Familiares del rey Balduino: “Toda su vida fue un testimonio de Cristo vivo”
Después de rezar en silencio ante la tumba del rey Balduino durante su reciente viaje a Bélgica, el Papa Francisco anunció la apertura de su proceso de beatificación, una esperada noticia sobre todo por aquellos que le conocieron y fueron testigos de una vida dedicada a alcanzar la santidad.
“Veía a Jesús en el rostro de las personas. Él te miraba como si fueras único en el mundo, hacía que fueras consciente de que existías y te daba una dignidad”. Esta es la huella que el rey Balduino dejaba en aquellos con los que se cruzaba, aunque fuera tan sólo por un instante. Son las palabras de uno de los dos familiares de Balduino y su mujer, Fabiola de Mora y Aragón, que hablaron con ACI Prensa y que pidieron mantener su nombre en el anonimato.
En la entrevista reflexionan sobre cómo la fe del rey Balduino le ayudó a transmitir valores como la solidaridad, el respeto a la dignidad humana y la defensa de la vida en toda circunstancia, convirtiéndose en un punto de unión en la sociedad.
Decidió tomar a María como madre
Uno de los momentos que marcó la vida del monarca fue la pérdida temprana de su madre, Astrid de Suecia, en un accidente de coche cuando Balduino tenía cuatro años.
Fue entonces cuando decidió “tomar a la Virgen como madre”, algo que él mismo explicó años después. “Desde entonces, probablemente María lo protegió de una manera muy especial y condujo su vida espiritual”, cuenta uno de los familiares.
“Realmente tenía una relación muy fuerte con María. Solía decir que quería ser como un feto en su vientre, ser incapaz de hacer nada sin ella y vivir sólo a través de ella, ni siquiera respirar sin ella, tener una dependencia total. Muchas veces la llamaba y se dirigía a ella como mamá”, agregó.
Ambos familiares destacaron otros hechos cruciales en la vida del rey, especialmente durante su niñez y adolescencia, como fue el segundo matrimonio de su padre y los años de exilio tras la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial. “Fue un tiempo muy difícil y fue duro pasar por ello siendo un niño”, detallan.
Balduino llegó al trono con 19 años y el inicio de su reinado estuvo marcado por una profunda crisis conocida como la “Cuestión Real”, derivada de la controversia sobre las decisiones de su padre, Leopoldo III, durante la Segunda Guerra Mundial. “Sufrió mucho por todo ello, pero sé que fue su fe lo que le ayudó a superarlo”, precisa uno de los familiares.
Su formación estuvo marcada por un sacerdote dominico de Suiza quien “tuvo una gran influencia espiritual” durante su juventud. También se dejó guiar por el Cardenal Leo Jozef Suenens, cuyo encuentro con él en otoño de 1959 le marcó profundamente hasta el día de su muerte.
El cardenal, junto con Verónica O’Brien, a quién éste le presentó en marzo de 1960, fueron fundamentales en la vida espiritual del rey Balduino.
Él quería ser mártir
“Él decía que, cuando conoció a Jesús, quería ser mártir. Quería ir a África, a Asia, donde fuera, y morir como mártir. Por supuesto, no podía hacerlo porque sabía que un día sería rey y debía servir a su país. Entonces, decidió ser un santo y un mártir a su manera, desde su posición”, relató uno de sus parientes.
“Y sufrió mucho física, emocional y espiritualmente. Cuando sufría, recuerdo que decía: ‘Gracias Jesús’. Daba gracias porque, a través del sufrimiento, sentía que le estaba ayudando a cargar su cruz”, agregó.
Veía a Jesús en el rostro de las personas
Uno de ellos recuerda que “desde muy temprano Balduino tuvo una relación personal y especial con Dios, dedicando su vida a ver en el otro el rostro de Cristo y especialmente de Jesús abandonado en aquellos que sufrían”.
“El respeto que tenía por cada persona que conocía se debía al hecho de que veía a Jesús en esa persona, sin importar la religión, respetaba a esa persona como un hijo de Dios, viendo a Jesús”.
Afirman que los testimonios de aquellos que le conocieron coinciden en lo mismo: “Vivía el momento presente, él te miraba como si fueras único en el mundo, veía a Jesús en todos”.
Las visitas de Estado terminaban en su capilla privada
La fe de Balduino influyó profundamente en su modo de reinar el país, impactando en sus visitas oficiales y en los políticos que conoció en Bélgica, incluso en situaciones muy difíciles.
