La Gobernabilidad e Indira Gandhi (2)

Ismael Pérez Vigil
Politólogo
15 de marzo de 2025
He presentado de manera general los rasgos biográficos más importantes de Indira Gandhi, al igual que el concepto de gobernabilidad por el cual me guiaré y también el contexto del país en el que le tocó asumir el poder. Continuaré ahora con una semblanza más personal, política e ideológica y, en una próxima entrega, examinaré los hechos más significativos de sus dos períodos de gobierno, que nos permitan extraer algunas conclusiones.
Para esa semblanza personal, utilizare la entrevista que le hizo Oriana Fallaci en 1972 −cuyos textos estarán entre comillas, a menos que indique otra cosa− y que, como ya mencioné, está publicada en: “Entrevista con la Historia” (Edición en español por Editorial Planeta, 1978, ISBN 978-8408017686).
El ascenso al poder.
Era difícil mantener neutralidad u objetividad frente a una personalidad como la de Indira Gandhi; para muchos, era una persona de poca consistencia ideológica, tendiente al doble juego y a la demagogia, bastante arrogante y cínica. Otros, sin embargo, la veían fuerte de carácter, valerosa y destacaban su practicidad y buen sentido político. Lo cierto es que, a pesar de provenir de una familia dedicada a la política, de haberse iniciado muy joven −prácticamente de niña, a los 13 años− en esa actividad y haber actuado en el gobierno de su padre durante 17 años, su verdadera prueba de fuego en política se dio a partir de 1966, cuando ascendió desde el partido al cargo de Primera Ministra, para gobernar sobre 500 millones de indios.
Su ascenso al poder se produjo, como señalé, por un cúmulo de circunstancias: su prestigio familiar, el haberse desempeñado muy cercana al gobierno de su padre, el haber sido Ministra de Información y Radiodifusión entre 1964 y 1966; pero, sobre todo, por las profundas divisiones en su propio partido, el Congreso Nacional Indio, que ella había presidido en 1959 y ocupado en él diversas posiciones, lo que hizo que un grupo de influyentes líderes del mismo −conocidos como el “Syndicate”− la apoyaran y encumbraran como Primera Ministra, como una solución de compromiso, a la muerte de Bahadur Shastri, pensando que, dada su falta de experiencia política, les permitiría manipularla. Algo que realmente nunca ocurrió.
Idea de la política.
Con respecto a la política, resulta curiosa su opinión sobre la misma, partiendo de una persona que desde niña se involucró en esa actividad e incluso estuvo presa por ejercerla, aunque por corto tiempo. Sobre la política, Indira Gandhi le decía a Oriana Fallaci:
“Hubo un periodo en la vida en que estuve muy alejada de la política, ya no creía en ella… Depende del tipo de política. La que hacíamos durante la generación de mi padre era un deber. Y era bellísima porque pretendía la conquista de la libertad. En cambio, la que hacemos ahora no crea que me vuelva loca ese tipo de política… Después de la independencia me retiré… Volví cuando quedó claro que en mi partido las cosas no marchaban como debían…”
Indira Gandhi no se consideraba a sí misma con ambiciones políticas, a pesar de que se confesaba profundamente política:
“… he dicho que mi padre… [el Pandit Nehru]… no era un político. Yo, en cambio, creo serlo. Pero no en el sentido de estar interesada en una carrera política, sino porque creo necesario lanzarme a fondo para construir una determinada India, la India que yo quiero… Una India más justa y menos pobre y completamente libre de influencias extranjeras. Si creyera que el país marcha ya hacia tales objetivos, dejaría rápidamente de hacer política y de ser primera ministra.”
Es difícil precisar algunos conceptos con respecto a Indira Gandhi, especialmente en lo referido a ciertas posiciones personales y políticas; por ejemplo, ¿era ella religiosa, feminista, populista o socialista? De todos estos calificativos que se han usado para describirla, comencemos por despejar incógnitas por los más sencillos de evaluar.
La Religión para Indira Gandhi.
