Iglesia Venezolana

Vida consagrada en Venezuela

Mons Ovidio Pérez Morales:

El título de este artículo es igual al del documento respectivo (el quinto, VCV)) del CPV. En el Vaticano II esta temática es objeto de tratamiento específico en el capítulo VI (Los Religiosos) de la Constitución Lumen Gentium y en el Decreto Perfectae Caritatis. En las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, del planteamiento simple en Río de Janeiro de Religiosos y Religiosas (34-41) se llegó al matizado de consagrados y consagradas de Aparecida (DA 216-224). En esto el Código de Derecho Canónico de 1983 (Parte III) introdujo elementos que matizan la diversidad de los “consagrados” dentro del conjunto esquematizado en la tradicional tríada de clérigos, religiosos y laicos. Por lo demás, subraya la división bipartita en la Iglesia, por “derecho divino”, de los estados fundamentales clerical y laical.

De lo común a lo específico. Lo peculiar de la vida consagrada lo trata el CPV en el marco de la bella y exigente naturaleza y vocación eclesiales: “La Iglesia, Pueblo de Dios, está formada por los bautizados que por su consagración bautismal, constituyen un Pueblo de sacerdotes, profetas y reyes. Tienen como referencia de vida el seguimiento de Jesús y aceptan como misión anunciar el Evangelio siendo testigos de Cristo resucitado” (VCV 1).

En su introducción el documento conciliar define a los consagrados como “hombres y mujeres que un día sintieron la llamada de Dios y, dejándolo todo, lo siguieron (…); que durante un tiempo fuerte, se prepararon y formaron, y un día fueron aceptados definitivamente al servicio de un carisma, admitidos por la Iglesia como consagrados/as, para siempre” (VCV 3).

En el Ver del documento se hace un breve recorrido de la “historia por recordar” de la vida consagrada en el país, en la cual un capítulo particularmente significativo fue la extinción y el recomenzar en el cruce de siglos XIX y XX; particular interés revisten también los nuevos escenarios y desafíos en los actuales tiempos.

De especial importan es lo que el documento expresa justo en lo que puede estimarse su conclusión, a saber, la invitación a un genuino profetismo: “La vida consagrada, que nació como contraste de un mundo cuyos valores no son los del Evangelio, debe ser hoy profecía de la esperanza y espacio de diálogo, al mismo tiempo que instancia crítica que busca la reforma de las costumbres, de estilos y hasta de leyes en desacuerdo con el Evangelio. Ambas cosas deben hacerla con su característica de humildad, paz y constancia” (VCV 130).

El CPV pide a los consagrados buscar “la fidelidad creativa a lo más profundo de lo que significan en cuanto memorial de Dios y su Reino. Como parábola de otros destinos y valores deben concretar en cada caso este contraste y así ser memoria en cada situación histórica de Dios sumamente amado, de una Iglesia servidora siempre en camino, y de la posibilidad de una humanidad mejor” (VCV 131).-

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