“Muchos jefes de Estado y personalidades que venían a reunirse con él, al final, independientemente de su religión o creencias, o de si no creían en nada, terminaban en la capilla privada con el rey. Y estaban orando juntos, o él oraba con ellos. Semejante experiencia, sin duda alguna habrá tocado profundamente el corazón de estas personas”, cuentan sus parientes a ACI Prensa.
Precisan que estas personalidades aceptaban la invitación del rey debido a que “sabían que había algo en ese hombre. Sentías amor emanando de él. Creo que la gente sentía que había algo diferente en la forma en que los trataba. Quizás no lo entendían, pero había algo sobrenatural, él era extraordinario, era fuera de lo común. Incluso, si no eras una persona espiritual o no creías en Dios, sabías que esta persona era especial”.
“Ha habido personas a las que les ha impactado tanto su mirada que, incluso después de años, aún tienen en su corazón la forma en que los miró. Irradiaba amor, el amor de Dios se irradiaba a través de su mirada”.
Destacan asimismo que “siempre promovió el diálogo y la paz, porque oraba mucho, nunca dejó de hacerlo, siempre rezaba frente al Santísimo Sacramento antes de recibir a cualquier personalidad”.
Señalan también que “estaba muy abierto a la inspiración del Espíritu Santo y era muy humilde, fue un instrumento de paz y diálogo en este país, porque tenía la habilidad de unir a las personas por el bien común, algo que no siempre es fácil en una situación política o al formar un gobierno con diferentes partidos”.
“Creo que la gente nunca salía de una audiencia con el rey siendo la misma, algo cambiaba en sus corazones, y estoy segura de que también influyó en la mentalidad política. No dejaba a nadie indiferente. Aunque fuera un rey, al final te sentías a gusto, aunque también era celoso de su intimidad y de su espiritualidad, a lo que él se refería como ‘su jardín secreto’”.
“Me habló de su amor por Dios y eso me marcó para siempre”
Uno de los familiares se emociona al recordar cómo se sintió atraída por él desde que era niña. “No sé cómo explicarlo, pero siempre quería estar a su lado. Y a los 17 años lo entendí, porque me habló de su amor por Dios, y eso me marcó y cambió mi vida para siempre”.
“Fue la primera vez que alguien me habló de su relación personal con Dios, fue muy impresionante, en ese momento entendí por qué me sentía atraída hacia él y fue cuando me convertí, porque sabía que Dios existía, pero no sabía que podía tener una relación con Él, y entendí que era posible… Me lo explicó y me animó a vivir esta fe”.
Destacan que en la familia “todos se sentían atraídos hacia él” y que siempre “trataba de evangelizar desde el respeto, tanto con las distintas personalidades como con nuestra familia. Para nosotros fue un privilegio conocerlo”, añaden.
Uno de los lugares más especiales para el Rey Balduino era “Villa Astrida”, su casa de veraneo en Motril, Granada (España), donde falleció un 31 de julio de 1993 a los 62 años por un ataque cardíaco repentino. “Allí siempre trataba de evangelizar compartiendo su fe, sobre todo durante los veranos, con su ejemplo, con lo que decía y con los grupos de oración que organizaba especialmente con los más jóvenes de la familia”.
Ambos parientes esbozan una sonrisa al recordar su alegría: “Tenía un gran sentido del humor y siempre buscaba hacer disfrutar a la familia. Motril era como un pedazo de alegría, cuando la gente habla de Motril, todos dicen que era un paraíso”.
“Lo que también era especial era poder ir a Misa en la capilla, todos los días, y rezar el Rosario. Había un largo pasillo y podíamos poner todas las sillas para los que querían venir. Siempre la invitación era libre”, señalan.
Subrayan que todos en la familia “fueron tocados de alguna manera” y que, de hecho, varios sobrinos, hoy sacerdotes o religiosas, descubrieron su vocación gracias a él. “Pero muchos de nosotros, con diferentes vocaciones, de alguna manera fuimos transformados”.
La unión “extraordinaria” de los reyes
Sobre el matrimonio de los reyes, afirman que su ejemplo fue “extraordinario”. “Era una pareja muy unida, sobre todo por su ternura, no tenían miedo de mostrarlo incluso con gestos de cariño. Se miraban con tanta ternura, tomándose de las manos, del brazo”.
