El cardenal Porras en la Academia Venezolana de la Lengua

Palabras para recibir en la Academia Venezolana de la Lengua, como miembro correspondiente por el estado Mérida, al señor cardenal Baltazar Porras Cardozo el 4 de diciembre de 2024.

No es la primera vez que un ministro de Dios ingresa a esta Academia. En tiempos recientes, uno de ellos, el padre Barnola, bellista y estudioso de la literatura venezolana, presidió la corporación. Otro de ellos, mi maestro y dilecto formador, el capuchino fray Cesáreo de Armellada, promovió el uso y estudio de las lenguas y literaturas indígenas y su influjo en el español y la cultura de Venezuela. El padre José Del Rey Fajardo, s. j., que hace poco nos dejó, historiador de las misiones jesuitas, estudioso de los aportes de la compañía de Jesús a la filología colonial venezolana y universitario a carta cabal, fue numerario. Miembro correspondiente lo es el también jesuita Jesús Olza Zubiri, estudioso de los vericuetos de la gramática española y analista de idiomas indígenas como el wayuunaiki o guajiro. Hasta hace poco fue correspondiente por el Táchira Mons. Carlos Sánchez Espejo, difusor de ideas y predicador sin descanso. Dos arzobispos fueron numerarios, Mons. Juan Bautista Castro, octavo arzobispo de Caracas, y Mons. Nicolás Eugenio Navarro, también historiador, numerario de tres academias y margariteño de temple. No es tampoco la primera vez que un príncipe de la Iglesia ingresa a la Academia Venezolana de la Lengua. En efecto, el cardenal José Humberto Quintero, duodécimo arzobispo de Caracas, meticuloso pintor, historiador y, sobre todo, excelso orador sagrado, fue numerario de la institución. No es pues, la primera vez, que estas paredes o los muros que las precedieron contemplan actos como este.

No siendo la primera vez, esta es, sin duda, una ocasión muy especial; pero, no por no ser la primera oportunidad de ingresar un arzobispo y un cardenal, deja de tener esta vez el encanto y solemnidad de su esencia. La Academia Venezolana de la Lengua recibe hoy, con complacencia y orgullo, al cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo emérito de Mérida y de Caracas, en calidad de miembro correspondiente por el estado Mérida.

La vinculación del cardenal Porras con los Andes la lleva en su sangre. Su etapa emeritense comienza en 1983, cuando fue nombrado obispo auxiliar de esa sede. En 1991 sería preconizado arzobispo metropolitano de Mérida, cargo que a partir de 2018 comparte con el de Administrador Apostólico de Caracas hasta enero de 2023, cuando es nombrado décimo sexto arzobispo metropolitano de Caracas. Estuvo al frente de la arquidiócesis caraqueña hasta junio de 2024, cuando pasó a retiro, ya próximo entonces a la cúspide vital de las ocho décadas.

Hoy el cardenal Porras se integra formalmente a esta Academia y, en un rato más, se incorpora como numerario a nuestra hermana Academia Nacional de la Historia, de la que ya era miembro correspondiente. En Mérida, D. Baltazar ha dejado una impronta intelectual de gran valía. No solo pastor de la diócesis merideña, sino cronista de la ciudad, individuo de número de la Academia de Mérida, editor prolífico, autor de muchos libros, compilador de otros tantos, anotador y prologuista de muchos. La obra del cardenal Porras Cardozo representa una contribución significativa a la historia eclesiástica de Venezuela, a la de Mérida, en particular, y a las expresiones populares de los Andes venezolanos.

Como arzobispo de Mérida y cronista de la ciudad, el señor cardenal supo impulsar la conservación del patrimonio documental de la arquidiócesis mediante el Archivo Arquidiocesano y la promoción del patrimonio cultural, material e inmaterial, y del arte popular, del que los Andes merideños poseen una extraordinaria riqueza de manifestaciones y cantera de artistas y cultores. El cardenal Porras ha reunido una valiosísima colección de arte popular que, sin duda, será uno de sus pedestales para el futuro, pues lo reafirman como un arzobispo y un príncipe de la Iglesia al filo de lo popular.

Historiador, cronista, compilador, prologuista, editor, articulista, orador sagrado y profano para serlo aún más sagrado, el cardenal Porras tiene un lugar ha mucho tiempo merecido en esta Academia Venezolana de la Lengua. Además del insigne trabajo intelectual que lo distingue, su eminencia ha representado para el país un baluarte moral, en especial en los años tormentosos que nos ha tocado vivir en lo que va de siglo XXI. Quizá este sacerdote que inició su ministerio en las soleadas y calurosas tierras llaneras de la hoy arquidiócesis de Calabozo no imaginó que en su madurez intelectual y académica y en la plenitud de su ministerio pastoral debía constituirse, a costa de su propia tranquilidad y seguridad, en faro, en boya, en atalaya, en referente de integridad para el país. Su palabra tiene el valor de la vivencia, la sabiduría del verdadero conocedor y el encanto de la sencillez y la honestidad intelectual. Para la Academia Venezolana de la Lengua es un honor contar entre sus miembros al cardenal Porras Cardozo. Sin duda, su nombre se une al de tantos otros sacerdotes que lo han precedido en esta casa y a la memoria esclarecida del cardenal Quintero y de Mons. Castro, sus predecesores en la silla arzobispal de Caracas.

En nombre de la Academia Venezolana de la Lengua le doy la más cordial y efusiva bienvenida al señor cardenal a nuestra institución. Él sabrá iluminarnos con sus conocimientos, con su actitud altruista y humilde, con su experiencia concreta de vida en llanos y montañas, en ciudades y pueblos, con sus crónicas sobre la vida cotidiana y personajes en apariencia anodinos, pero que tanto nos enseñan. Cuánta falta nos hacen violines del páramo y arpas llaneras para entonar las maracas de un canto de bienvenida. Que estas palabras, eminencia, imiten temblorosas la grandeza de los cantos populares para recibirlo con recogimiento de montañas y amplitud de llanura.

A esta, que siempre lo ha sido, téngala para siempre como su casa, señor cardenal.-

Horacio Biord Castillo

Escritor, investigador y profesor universitario

Contacto y comentarios: hbiordrcl@gmail.com