¿Qué Epifanía deseamos? ¿Qué nos espera en el 2025?
¿Y que deseamos para Venezuela?
Javier Duplá sj.:
Epifanía significa manifestación, hacerse visible, revelarse. Se manifestó Dios Niño a los pastores y luego a los magos o reyes o nobles o sabios venidos de Oriente. Lo celebramos el 6 de enero y de niño nos ponían juguetes que esos reyes nos traían. ¿Qué les pedimos que nos traigan ahora? Pero… un momento. Nosotros somos los reyes, nosotros nos traemos lo que queremos. ¿Y qué es lo que queremos? Aquí podemos entrar en un maremágnum de necesidades para el mundo y para Venezuela. Por ejemplo, como muy bien expresa José María Rodríguez Olaizola, S.J. en “La sociedad desesperada”:
“¿Vamos al deshielo de los polos? ¿Cómo afectará las corrientes marinas? ¿El desierto se irá comiendo parcelas fértiles del mundo que ahora conocemos? ¿Estamos desarrollando pautas de producción y consumo sostenibles para el futuro? ¿Subirá la temperatura las próximas décadas? ¿Cuánto? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuáles serán las consecuencias de producirse dicho ascenso? ¿Esto es natural? ¿Es evitable? ¿Es consecuencia de la actividad humana? ¿A quién culpamos?”
El mundo arde por los cuatro costados. Hay guerras en África, Europa y Asia. Los desequilibrios sociales y económicos, el consumismo desenfrenado, el afán de poder de líderes mundiales enfermos, causa miles de muertes. Las nuevas tecnologías pueden distorsionar la esencia misma del hombre. Como dice el papa Francisco en la encíclica Dilexit nos (Él nos ha amado), “tenemos que cambiar la mirada, la perspectiva, los objetivos, y recuperar lo más importante y necesario: el corazón.” Es verdad: si amamos con todo el corazón el mundo cambiará a mucho mejor.
¿Y que deseamos para Venezuela? Como pedimos todos los días en la misa: que los que rigen los destinos de los pueblos protejan la libertad de todos y gobiernen con rectitud y justicia. Ese es el mejor regalo que nos podemos hacer, y que cambiaría nuestra sociedad postrada y decadente en un país como lo quiere Dios. No es fácil darnos ese regalo, pero tenemos que intentarlo con todos nuestros talentos, sabiendo que estamos apoyados por muchos millones de personas que lo sueñan para sus países y para el nuestro. Este enero debe marcar una gran diferencia para la historia de Venezuela. Que así sea con la ayuda de Dios… y de los magos.-