento profundo de Joseph Ratzinger sobre la fe, la sociedad y la situación de la Iglesia«.
En la introducción del volumen, el padre Federico Lombardi, quien fuera portavoz de la Santa Sede durante su pontificado y los primeros años de Francisco, y preside actualmente la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, señala que estas entrevistas «son una parte integrante y no secundaria de su servicio eclesial, y un instrumento importantísimo para su comprensión, tanto en el campo de la doctrina y de la relación con la cultura de nuestro tiempo como en el ámbito de su actividad de gobierno de la Congregación y de la Iglesia universal».
El libro de entrevistas de Joseph Ratzinger se pone a la venta el 25 de noviembre.
Estos tres tomos de sus Obras Completas se presentarán el 21 de noviembre en el Vaticano, en un acto cuyo plato fuerte será la presencia del arzobispo Georg Gänswein (su secretario y actualmente nuncio en Lituania, Estonia y Letonia) y del propio Lombardi, y donde participarán también: Pietro Luca Azzaro, traductor y director de las Obras Completas; Lorenzo Fazzini, de la Libreria Editrice Vaticana; Francesco Bonini, rector de la Lumsa (Libre Universidad María Santísima Asunta); y Gian Guido Vecchi, vaticanista del Corriere della Sera.
La fe, la historicidad de los Evangelios, la misa
Sandro Magister ha publicado en su blog Settimo Cielo, con permiso de la editorial, algunos extractos de la entrevista que concedió en otoño de 2003 a Guido Horst para Die Tagespost, en torno a tres puntos; «El porqué de la crisis de fe de nuestro tiempo, el conflicto entre el Jesús de los Evangelios y el Jesús ‘histórico’ y la incomprensión de la realidad auténtica del sacramento de la Eucaristía y de la misa».
«Es interesante además», señala Magister, «que al final de la entrevista, un año y medio antes de su elección como Papa, Ratzinger anuncia que ha comenzado a escribir un libro sobre Jesús en el que prevé tener que trabajar ‘durante tres o cuatro años’. Un anuncio confirmado por los hechos», pues el primer volumen de su trilogía Jesús de Nazaret salió a las librerías en abril de 2007.
El cientificismo, obstáculo a la fe
En una de las respuestas que recoge Magister, el futuro Benedicto XVI sostiene que en nuestro tiempo se vive «algo distinto» a las «dificultades» y «problemas» que la fe puede representar para un creyente particular: «Hasta el Iluminismo, e incluso después, no había dudas de que el mundo es reflejo de un Espíritu creador y -más allá de las divisiones- de que en la Biblia es Dios quien nos habla».
Ese «presupuesto colectivo» ha «cambiado totalmente» hacia «exactamente lo inverso» después del Iluminismo, y ahora «todo parece explicarse a nivel material«: «La evolución se ha convertido, digámoslo así, en la nueva divinidad. No hay ningún momento en el que sea necesario un Creador… Del mismo modo, se nos ha arrancado de las manos la Biblia, considerada un producto cuyo origen puede explicarse históricamente… y no nos dice nada de lo que se creía poder obtener de ella».
En esta situación en la que «la llamada ‘ciencia’ dice la última palabra«, «es mucho más difícil adherirse al Dios bíblico, al Dios en Jesucristo, aceptarlo y ver en la Iglesia la comunidad viva de fe… Llegar a Dios se ha convertido en algo mucho más difícil».
La exégesis moderna
Ratzinger afronta también en esta entrevista «el problema de la exégesis histórico-crítica«, que las corrientes fundamentalistas protestantes -señala- rechazan por completo absolutizando la liberalidad de las Sagradas Escrituras, mientras que la Iglesia dispone de «un espacio más amplio» para la reflexión.
Los tres volúmenes del ‘Jesús de Nazaret‘ de Joseph Ratzinger han sido publicados en uno por Ediciones Encuentro.
«Una simple condena global de la exégesis histórico-crítica sería un error», subraya el futuro Papa, porque «la Biblia resulta mucho más viva si se tiene en cuenta la exégesis con todos sus resultados». Ahora bien, dicha exégesis «se convierte en disruptiva si se limita simplemente a someterse a cualquier hipótesis y se eleva a criterio único su presunta cientificidad».
