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«La inteligencia artificial nos va a cambiar la vida, y muy pronto; mucho antes de lo que pensamos»

En el discurso que el Papa dirigió en julio a los líderes del G7, el Pontífice aseguró que la Inteligencia Artificial es fruto del potencial creativo otorgado por Dios y resaltó su influencia en áreas vitales como la medicina, la educación y la política. Precisamente la medicina está asistiendo a grandes avances gracias a esa herramienta

Francisco reconoció a los líderes del G7 que la inteligencia artificial puede facilitar un acceso más equitativo al conocimiento y avanzar significativamente en la investigación científica. Además, puede aliviar a los seres humanos de tareas laborales agotadoras. Al mismo tiempo, advirtió de sus peligros, señalando que «la inteligencia artificial puede ser un instrumento de gran beneficio, pero su uso indebido podría conducir a una mayor inequidad y a la exclusión de los más vulnerables». Y concluyó afirmando:

«En un mundo cada vez más complejo, necesitamos una política que pueda liderar y garantizar un uso responsable de la inteligencia artificial, para que esta contribuya a un futuro más justo y esperanzador para todos».

Por su parte, Pablo Siegrist, director general en España de la fundación Jérôme Lejeune, dijo con motivo del II Congreso Internacional de Bioética organizado en Roma el pasado mes de mayo, que «la ciencia debe estar al servicio de los más vulnerables del ser humano y desarrollarse con conciencia, y la conciencia es el valor de la persona».

Cuestionado sobre el papel de la Inteligencia Artificial en el campo de la medicina y de la bioética, Pablo Siegrist defendió las grandes aportaciones que puede traer consigo, al ser la puerta para otros avances, pero plantea la pregunta de cómo usarla.

Ejemplo del buen uso

«La inteligencia artificial (IA) nos va a cambiar la vida, y muy pronto; mucho antes de lo que pensamos». Así de claro lo tiene D. Félix Armadá, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario La Paz y del Departamento de Oftalmología del Hospital Universitario San Francisco de Asís, ambos de Madrid. Según informa Diario Médico, el doctor cree que en 4 o 5 años todos experimentaremos, de una forma u otra, esa transformación radical que vaticina.

El sistema Doria, implementado a través del robot Eyelib, está transformando la gestión oftalmológica en Madrid. Según los datos recogidos tras la primera fase de implantación, que abarcó a 2.264 pacientes, se prevé que, una vez el proyecto esté completamente desarrollado, se atenderán hasta 14.000 pacientes al año. Esto significa unos 80 diarios y 1.300 mensuales, frente a los 40 pacientes diarios que se ven actualmente.

En esta primera fase, el 45,7 % de los pacientes analizados no presentaban patologías o fueron derivados nuevamente a atención primaria; el 35,1 % fue atendido en consultas especializadas del ambulatorio; el 9,2 % fue remitido directamente a consultas de cataratas, y el 2,4 % a las de retina.

Un cambio estructural

«Esto nos cambia la estructura de trabajo, porque los médicos se podrán centrar en tareas de alta especialización», ha afirmado el doctor Armadá, oftalmólogo responsable del proyecto. Según explica, la tecnología no solo modifica los flujos de pacientes, eliminando del circuito a aquellos sin patologías, sino que también «democratiza la exploración», garantizando evaluaciones uniformes y completas.

El robot Eyelib, instalado en el centro de especialidades José Marvá, permite realizar exploraciones oftalmológicas integradas en apenas ocho minutos. Este proceso evita que los pacientes tengan que pasar por múltiples máquinas, como ocurre en las consultas convencionales, lo que resulta especialmente beneficioso para personas mayores.

Modelo eficiente y rentable

La plataforma funciona bajo un modelo de servicio completo, donde la empresa adjudicataria se encarga de la instalación, la gestión del personal y la emisión de informes, a un coste de 58 euros por paciente, menos de un tercio de los 212 euros que cuesta una consulta de alta resolución en el Sistema Nacional de Salud.

Desde su puesta en marcha en marzo de 2023, el proyecto ha contado con licitaciones progresivas para pequeños grupos de pacientes, debido a las limitaciones económicas iniciales. Sin embargo, recientemente, la Consejería de Sanidad de Madrid autorizó una ampliación que permitirá alcanzar los 14.000 pacientes anuales, con dos máquinas, cuatro ópticos y un oftalmólogo, lo que podría acabar con la lista de espera en menos de nueve meses.

Aplicaciones en la España vaciada

Además del entorno urbano, el Eyelib tiene un gran potencial en zonas rurales. Según destaca el doctor Armadá, comunidades autónomas como Castilla-La Mancha y Cantabria ya están planeando la instalación de robots en furgones móviles para cubrir áreas con población dispersa. Castilla-La Mancha contará con nueve máquinas para atender a toda la región, mientras que Cantabria dispondrá de cinco.

Un futuro prometedor

En palabras del doctor Armadá:

«El sistema Doria permite modificar los flujos de pacientes, reducir la presión asistencial y optimizar la derivación hacia especialidades. Democratiza la exploración, mejora los tiempos de atención y permite una redistribución del trabajo de los profesionales hacia subespecialidades, ofreciendo una asistencia más especializada y de mayor calidad».

(Diario Médico/InfoCatólica)

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