Hace cuarenta años: Caracas

Cardenal Baltazar Porras Cardozo:
El sábado 26 de enero de 1985 a las cuatro de la tarde aterrizó en Maiquetía el avión de Alitalia que transportaba al Papa Juan Pablo II y su séquito. Hasta el martes 29 vivimos inolvidables jornadas bañadas con la gratificante figura y los mensajes llenos de esperanza a los que los venezolanos de todas las tendencias dieron fraterna acogida.
Este año, el 26 de enero cae en domingo. Ocasión propicia para que en todos los templos del país y en particular en la capital se haga memoria viva de aquellas jornadas. Por supuesto Caracas fue la privilegiada, fue la sede de sendos encuentros más allá de la eucaristía que fue el centro de las otras ciudades en las que estuvo el Papa polaco. Haremos memoria de los encuentros tenidos en diversos escenarios en Caracas.
La llegada del papamóvil a Caracas atravesando la avenida Sucre de Catia fue apoteósica. La primera parada, el Palacio de Miraflores para la visita protocolar al Presidente de la República y las altas autoridades nacionales, civiles, militares que se dieron cita en la vieja casona de Misia Jacinta. Hubo un detalle que no pasó desapercibido y fue la exigencia gubernamental que solo estuvieran presentes hombres ya que, fue el argumento usado que, como el Papa y su comitiva no tenían esposa lo mejor era evitar la presencia femenina. El detalle de la persona que le entregó al presidente el obsequio para el santo padre fuera una mujer dio mucho que hablar.
Seguidamente continuamos el recorrido por la Avenida Urdaneta y Andrés Bello rumbo a la Nunciatura Apostólica donde se alojó el papa y su séquito. Hubo allí un breve encuentro con el episcopado venezolano para luego ir a descansar. Por cierto, antes de subir al piso superior de la nunciatura, me preguntó la edad y expresó su extrañeza de que un obispo tan joven fuera el responsable del viaje, asunto nada fácil pues a “los obispos mayores les debe costar recibir órdenes de un joven prelado”, y subió como buen atleta la larga escalinata que lo condujo a la habitación principal con vistas a la calle contigua donde se agolparon muchos jóvenes cantando y dando vivas al papa peregrino.
El domingo 27, se inició muy temprano el trajín de la visita. Un breve encuentro del Papa con la colonia polaca residente en Venezuela, en el Teatro Teresa Carreño para dirigirse al occidente de la capital, al sector Montalbán donde estaba preparada la tarima y la división en parcelas para el millón de personas que se dio cita desde antes del amanecer para participar en la eucaristía. No fue fácil la escogencia de esta cita pues el presidente se opuso hasta última hora en que tuviera lugar la misa en terrenos privados, propiedad de la familia Vollmer, con quien no tenía muy buenas migas el mandatario. Pero, la racionalidad de las comisiones logró se aceptara la escogencia. Nos tocó luchar para algunos de los servicios públicos, como la electricidad, pues no se quería hacer nada que favoreciera a los dueños de aquella inmensa explanada. Posterior a la visita el gobierno expropió aquellos terrenos y emprendió la construcción del complejo de edificios de la urbanización que tomó el nombre de ”Juan Pablo II”. Gracias al sr. Manuel Rodríguez el frente de la tarima se cubrió de un hermoso tapiz de flores y colorido con el equipo humano venido de Galicia, expertos en este tipo de decoración. La orquesta y los grupos corales fue un ensamble de los mejores ejecutantes y voces de las mejores orquestas y coros de la capital. Los servicios de ayuda a la feligresía funcionaron a la perfección y no hubo nada que lamentar. Terminada la eucaristía, el séquito papal se trasladó a la Nunciatura donde saludó al honorable cuerpo diplomático acreditado en Venezuela; compartimos el almuerzo en el que los comentarios fueron muy positivos. Después de un breve descanso, el Papa tuvo un encuentro con el Comité de Relaciones entre Iglesias y Sinagogas establecidas en Venezuela, CRISEV, en las que el rabino Pinchas Brener, su presidente tuvo elogiosas palabras al Papa y a la labor de las diversas denominaciones religiosas establecidas entre nosotros. Pasadas las tres de la tarde emprendimos viaje a Maiquetía para volar a Maracaibo, lo que reseñaremos en otra crónica.
El lunes 28 por la tarde, procedente de Mérida, en el “Falconiano” de Aeropostal regresamos a Maiquetía e inmediatamente en caravana a la catedral para el encuentro con los dirigentes del apostolado seglar y de la misión nacional, el saludo de los delegados de la Conferencia Latinoamericana de Trabajadores, CLAT-CELAM. Hubo que habilitar muchos puestos más en la catedral porque las solicitudes fueron numerosas de gente de los partidos políticos, de personas e instituciones no ligadas directamente a lo religioso, de dirigentes de izquierda que no querían estar ausentes de contactar al Papa. Un claro ejemplo de convivencia ciudadana, de pluralismo y de búsqueda de coincidencias para el bien social del país. Inmediatamente pasamos al Teatro Teresa Carreño. El recorrido por las avenidas aledañas fue apoteósico por la actitud de la gente que se agolpó a lo largo de las calles.
El incansable Pontífice concluyó la jornada con el encuentro en el estadio olímpico universitario de la UCV con los jóvenes, tanto los de movimientos o asociaciones cristianas como los representantes de centros universitarios y grupos juveniles de diversa procedencia. Una muestra más del clima de tolerancia, de intercambio, en el que se mezclaron momentos de plegaria, con testimonios de jóvenes de todo el país.
Caracas, la privilegiada, fue la que contó con mayor número de encuentros con el Papa, además de los grupos y personas que al entrar o salir de la Nunciatura presentaron sus parabienes y escucharon palabras del Santo Padre. El último día del Papa en Venezuela, el martes 29 lo vio despegar de Maiquetía para Ciudad Guayana de donde regresó después de los actos programados en el oriente y sur del país. A las 3.30 de ese marte hubo los actos protocolares en Maiquetía y el despegue para Quito, siguiente etapa del viaje papal a suramérica.
Hagamos memoria viva porque nadie puede saber verdaderamente quién es y qué pretende ser mañana sin nutrir el vínculo que lo une con las generaciones que lo preceden. Hay que seguir el ejemplo que Caracas dio.-
21-1-25