Es difícil, como dice Fallaci en el relato de su entrevista, tener las agallas para decir que no se cree en los dioses, sino en el Hombre, cuando se gobierna sobre el pueblo de la India, que se considera el más religioso del mundo; pero veamos su posición, con sus propias palabras:
“Es cierto que no frecuento los templos y que no beso a los dioses o cosas por el estilo. Pero si por religión entendemos creer en la humanidad antes que en los dioses, intentar hacer al hombre un poco mejor y más feliz, entonces sí: soy muy religiosa… [para mí]… los problemas de la pobreza, de los derechos del individuo, de los cambios que nos impone la tecnología, esos sí que importan más que la religión…”
Como se puede apreciar, tenía una visión pragmática en materia religiosa y enfatizaba la separación entre política y religión, pues promovía la idea de un estado laico en la India, donde se respetaran las tradiciones religiosas y siempre abogó por la tolerancia y la coexistencia pacífica. Calificaba de “absurdas” y “erróneas” las hostilidades religiosas entre los diferentes grupos religiosos, enfatizando la unidad nacional por encima de las divisiones religiosas, pues
“…las minorías no pueden ser eliminadas de un país… la gente de distinta religión debe vivir junta”.
En sus dos mandatos, un total de 15 años, enfrentó varias tensiones relacionadas con factores religiosos y, en el segundo de sus períodos de gobierno, en 1984, su actuación al ordenar el asalto al Templo Dorado de Amritsar u operación “Blue Star”, contra los militantes disidentes liderados por Jarnail Singh Bhindranwale, llevó a su asesinato por dos de sus propios guardaespaldas, de la religión “sikhs” o “sijs”, secta de la religión Punjab, a la que pertenecía el Templo Dorado de Amritsar, que ella casi destruyó.
El feminismo de Indira Gandhi.
Símbolo o ícono como lo fue −y es− del feminismo, ese tema, sin embargo, no estaba en su foco político de acción y no se consideraba a sí misma como feminista. Cuando Fallecí la interpeló directamente acerca de si se consideraba feminista, su respuesta fue precisa:
“No, nunca. No he tenido necesidad de ello; siempre he podido hacer lo que he querido. Pero mi madre lo era. Juzgaba el hecho de ser mujer como una gran desventaja…”
Y justificaba su posición aclarando, por paradójico que nos parezca hoy en día, que:
“En la India, las mujeres nunca han estado en competición hostil contra los hombres: hasta en el más remoto pasado, cada vez que una mujer ha surgido como un jefe, incluso como una reina, el pueblo la ha aceptado. Como hecho normal y no excepcional. No olvidemos que, en la India, el símbolo de la fuerza es una mujer: la diosa Shakti. Y no solo eso: la lucha por la independencia fue llevada en igual medida por los hombres y por las mujeres”.
Como ya he dicho, Indira Gandhi participó desde muy joven en las actividades de independencia de la India, sufriendo condenas e incluso cárcel por esa actividad; por eso, sus respuestas con respecto al tema son tajantes:
“Trato a la gente como personas, no como hombre y mujer… El hecho de que arrestasen a mi padre o a mi madre, al abuelo o a la abuela, a un tío o a la tía, me habitúa a mirar con los mismos ojos a los hombres y a las mujeres: en un plano de absoluta igualdad”.
Aunque no le avergonzaba admitir que había sido admiradora de Juana de Arco:
“…Sí, es cierto… fue mi sueño desde chiquilla… Recuerdo que inmediatamente asumió una importancia definitiva para mí… Quise sacrificar mi vida por mi país”,
aclaró inmediatamente el tono o a dónde la llevó esa admiración por Juana de Arco.
De lo que sí fue defensora Indira Gandhi fue de la familia:
“Hay que proteger a las familias, hay que proteger a los niños que tienen derechos inalienables y son amados, son curados física y mentalmente, no llegan al mundo para sufrir nada más”;
y se propuso erradicar la costumbre milenaria de traer niños al mundo para servirse de ellos. Por ello, no dudó en hacer enormes esfuerzos para planificar la natalidad, hasta el punto incluso de la esterilización masculina, aspecto que fue parte del llamado “Período de Emergencia (1975-1977)” y muy criticado durante su primer gobierno, que, sin embargo, llevó adelante y defendió:
“…la esterilización masculina es un medio para planificar la natalidad. El medio más radical, más seguro… No encuentro nada malo en esterilizar a un hombre que ya ha puesto en el mundo ocho o diez niños. Especialmente si esto sirve para hacer vivir mejor a estos ocho o diez niños”.
