La Gobernabilidad e Indira Gandhi (3)
El autor analiza la posición de Indira Gandhi con relación al socialismo, el Movimiento de Países No Alineados y su actividad internacional

Ismael Pérez Vigil
Politólogo
22 de marzo de 2025
Concluí la semana pasada −en La Gobernabilidad e Indira Gandhi (2) (ver https://bit.ly/4bQWRvQ)− afirmando que Indira Gandhi no puede ser considerada como populista, a pesar de que la discusión aún persiste en medios académicos. Tampoco podemos afirmar que el elemento religioso y el feminismo fueran aspectos fundamentales o destacados en su enfoque político, aunque el factor religioso tuvo un peso significativo, como veremos, en su desaparición física. En esta entrega analizaré su posición respecto al socialismo y la política internacional, lo que permitirá evaluar posteriormente sus períodos de gobierno, para concluir con algunas consideraciones sobre la gobernabilidad, uno de los objetivos de mi análisis.
Indira Gandhi y el socialismo
La definición ideológica y política de Indira Gandhi es un tema complejo, difícil de encasillar bajo un término específico. Su partido, el Congreso Nacional Indio, al que perteneció toda su vida, que presidió en una ocasión −en 1959− y cuya reorganización lideró en varias de sus crisis, era un partido socialdemócrata, al igual que su padre, el “Pandit Nehru”, con cuyo gobierno trabajó desde 1947 hasta su fallecimiento en 1964. Sin embargo, no es clara su identificación como socialista y, desde luego, tampoco he encontrado indicios que demuestren que fue marxista o comunista.
Retomemos el método de evaluar su posición a partir de la entrevista que le hizo Oriana Fallaci en 1972. Cuando Fallaci, en la entrevista referida, le preguntó si consideraba que sus medidas eran socialistas, su respuesta, un tanto ambigua al principio, la aclaró de inmediato:
“La palabra socialista, sí, porque es la más parecida a lo que yo quiero hacer. Pero también la palabra socialismo tiene hoy muchos significados e interpretaciones. Los rusos se definen socialistas, los suecos se definen socialistas, todos se definen socialistas y no olvidemos que, en Alemania, también hubo un Nacionalsocialismo…”
Sobre el socialismo en sí, fue algo más tajante, aunque conservando cierta vaguedad respecto del tema, de la que siempre se le ha acusado:
“¿Qué significa la palabra socialismo? Justicia. Sí, significa justicia. Significa intentar trabajar en una sociedad más igualitaria… Pero, ¿de qué sirve permanecer ligado a una ideología si a través de ella no se consigue nada?”
E inmediatamente matizaba su respuesta −sobre todo desde el punto de vista de definir su propia ideología− de esta manera:
“Yo también tengo una ideología: no se puede trabajar en el aire, hay que tener fe en algo. Como decía mi padre: hay que tener una mente abierta, pero hay que meter dentro alguna cosa, si no las ideas escapan como arena entre los dedos… El hecho de tener una ideología no significa que esté adoctrinada… Hoy en día no hay que dejarse adoctrinar, ¡el mundo cambia tan de prisa! …”
Hoy en día, no nos sorprende para nada esa última frase − ¡el mundo cambia de prisa! − pues en los últimos 30 años hemos visto suficientes transformaciones en el mundo: desaparición de imperios, aparición de otros, caída y ascenso de totalitarismos. Ahora mismo estamos viviendo lo que algunos denominan, quizás de manera algo precipitada, una especie de cambio de era en materia de redefinición de imperios y de geopolítica internacional. Pero, más allá de cualquier definición ideológica, lo que para Indira Gandhi siempre fue claro es que su objetivo apuntaba a la erradicación de la pobreza en la India:
“…El único punto que, en mí, ha permanecido inalterable a través de los años es que aún haya en la India tanta pobreza. La mayor parte del pueblo no disfruta todavía de los beneficios que debería haberles traído la independencia… No se trataba de echar a los ingleses… siempre dijimos que nuestro anuncio no iba solo contra los ingleses como representantes del colonialismo, sino contra todos los males que había en la India: sistema feudal, las castas, la injusticia económica…”
De igual manera, así como se le acusaba de cierta vaguedad respecto al socialismo, no podemos decir lo mismo sobre su postura frente al comunismo y, específicamente, sobre la posibilidad de una revolución de este tipo en la India. Para Indira Gandhi, la India ya estaba viviendo una revolución desde 1947 y no existía el peligro del comunismo:
“…Las cosas están cambiando aquí: pacífica y democráticamente. El peligro del comunismo no existe. Existiría si hubiera un gobierno de derechas en lugar del mío. Los comunistas crecieron en la India cuando el pueblo pensó que mi partido se desviaría hacia la derecha… El pueblo se ha dado cuenta de nuestros esfuerzos, ahora que ve cómo se resuelven los problemas, los comunistas van perdiendo fuerza…”
Más allá incluso, para ella, militante como lo era de un partido socialdemócrata —el Congreso Nacional Indio—, el Partido Comunista no tenía ninguna oportunidad en la India. De hecho, nunca la tuvo. Su mejor resultado electoral durante los gobiernos de Indira Gandhi, fue el 1967 que no superó el 4,2% y, desde que se dividió en dos facciones, cada una no ha superado el 1,5%. Solo posteriormente, casi 20 años más tarde, en 1996, una de las facciones alcanzó el 5,9% de los votos para el parlamento.
