Un antiguo satánico se convirtió en apóstol del Rosario
Bartolo Longo fue un sacerdote satánico, pero gracias a las oraciones de su familia, volvió a la fe y se convirtió en un firme defensor del Rosario

Mientras que muchos santos se mantuvieron fieles a Dios durante toda su vida, Bartolo Longo, que pronto será canonizado, fue exactamente en la dirección opuesta. De hecho, parece que se alejó de Dios todo lo que puede alejarse una persona al ser «ordenado» sacerdote satánico.
Dirigía sesiones de espiritismo, experimentaba con drogas e incluso participaba en orgías.
Entonces, una noche oyó la voz de su padre muerto que le gritaba: «¡Vuelve a Dios!». Esto le llevó a emprender un viaje de regreso a la Iglesia católica, aferrándose a la Santísima Virgen María.
El Papa Francisco aprobó recientemente su causa de canonización, que le llevará a ser reconocido como «santo.»
Apóstol del Rosario
Meg Hunter-Kilmer explica en un artículo para Aleteia cómo, «limpio y consagrado, Bartolo visitó una última sesión de espiritismo. Entró, levantó un rosario y exclamó: ‘Renuncio al espiritismo porque no es más que un laberinto de error y falsedad'».
Longo ingresó en los dominicos y tomó por nombre Hermano Rosario.
El Papa Benedicto XVI elogió a Longo por su devoción al Rosario en una visita a Pompeya en 2008:
«Antes de entrar en el Santuario para rezar el Santo Rosario con vosotros, me detuve brevemente ante la tumba del Beato Bartolo Longo y, rezando, me pregunté: «¿Dónde encontró este gran apóstol de María la energía y la perseverancia que necesitaba para llevar a término una obra tan impresionante, hoy conocida en todo el mundo? ¿No fue en el Rosario, que aceptó como un verdadero don del Corazón de Nuestra Señora?». Sí, ¡así fue realmente!»
Longo amaba el Rosario, pero lo veía más como una conversación con María que como una larga lista de oraciones.
El Papa Benedicto XVI explica cómo veía Longo el Rosario:
«A este propósito, quisiera citar un hermoso pensamiento del beato Bartolo Longo: ‘Así como dos amigos, frecuentándose, tienden a desarrollar hábitos semejantes -escribió-, así también, manteniendo familiarmente la conversación con Jesús y con la Santísima Virgen, meditando los misterios del Rosario y viviendo la misma vida en la Sagrada Comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra bajeza, semejantes a ellos y podemos aprender de estos modelos supremos una vida de humildad, pobreza, ocultamiento, paciencia y perfección».
Puede que el beato Bartolo Longo se alejara de María en los primeros años de su vida, pero acabó corriendo con todas sus fuerzas de vuelta a sus amorosos brazos, sin abandonarlos nunca durante el resto de su vida.-
Philip Kosloski – publicado el 27/05/25-Aleteia.org