María pertenece a nuestra propia humanidad
«Pido a la Inmaculada, que al igual que Ella, podamos ser transparencia viva del Espíritu en nuestra historia personal y cotidiana», oro el Arzobispo de Mérida, en su homilía.
Euro Lobo / CNP: 12.112
(Mérida).- «Un año más para decirle a María, alégrate llena de Gracias que el señor está contigo», señaló el Arzobispo de Mérida, monseñor Helizandro Terán, en el inicio de la homilía en el marco de la fiesta de la Inmaculada Concepción, patrona de la ciudad y de la arquidiócesis, este domingo 8 de diciembre.
«Esta solemnidad de la Inmaculada Concepción nos recuerda que María desde el comienzo mismo de su existencia, se vio agraciada por la comunicación del Espíritu de Dios, viéndose preservada del pecado de origen y de cualquier pecado personal, de cara a convertirse en la madre de Jesús, Hijo único de Dios y Salvador nuestro», explicó.
El Arzobispo prosiguió, «María, ha recibido la fuerza, la unción del Espíritu, para dialogar de una forma única con Dios Padre y colaborar con Él en el plan de salvación al convertirse en Madre de su único Hijo. El Espíritu Santo fundamenta a María como persona humana, capacitándola para asumir su propia vida y decir: «yo quiero», «permito que se haga tu voluntad» ante Dios Padre.»
Con su explicación, Monseñor dejo clara la relación íntima, profunda, de María y el Espíritu «porque este dogma de la Inmaculada Concepción, además de hablar de la vocación y consagración de María como pura gracia de Dios, que no sólo afecta a un momento de la existencia, sino que la asume toda, desde su origen hasta su fin, posee una dimensión antropológica importantísima.»
Para finalizar dejó a los fieles una interrogante, «¿Creemos de verdad que estamos llamados a esta plenitud de vida en el Espíritu? ¿Vivimos, como María, en una sintonía de vida con el Espíritu para llamarnos y sentirnos de verdad hijos de Dios?».
«¡Gracias, oh Madre Inmaculada, por estar siempre con nosotros! Alcánzanos, Madre, la fuerza para rechazar el mal, en todas sus formas, y elegir el bien, incluso cuando cueste e implique ir contracorriente. Danos la alegría de sentirnos amados por Dios, bendecidos por él, predestinados a ser sus hijos. Virgen Inmaculada, Madre nuestra dulcísima, ¡ruega por nosotros! Amén».-
(08/12/2024).-