Recuerdan que a Balduino “no le importaba abrazarla en público y la besaba fuerte en la mejilla y le decía frases como ‘eres la vida de mi corazón y el corazón de mi vida’”.
“Nunca he visto algo como eso. Nunca. Tenían una ternura y un amor espiritual, porque ambos querían servir a Jesús y ambos veían a Jesús en el otro. Eran muy conscientes de que tenían la misión de llevar Jesús a los demás como pareja, desde su posición”.
Un instrumento de Dios a través de sus manos
Durante sus audiencias, visitas oficiales y encuentros con el pueblo, Balduino llegaba a dar la mano a un gran número de personas. Él, al ser consciente de ello, “pedía a Jesús que actuara a través de sus manos”.
“Él quería que la gente conociera a Jesús cuando los saludaba, con el roce de sus manos, así que rezaba para ser un instrumento y poder transmitir a Jesús especialmente al dar la mano, pedía ser un medio para llevar a Cristo al otro”.
Balduino, según explican sus familiares, era consciente de esto, y por eso decía: “Uso mis manos, cuando la gente me toca, para que pueda transmitir al Señor. Y quién sabe, el Señor puede usarlas de diferentes maneras, incluso para sanar o convertir”.
“Él era muy específico en esto. No sé si alguna vez lo sabremos, pero creo que muchas personas se convirtieron y fueron sanadas espiritualmente, emocionalmente, y quién sabe si físicamente, a través de sus manos”, detalla uno de ellos.
El pastor de su pueblo
Recuerdan cómo las personas que sufrían atraían a Balduino “como un imán”, ya que con ellas tenía “una sensibilidad especial, trataba de transmitirles a Jesús, de amarlos y hacerles ver que eran hijos de Dios e inmensamente queridos por Él”.
“Recuerdo especialmente lo mucho que le afectó las víctimas de trata de personas. En el marco de la convención sobre los Derechos del Niño en la ONU, Balduino pudo conversar con personas que le explicaron la realidad de esta tragedia”.
“Él nos dijo, y sé que lo hizo — continúa—, que iba a ver en privado, sin que nadie lo supiera, a personas que estaban sufriendo por esto. El rey acudió a Amberes y se reunió en privado con mujeres que habían sido víctimas de la prostitución y la trata de personas. Fue a verlas para consolarlas, escucharlas, abrazarlas y llorar con ellas”.
Fue una de ellas, de origen filipino, quien compartió su testimonio en el funeral del rey. “Sin embargo, no fue capaz debido a que no paraba de llorar. Ella decía que había perdido a un amigo”.
Destacan que también iba a ver a la gente en cuidados paliativos, moribundos y enfermos, sin avisar a la prensa. “En su casa era igual, recuerdo cuando le escuché decir que iba a ir a ver a la esposa del cocinero, que tenía cáncer. Iba por la noche a verla al hospital”.
“Igual en el Gobierno. Un ministro perdió a su hijo y él fue a consolar a su familia, muy discretamente. “Era el pastor de su pueblo, todo el mundo era importante para él, tal y como le definió el Cardenal Godfried Danneels en la homilía de su funeral”.
La apertura del proceso de beatificación “no fue al azar”
Aseguran que la noticia de la apertura de su proceso de beatificación fue recibida en la familia “con mucha alegría, no podíamos creerlo, es increíble”. El Papa Francisco, añade uno de ellos, “podía tomar la decisión por sí mismo y así ha sucedido. En la familia entendimos también que probablemente fue la mejor decisión y que realmente no lo hizo al azar”.
“¿Cuánto tiempo tomará el proceso? Quién sabe. Eso no está en nuestras manos. Pero ya no podemos retroceder, eso seguro”, afirman.
El día anterior a realizar el anuncio, el 28 de septiembre, se celebró el “Día global para el acceso al aborto legal y seguro”, algo que, aseguran, “probablemente le dio el impulso al Papa Francisco”.
“Decidió hablar muy contundentemente sobre el aborto, con palabras muy duras, que realmente perturbaban a mucha gente y alababan al rey por su postura muy valiente en este asunto”, expresan.
“Recuerdo una anécdota de hace años, cuando un amigo mío tuvo la oportunidad de entregar al Papa Francisco durante una Audiencia General el primer libro escrito sobre el rey por el Cardenal Suenens, Le Roi Baudoin Une Vie Qui Nous Parle (Balduino. El secreto del Rey). Fue hace bastantes años, y al dárselo, el Papa Francisco le dijo: ‘¿Cuánto tiempo van a tardar en hacerlo santo?’”.