Los No Alineados
No es posible cerrar el tema del socialismo sin hacer una alusión a otro asunto que guarda una relación más o menos directa, al menos en lo que respecta a la pertenencia a uno u otro bloque de poder en el mundo, tras la Segunda Guerra Mundial. Y es que Indira Gandhi, y en general los gobiernos de la India, siempre destacaron por su participación en el Movimiento de los Países No Alineados (MPNA).
Como sabemos, el MPNA fue formado en 1961 por la India, Egipto, Indonesia y Yugoslavia, con el objetivo de establecer una posición neutral en el marco de la Guerra Fría. Jawaharlal Nehru, el padre de Indira Gandhi, tuvo una participación muy activa en su formación y desarrollo. Hoy en día, el movimiento cuenta con más de 120 miembros y representa a más de la mitad de la población mundial. La afiliación y actividad de la India, que Indira Gandhi mantuvo de manera militante durante sus mandatos, permitió al país diferenciarse de las naciones occidentales, especialmente de la esfera de influencia de los Estados Unidos y Europa. Al mismo tiempo, la India se acercó a los países socialistas, aunque sin someterse completamente a su influencia, a pesar de haber firmado tratados con la Unión Soviética. Así definía Indira Gandhi esos tratados y su participación en los No Alineados:
“…El tratado no cambia nada. No nos impide ser amigos de otros países, como en efecto lo somos… Continuamos tomando nuestras decisiones sin preocuparnos de si les gustan o no a la Unión Soviética, a China, a Norteamérica, a Francia o a quien sea… ¿Qué es el no alineamiento? Significa que no pertenecemos a ningún bloque militar y que nos reservamos el derecho de ser amigos de quien nos plazca, independientemente de la influencia de cualquier país… Yo no veo el mundo dividido entre derecha e izquierda… Tengo algunos objetivos. Son los mismos que tenía mi padre: dar a la gente un nivel de vida más alto, terminar con la lacra de la pobreza, eliminar las consecuencias del atraso económico…”
Actividad internacional.
Aparte de su actividad con el MPNA, durante los gobiernos indios desde la independencia en 1947 −pero sobre todo Indira Gandhi hasta su muerte en 1984− desarrollaron una intensa actividad internacional; en el caso de Indira Gandhi en parte debido al conflicto bélico con el Pakistan, el de 1971, que la llevo a viajar por una buena cantidad de países para explicar su posición en el conflicto; pero también debido a que la India −incluso antes y durante sus mandatos, después de la independencia del Reino Unido− recibió la visita de importantes presidentes y jefes de Estado de países socialistas, como Josip Tito, Fidel Castro, Nikita Khrushchev, Alexei Kosygin, Leonid Brézhnev y Yuri Andrópov, entre otros. Pero, de igual manera, también recibió la visita de líderes occidentales importantes, tales como los franceses: Georges Pompidou y Valéry Giscard d’Estaing; los norteamericanos: Dwight D. Eisenhower, Richard Nixon y Jimmy Carter; y los británicos: Harold Wilson y Margaret Thatcher, quien además asistió al funeral de Indira Gandhi. Al reseñar sus gobiernos, mencionare de nuevo este tema.
Conclusión.
Vivimos una era de gran complejidad, muy propicia para quienes buscan confundir o ignorar diferencias que los eximan de pensar y razonar. Esto es especialmente evidente en nuestros tiempos de exacerbación ideológica, donde todo aquel que hable de justicia, pobreza, igualdad, etcétera, es considerado socialista, comunista o marxista. En el caso de Indira Gandhi, el problema parece radicar en que algunas de las políticas implementadas por su gobierno y el de su padre, Nehru, desde la independencia del país, son vistas por muchos como reflejo de tendencias socialistas. En la próxima entrega, analizaremos cuáles fueron esas políticas −al menos en los dos gobiernos de Indira Gandhi−, y las enseñanzas que nos dejan desde el punto de vista de la gobernabilidad.-