Kulbokas, nuncio en Ucrania: «Me pareció que en la cumbre entre Trump y Zelensky la prioridad no era la paz»
"Cada día más de guerra significa destrucción, cientos y cientos de muertos"

Tras la cumbre en Washington entre el presidente ucraniano Zelensky y el presidente estadounidense Trump, habla el nuncio apostólico en Kiev, el arzobispo Visvaldas Kulbokas: «Cada día más de guerra significa destrucción, cientos y cientos de muertos, sin mencionar las muchas otras consecuencias muy negativas para la población»
«Mi gran esperanza es que, cuando veamos que nada parece conducir al paz, esto empuje a las personas que tienen las herramientas en sus manos a hacer algo, a comprender que así no puede funcionar»
(Agenzia Sir).- «Me parece que lo que faltó el otro día en Washington fue escuchar. Como suele suceder a nivel político, asistimos a un pseudo-diálogo con grandes dificultades para escuchar realmente al otro, imponiendo más bien el propio deseo y la propia visión sobre el otro. Y, sin embargo, se necesita mucha misericordia por parte de Ucrania y de los socios hacia Ucrania».
El nuncio apostólico en Kiev, el arzobispo Visvaldas Kulbokas, habla con el Sir sobre la reunión en Washington entre el presidente ucraniano Zelensky y el presidente estadounidense Trump. El Sir se reunió con él durante un encuentro en Kiev con una delegación del Movimiento Europeo por la No Violencia. «La impresión —añade el nuncio— es que para los políticos es difícil dar prioridad al pueblo. El discurso que escuchamos en Washington se centró en quién debe agradecer a quién y cuánto. Yo diría que en aspectos secundarios, desde mi punto de vista. Por eso, la gran pregunta es: ¿cómo construir la paz y con qué fuerzas? Ciertamente no podemos prescindir de los políticos y cada país, cada político tiene un lenguaje diferente. Siempre es un desafío.
Por eso, se necesita una amplia colaboración entre políticos, entre políticos y el mundo de los medios de comunicación, entre profesionales y el mundo religioso, para que todos juntos podamos construir un lenguaje común. El diálogo no es solo entre Ucrania y Rusia. El diálogo requiere más niveles. Diálogo dentro de cada país, entre las iglesias, entre los creyentes, entre los políticos. La guerra interroga y plantea preguntas a todos. El hecho de que durante más de tres años no hayamos sido capaces de resolver una guerra tan grave y dramática como la que se está viviendo aquí en Ucrania demuestra que en el siglo XXI nosotros, como humanidad, no hemos sido capaces de trabajar y construir la paz».

Especialmente en los últimos días, la diplomacia gira en torno a estos acuerdos sobre tierras raras. Parece que estamos ante la «diplomacia de los precios» y «de los negocios». ¿Qué riesgo tiene una diplomacia planteada de esta manera?
Se entiende, porque la realidad humana también es así. También hay intereses políticos y económicos, así que, siendo realistas, entiendo que no se puedan excluir del todo estos aspectos. Además, a menudo un país ayuda a otro porque tiene intereses. Pero la pregunta sigue siendo: ¿es duradera esta clase de cercanía? En mi opinión, no. Siempre serán estrategias de duración limitada y restringidas a los intereses. Y es precisamente aquí donde las Iglesias y la sociedad civil desempeñan un papel fundamental, porque ponen en el centro a la persona y al pueblo. Siempre me hago esta pregunta: ¿qué y quién tiene prioridad en una guerra? ¿Perseguir los propios intereses o más bien perseguir la paz?
Me pareció que el otro día en Washington, la prioridad no era la paz, aunque en boca de todos estaba la palabra «paz». Por otra parte, tampoco podemos ponernos a criticar. La política también depende de lo que todos nosotros exigimos a los políticos a los que hemos dado nuestro mandato, de lo que hacemos como Iglesias, e incluso del ejemplo y el testimonio que damos.En este momento, tengo más confianza en las personas, en los grupos y en las asociaciones, donde hay un corazón que quiere estar cerca de otras personas. Esta es mi esperanza.

Después de lo que ha pasado en Washington, ¿cómo ve el futuro? ¿Está preocupado?
Sería un eufemismo hablar de preocupación porque es más que preocupación. Cada día más de guerra significa destrucción, cientos y cientos de muertos, sin mencionar las muchas otras consecuencias muy negativas para la población. Mi gran esperanza es que, cuando veamos que nada parece conducir al paz, esto empuje a las personas que tienen las herramientas en sus manos a hacer algo, a comprender que así no puede funcionar.
Todos estamos desnudos ante la guerra. El agresor también está desnudo ante la guerra porque cuando empiezas a hacer la guerra y no hay nadie capaz de detenerte, la guerra se convierte en un problema también para ti.
El domingo 2 de marzo se celebró aquí en Ucrania el Domingo del Perdón según el rito bizantino. ¿Llegará alguna vez el perdón entre los pueblos ruso y ucraniano?
Pedir perdón incluso cuando parece que no hemos hecho nada malo. Esto no significa ser ingenuos. Ciertamente hay procesos que requieren tiempo. En la bula de convocatoria del Jubileo, el papa Francisco nos pidió que observáramos la naturaleza y la naturaleza no evoluciona a saltos. Hay procesos que evolucionan y se necesita mucha paciencia para esperar el resultado de lo que se siembra. Por lo tanto, debemos sembrar una futura reconciliación, pero la sembramos predicando la justicia y la verdad. Respondiendo a la pregunta de cuándo se podrá recoger el fruto de la reconciliación, es difícil de predecir.-
| M. Chiara Biagioni/RD