Puntualizan además que el Santo Padre conocía la vida y testimonio del Rey Balduino debido a que en Córdoba, Argentina, se encontraba la conocida Clínica Universitaria Reina Fabiola.
Su oposición al aborto: Una decisión tomada con Dios y su conciencia
Uno de los momentos más significativos de su reinado fue cuando, el 3 de abril de 1990, se encontro ante la tesitura de firmar la ley que despenalizaba el aborto en el país.
Remarcan que, a pesar de lo que defiende la mayoría, él no renunció, sino que “el gobierno ideó una solución” en la que el consejo de ministros constataba la imposibilidad de reinar por motivos de conciencia, que se añadió al artículo 82 de la Constitución.
“Tras declarar la imposibilidad de reinar del rey, se refrendó la ley, y luego la cámara de representantes debían votar otra vez si consideraban que la imposibilidad de reinar había terminado”, explican. Por ello, subrayan que “él tomó la decisión aun así y asumió todas las consecuencias”, pues dejó de reinar durante 36 horas.
Recuerdan que “esos días sufrió mucho, ambos sufrieron mucho, porque estaban en una posición en la que no sabían qué iba a pasar, y también porque sabía que el hecho de no firmar la ley del aborto podía traer al país una división todavía mayor”.
Él pedía, añaden, “que le sostuvieran con la oración para tomar una decisión. Pero era plenamente consciente de que la decisión la había tomado con Dios y con su conciencia, algo que fue muy impresionante”.
Recuerdan con emoción cómo aquellos días, una mujer que trabajaba en el palacio de Laeken y que tenía una cita con un médico para practicarse un aborto, “canceló la cita al escuchar lo que había hecho el rey.”
«Él, al enterarse de lo ocurrido dijo: ‘Sólo por esto, ha valido la pena todo lo que he pasado’”.
Defensor de la dignidad de la mujer
Lamentan que haya personas que piensen que, al tomar esta decisión, el rey no tuvo en cuenta los derechos de las mujeres. “Creo que es muy importante establecer la verdad, el rey tenía un respeto enorme hacia la dignidad de la mujer”.
“Lo sé por todas las mujeres que él fue a ver en situaciones difíciles, pero también porque mantuvo reuniones con mujeres de distintos ámbitos, escritoras, científicas, políticas, etc. Era muy consciente del sufrimiento de las mujeres en ciertas situaciones. La parte del aborto fue una decisión tomada con Dios y su conciencia para defender la vida”.
Como ejemplo de su defensa a la dignidad de la mujer, citan una iniciativa que tuvo para organizar una cumbre destinada a promover la mujer rural. “Pidió al Secretario General de las Naciones Unidas organizarla y reunió en Ginebra a casi todas las mujeres jefas de Estado y de gobierno de todo el mundo”.
Reiteran que él tenía “la misión de realmente ayudar a las mujeres a ser respetadas, a salir de la pobreza, a poder escalar socialmente, promover su trabajo…Defendió siempre a la mujer y su dignidad”.
Una vida de santidad
La decisión de no firmar la ley del aborto fue sin duda un episodio que marcó la vida del rey. Sin embargo, subrayan “no es el único que podría usarse para su santificación, porque para dar un paso así, con todas las consecuencias, significa que tienes que haber llevado una vida espiritual increíblemente profunda antes. Fue su vida de oración, su madurez espiritual y su amor a Dios, lo que le preparó, sin saberlo, a tomar una decisión así. No fue algo repentino”.
Destacan especialmente su vida de oración: “Pasaba horas frente al Santísimo Sacramento. Teníamos Misa normalmente temprano por la mañana y, si llegabas antes, él estaba sentado allí frente al Santísimo. Y muchas veces, durante la noche, se despertaba y simplemente iba a la capilla a rezar. Y en Motril también, entrabas a la capilla y él estaba allí. Toda su vida fue un testimonio de Cristo vivo”.
“Como él decía, a lo que tenemos que aspirar es a ser santos. Así que realmente quería eso y trató de vivir esa santidad a lo largo de toda su vida”, añade uno de ellos.
Si llegara a ser reconocido como santo, afirman, “nos gustaría que fuera recordado como el ‘rey pastor’, por su sencillez y humildad. Y que sea un ejemplo para todos los jefes de gobierno y jefes de Estado, como dijo el Papa Francisco”. –