Entrevistas

«Les doy órdenes a las legiones inmundas en el nombre de Jesús», dice esta religiosa

Angela Musolesi, ayudante durante 28 años del famoso exorcista Gabriele Amorth, visita Madrid

«Les doy órdenes a las legiones inmundas en el nombre de Jesús, con un tono de voz alto, vigoroso, con mucha energía y decisión», explica la religiosa Angela Musolesi, nacida en 1954.

Son órdenes sencillas: básicamente, ordena a los demonios que dejen de molestar a tal o cual víctima, que vuelvan al infierno y se queden allí.

Esta religiosa franciscana colaboró durante 28 años con el padre Gabrielle Amorth, veterano exorcista de Roma, hasta que él murió en 2016. Le ayudó en exorcismos y en oraciones de liberación, escribieron juntos 3 libros como coautores y se considera, con su asociación Hijos de la Luz (fundada un año antes de morir Amorth) la guardiana de su legado y de su estilo de hacer las cosas, que a veces choca con el de otros exorcistas y el de algunos obispos.

Ahora publica en español Tú eres mi ruina (en ediciones San Pablo, la editorial de los paulinos, la congregación de Amorth). Son 250 páginas de testimonios, ideas para hacer oración de liberación con laicos, defensa del papel de los laicos en este ministerio y de su derecho a usar las órdenes o mandatos. También crítica a exorcistas «ingenuos» que se dejan «engañar» por demonios que logran pasar desapercibidos.

Ella insiste: hacen mal en los seminarios cuando dicen que las posesiones son muy pocas, y hacen mal los exorcistas que recitan sin pasión ni fuerza el exorcismo.

Musolesi difunde su libro con el «know-how» del padre Amorth y firma ejemplares en la Feria del Libro de Madrid, en la caseta 283, de la Editorial San Pablo, el sábado 31 de mayo por la tarde, entre las 18:30 y las 20:30 horas.

Tú Eres Mi Ruina, el libro de Angela Musolesi con las enseñanzas del padre Amorth y casos posteriores a su muerte

Tú Eres Mi Ruina, el libro de Angela Musolesi con las enseñanzas del padre Amorth y casos posteriores a su muertesan pablo

Testimonios terribles de posesiones

Angela Musolesi es de espiritualidad franciscana y carismática, le gusta cantar alabanzas y su libro empieza hablando de la alegría y el gozo de Dios. Pero el resto del libro son testimonios terribles de maldiciones, posesiones, daños inexplicables, acoso y derribo.

Musolesi en su juventud estuvo alejada de la fe, era funcionaria y jurista, encargada de una revista de temas administrativos, con algunas condecoraciones importantes.

Puede leerse su biografía (un poco desordenada) aquí.

En 1985 empezó a ir a un grupo de Renovación Carismática en Roma y su fe creció. «En ese grupo vi la importancia del Espíritu Santo. Empecé a invocar al Espíritu Santo cada día, cantando, y así empecé a cambiar», explica a ReL.

Una «bajada muy fuerte del Espíritu»

En 1989 era voluntaria de prisiones. En 1990 experimentó un fenómeno místico intenso, «una bajada muy fuerte del Espíritu Santo» al que atribuye unos dones carismáticos «muy particulares» que luego le han servido en el ministerio de liberación. «Decidí ser esposa de Cristo», explica.

Empezó a librarse de todas sus propiedades, al estilo franciscano, regaló sus joyas y bienes terminando ese proceso en 1992. En 1994 entró en la Orden Franciscana Seglar (fraternidad de los Frailes Menores de San Antonio, Roma). Durante años se centró en acoger a los pobres. «Incluso conocí a la Madre Teresa de Calcuta», detalla.

Al padre Amorth lo conoció en un retiro carismático de una comunidad que ayudaba al sacerdote en sus exorcismos. Un hombre contó un testimonio: durante el exorcismo había escupido unos dientes al suelo, se le había hinchado el vientre… «Quise saber más de esas cosas», explica a ReL.