En efecto, dice, muchas hipótesis de «la exégesis del momento» se consideran «el último grito de la ‘ciencia'» sin reconocer «ninguna autoridad» a la Iglesia: «Esto ha sido el gran error de estos últimos quince años», un periodo que Ratzinger, que habla en 2003, remite pues a 1988, una de las últimas ofensivas racionalistas. Esto ha «fragmentado» la catequesis, pues mientras unos «mantienen las tradiciones con escasa convicción», mientras que otros «despachan a toda prisa aparentes hallazgos como la voz segura de la ciencia».
«La historia de la exégesis es un cementerio de hipótesis«, sentencia, sin embargo, quien era entonces prefecto de la Doctrina de la Fe, «que en cada ocasión representan más el espíritu de su tiempo que la verdadera voz de la Biblia»: «Quien construye sobre ellas demasiado deprisa y las considera pura ciencia, termina por naufragar».
El «equilibrio», subraya, consiste en respetar la «exégesis histórico-crítica», pero ser conscientes de que «en la exégesis se esconde una dosis increíble de filosofía… expresión de una determinada idea del mundo según la cual, por ejemplo, no puede haber resurrección de la muerte, o Jesús no puede haber hablado de esta forma o de aquella otra, etcétera». Hay que «relativizar» esa exégesis, porque «incluye presupuestos filosóficos que deben ser sometidos a crítica«.
Para Ratzinger, hay que tener en cuenta «la razón profunda que mueve y da unidad a la Biblia», sabiendo que la fe «es un modo auténtico de ver y de conocer». Por eso hay «dos cosas importantes»: «Mantener el escepticismo ante todo lo que se propone como ‘ciencia’ y, sobre todo, dar confianza a la fe de la Iglesia, que es la auténtica constante y nos muestra al Jesús verdadero».
La incomprensión protestante de la misa
Horst pregunta a Ratzinger si cree que en un futuro próximo católicos y luteranos se congregarán en torno al altar, y él responde con sinceridad: «Humanamente hablando, diría que no«.
Primero, por la «división interna» de los propios evangélicos, pero sobre todo porque «hay diferencias fundamentales entre las comunidades surgidas de la Reforma del siglo XVI y la Iglesia católica».
En particular, dos.
Visita de Benedicto XVI a una iglesia luterana en Roma en 2010. El Papa Ratzinger manifiesta en esta entrevista una «profunda amistad espiritual» con los protestantes, aun señalando las dificultades doctrinales insalvables.
Por un lado, «dicen que todo cristiano bautizado puede presidir la Eucaristía», lo que significa que, «aparte del Bautismo, no habría ninguna otra estructura sacramental en la Iglesia». Esto significa que «no se reconoce la sucesión apostólica» en el oficio episcopal y sacerdotal, el cual, sin embargo «se presenta en la Biblia como forma constitutiva de la estructura de la Iglesia». Ratzinger recuerda que la propia composición del canon del Nuevo Testamento (qué textos forman parte de él) exige una «autoridad legitimidad para decidirlo, que no puede ser sino la apostólica presente en el oficio de la sucesión: la Escritura y la sucesión apostólica, como oficio episcopal, son inescindibles«.
Y hay un segundo punto, es que «la oración de la consagración no fue inventada por la Iglesia sino que procede directamente de la oración de Jesús y es la ofrenda constitutiva del Señor a la Iglesia: gracias a ella rezamos en la oración de Jesús, y a través de su oración -un verdadero y auténtico acto sacrificial que se realizó corporalmente en la Cruz- está presente el sacrificio de Cristo y la Eucaristía es más que una cena».
Para ambos puntos es necesaria la existencia de la Iglesia, porque, sin ella, «no hay fe comunitaria: una Iglesia que no nos garantiza una fe común no es Iglesia«.
Aunque ambos puntos son una distancia insalvable, es posible, concluye el futuro Benedicto XVI, una «profunda amistad espiritual» con los evangélicos, que él mismo experimenta «continuamente con gratitud».-