Volveré sobre el tema del “Período de Emergencia”, cuando me refiera con más profundidad a los dos períodos de gobierno de Indira Gandhi.
Indira Gandhi y el populismo.
Indira Gandhi fue siempre una mujer controversial y su estilo de gobernar y sus políticas, algunos analistas las han asociado con el populismo, y aun hoy en día en sectores académicos se discute sobre el tema. Ciertamente, desarrolló políticas de gobierno que buscaban el apoyo popular, en favor de los sectores más pobres, especialmente los rurales. Durante 1971, su eslogan de campaña fue: “Erradicar la pobreza” −“Garibi Hatao” en hindi− y tomó algunas medidas, como veremos cuando analicemos sus gobiernos, −como la nacionalización de la banca y otras industrias− que propendían a reducir la influencia de las élites económicas, sin llegar a un enfrentamiento tajante y definitivo con sectores económicos poderosos. Sus intentos por controlar el poder, aun con esfuerzos de centralización, por ejemplo, durante el llamado “Período de Emergencia (1975-1977)”, durante el cual llegó a suspender garantías, gobernar por decreto y limitar libertades civiles, nunca la llevaron a pretender permanecer en el poder y, como ya hemos visto, siempre declaró su disposición de dejar el poder cuando considerara que sus objetivos estaban cumplidos. A la pregunta de Fallaci sobre esa materia, se expresó de la siguiente manera:
“… no tengo ni la más remota idea del tiempo que permaneceré en el poder y no me importa saberlo; porque no me importa seguir siendo primera ministra. Solo me importa hacer un buen trabajo mientras sea capaz … nada dura eternamente y nadie puede predecir lo que será de mí en un futuro próximo o remoto. No soy ambiciosa. En nada… Los honores no me han seducido nunca y no los he buscado. En cuanto al trabajo de primera ministra, me gusta, sí. Pero no más de lo que me han gustado otros trabajos que he desempeñado de adulta.”
La prueba fehaciente de todo eso es que aceptó, cuando fue el caso, la pérdida de mayoría para formar gobierno y cedió el poder en 1977.
Pero, ciertamente, tenía una gran habilidad para conectarse con el electorado de los sectores populares, especialmente en las zonas rurales, y una gran capacidad para usar símbolos y retórica nacionalista, lo que ayuda a reforzar esa imagen de populista, término que, como ya hemos visto, es un concepto complejo, sujeto a interpretaciones (Ver artículos sobre El Populismo y Luis Bonaparte en https://bit.ly/3VXETzD) y algunos de los defensores de Indira Gandhi alegan que sus políticas estaban movidas por un genuino interés en reducir la desigualdad y fortalecer la soberanía de la India, más que por un mero cálculo político. Ella misma, en la ya mencionada entrevista con Fallaci, lo dice de esta manera:
“Preguntaban –[refiriéndose a los países occidentales]−: cómo es posible hacer funcionar la democracia con un pueblo de analfabetos que se mueren de hambre. Pero con ese pueblo hicimos funcionar una democracia… a través de todos los errores que cometimos nuestras planificaciones tuvieron éxito. …Luego anunciamos que en la India ya no se moriría más de hambre y ustedes respondieron: ¡Imposible! ¡No lo conseguirán! Pero lo conseguimos: hoy en la India, nadie muere de hambre, la producción alimenticia supera con creces las necesidades”.
Conclusión.
Como conclusión de todo lo anterior, Indira Gandhi no puede ser universal o unánimemente clasificada como populista; tampoco podemos decir que en ella el elemento religioso y el feminismo fueran aspectos fundamentales o destacados. Nos queda por examinar su posición con respecto al socialismo y la política internacional, para luego evaluar sus dos períodos de gobierno, lo que haremos en la próxima entrega.-