Detalla que los dos venían del mundo del Derecho y la Judicatura. «Y eso hace que estés más atento a las palabras, las de Dios y la del demonio, prestas atención a todo, eso ayuda en exorcismos», afirma.

Laicos que liberan increpando al demonio

Musolesi está en campaña para promover las oraciones de liberación a cargo de laicos y con orden o mandato (imprecación directa al demonio: «vete, te lo ordeno»).

«Jesús dijo ‘los que creen en mí, expulsarán demonios’, no dijo que lo hicieran solo sacerdotes», explica.

Una cosa son los exorcismos (que sólo puede hacer un sacerdote por encargo del obispo) y otra las oraciones de liberación (que pueden hacer laicos). Los laicos también ayudan en exorcismos agarrando al afligido por los hombros o piernas para que no haga gestos violentos. También ayudan rezando, por ejemplo, con letanías de santos. En su grupo piden la intercesión celestial de la Virgen, el Padre Pío, Santa Gema Galgani, el padre Amorth y su maestro, el padre Cándido Amantini, pasionista. También invocan la sangre de Jesús y usan imprecaciones, órdenes al demonio.

El documento de 1985

El tema es polémico. Un famoso documento de 1985 del cardenal Ratzinger sobre «oraciones de exorcismos» parece decir que los laicos no pueden dirigirse al demonio en ningún caso, ni en exorcismos ni en oraciones de liberación.

Pero Musolesi matiza (hablando con ReL y también en el libro): la norma de 1985 «prohíbe interrogar a los demonios y preguntarles quiénes son, y otras preguntas extrañas. Pero por la experiencia que he adquirido, digo que no hay ninguna necesidad de preguntarle nada, porque durante la oración, si verdaderamente se hace en el nombre de Jesús, con cierto vigor, con imperiosidad, el diablo se perturba tanto que reacciona de alguna manera, a veces casi imperceptible, o con muecas, en la frase en la que se menciona el nombre de la malvada Legión que actúa. La competencia y la técnica adquiridas nos permiten comprender quién está ahí y qué pasó. Pero casi nunca sucede la primera o las primeras veces que se reza».

En el libro, la religiosa insiste: «en ningún documento del magisterio petrino se prohíbe o condena la oración con orden directa al diablo. Solo después de la muerte del padre Amorth se alzaron algunas voces disidentes sobre la posibilidad de que cualquiera pueda orar para dar órdenes al diablo».

Y enumera casos: sin ser exorcistas, realizaron liberaciones Catalina de Siena, San Leopoldo Mandic o San Benito, recuerda. El mismo San Francisco, que solo fue diácono, envió al hermano Silvestre, laico, con instrucciones de que «mande a los demonios, por obediencia, que salgan pronto».

A los laicos y curas que se dediquen a esto les pide que invoquen cada día al Espíritu Santo, «que el demonio lo teme», y que lo invoquen con fuerza.

Ángela Musolesi en la librería San Pablo de la calle Jacinto Benavente de Madrid con su libro Tú Eres Mi Ruina

Ángela Musolesi en la librería San Pablo de la calle Jacinto Benavente de Madrid con su libro Tú Eres Mi RuinaPablo J. Ginés / ReL

Pide seguir las ‘recetas’ de Amorth

Musolesi se queja de que la Iglesia hoy (y muchos exorcistas) no siguen las recetas del padre Amorth, al que hay que reconocer al menos haber atendido miles de casos y ser discípulo de otro veterano, el padre Cándido.

«La herencia de Amorth son sus enseñanzas, su formación de discípulos, su mente, muy abierta. Publicó muchos libros muy leídos. Pero ahora en Italia, en la TV de los obispos, no transmiten sus enseñanzas porque decía que cualquier bautizado puede dar órdenes [de expulsión] al demonio».

Preguntamos si conoce a Neal Lozano, católico norteamericano, autor de Liberado: Una Guía Práctica para la Liberación, que defiende posturas similares (laicos en liberación, mandatos directos, etc…). Nos dice que ni le suena el nombre.

