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Un cardiólogo italiano estudia los milagros eucarísticos con métodos científicos

El Dr. Franco Serafini, especialista en cardiología, ha dedicado años a investigar milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia. Aplicando técnicas forenses, descubrió datos sorprendentes que refuerzan la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía

El Dr. Franco Serafini, nacido, educado y residente en Bolonia, Italia, lleva una vida sencilla junto a su esposa y sus dos hijos. Cada día, si el clima lo permite, recorre en bicicleta el trayecto hasta el hospital rural donde trabaja como cardiólogo. Sin embargo, en 2015, su apacible rutina se vio alterada por un descubrimiento que cambiaría su vida.

Movido por un interés médico-científico, el Dr. Serafini comenzó a investigar una serie de milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia Católica. Al adentrarse en el tema, se preguntó: «¿Cómo puede ser esto? ¿Nuestro Señor reveló su presencia física en la Eucaristía y permitió que la medicina forense realizara investigaciones médicas en él mismo? ¿Los científicos de CSI realmente describieron su Carne y Sangre y nadie habló de ello?». Fascinado por esta posibilidad, decidió recopilar en su tiempo libre toda la evidencia clínica disponible, trabajo que culminó en su libro Un cardiólogo examina a Jesús (Un cardiologo visita Gesù).

Investigación científica al servicio de la fe

Cinco casos de milagros eucarísticos, avalados por la Iglesia, han sido sometidos a estudios con métodos propios de la medicina forense y la policía científica. Estos análisis solo se llevan a cabo tras recibir la autorización del obispo local, permitiendo el sacrificio de una diminuta muestra del fenómeno para su estudio.

El doctor señala que estos fenómenos no sólo implican la aparición de carne y sangre de manera inexplicable, sino también su preservación milagrosa a lo largo del tiempo. En el caso de Lanciano, Italia —el primero que estudió—, destaca que una doble reliquia de carne y sangre permanece incorrupta desde hace más de trece siglos, sin la ayuda de ningún tratamiento químico.

Vida y muerte coexistiendo en los tejidos

Uno de los hallazgos más sorprendentes es que los tejidos extraídos muestran características que desafían la lógica médica. «Estos milagros eucarísticos son especiales… En los tejidos encontramos signos tanto de muerte como de vida. Esto no es normal en esta Tierra, donde las cosas o están muertas o están vivas», explica el Dr. Serafini. Destaca que, incluso años después, se han observado glóbulos blancos en perfecto estado de conservación, algo que la ciencia no puede explicar.

El corazón como mensaje simbólico

Otro dato revelador es que en todos los milagros analizados, el tejido encontrado pertenece al corazón. «El corazón se repite en los cinco casos que he estudiado. Este órgano tiene un valor simbólico muy importante. ¡El autor de estos milagros eucarísticos conoce a los hombres y quiere darles un mensaje!», afirma.

Marcas de electrocución y la resurrección

Los estudios también revelaron huellas de electrocución en los tejidos. Consultados expertos mundiales en este tipo de lesiones, el Dr. Serafini señala que «expertos mundiales en electrocución me señalaron que podían ver en las imágenes que se publicaron las mismas marcas que se encuentran en las personas que han sido electrocutadas». Esto añade una dimensión aún más profunda al misterio, ya que remite a las teorías sobre el fenómeno electromagnético que pudo haber originado la impresión de la Sábana Santa de Turín. Según Serafini, «habría sido necesaria la energía de todas las centrales nucleares de Francia concentrada en el cuerpo de este hombre, pero sólo durante un tiempo extremadamente corto para impedir que la tela ardiera», sugiriendo un fenómeno sobrenatural asociado a la resurrección.

La misteriosa coincidencia del grupo sanguíneo

Finalmente, uno de los descubrimientos más intrigantes es la coincidencia en el grupo sanguíneo hallado en todos los casos estudiados: el grupo AB. «Cuando lo buscamos, siempre encontramos el mismo grupo sanguíneo», afirma el cardiólogo, destacando que este mismo grupo se detecta también en la Sábana Santa y en la Túnica Santa de Argenteuil. Teniendo en cuenta que solo el 5% de la población mundial posee este tipo sanguíneo, la repetición constante de esta característica descarta la posibilidad de un fraude, especialmente si se considera que el conocimiento de los grupos sanguíneos recién surgió en 1900.

Para el Dr. Serafini, la ciencia forense moderna no hace más que confirmar un misterio que lleva siglos desafiando toda explicación humana.-

(Portaluz/InfoCatólica)

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