Musolesi y sus Hijos de la Luz organizan retiros y encuentros «según las enseñanzas de Amorth», a los que invitan a cardenales y obispos, para intentar convencerlos. Musolesi insiste en que valorar el papel de los laicos en este ministerio, como en muchos otros.

La Asociación de Exorcistas ¿se replantea cosas?

Le preguntamos por la Asociación Internacional de Exorcistas fundada en 1994 por el mismo padre Amorth. Musolesi, que ni la menciona en su libro, responde que hoy hablan en contra de cosas que Amorth defendía, como el uso de mandatos directos (imprecaciones a demonios), también por laicos o religiosas. «Quizá es por envidia. Y no tienen base teológica. Pero ahora empiezan a hablar con más prudencia, antes eran más tajantes», detalla, sobre esta asociación.

Si a Musolesi le preguntan cuántos poseídos ha conocido, o cuantas personas ha atendido en liberación, etc, si se le piden números, se niega a concretar. «Muchos», dice. No concreta si cientos, miles o decenas, aunque se le insista.

Pero en otras ocasiones sí habla de números, como cuando el libro dice que hoy se ven 3 veces más personas afectadas por la acción demoníaca que en los años 90.

Lo cierto es que a sus grupos de Hijos de la Luz van los que otros exorcistas consideran que «no tienen nada». «Casi toda la gente que nos viene nos dice: ‘fui al exorcista y me dijeron que no tengo nada'», protesta. Y muchos sí que tienen algo.

«Hay muchos más casos de los que dicen en la AIE. Ellos, si en un primer examen no detectan nada, ya dicen ‘no tienes nada’. Pero una sola vez no basta, ya lo decía el padre Amorth. A veces pueden pasar meses y meses hasta que se hace evidente y el demonio habla», explica. Cuando se convencen, vuelven a llamar al exorcista.

De nuevo, aunque no tiene estadísticas, Musolesi considera que «en estos momentos los matrimonios y sacerdotes son los más golpeados por el demonio«. Especialmente previene de la acción demoníaca que busca «oscurecer la inteligencia y la capacidad de decisión».

Cuenta el caso de una monja de Roma, que fue al exorcista de Roma y lo único que le dijeron fue «rece usted a la Virgen». Su superiora acudió a otro sacerdote y a Musolesi, la franciscana oró con una orden de mando, ordenó al demonio que se fuera «y se fue de golpe. Pero nuestro sacerdote luego la acompañó un año y medio con oración por teléfono».

Orar por liberación en Google Meet

Cuando uno lee Tú eres mi ruina, recuerda a  Habla un exorcista, el clásico de Amorth de los 90, con sus brujos, maleficios, etc… Pero ahora hay un añadido: Internet y las oraciones de liberación online y por Zoom.

«Sí, hacemos oraciones de liberación por Google Meet, Internet puede ayudar. En contra, es cierto que cualquiera puede escribir tonterías y falsedades sobre estos temas u otros. Hay gente que publica que «el padre Amorth dijo tal o cual cosa’, y no lo dijo», advierte.

Musolesi propone algo que, por lo que ella sabe, no existe en ningún sitio: una escuela de exorcistas, una por país, con exorcistas veteranos y también laicos.

Actualmente, sólo existe el curso de la universidad Regina Apostolorum en Roma. «Es un encuentro de dos semanas donde se cuentan experiencias, no es de verdad una escuela de exorcistas», dice Musolesi.

Mateo La Grua, exorcista franciscano y amigo del padre Amorth, tenía ya localizado un local y un terreno para hacer una escuela de exorcistas, pero lo bloquearon los obispos italianos, le dijo a la religiosa.

Formar a exorcistas novatos y a laicos

El caso es que el Papa Francisco pidió que cada diócesis tuviera su exorcista, y en los últimos 12 años se han nombrado muchos exorcistas novatos. Cada uno de ellos atiende con solicitud personas afligidas por sectas o adicciones, pero casos de acción demoníaca no tienen muchos. Y ¿cómo pueden formarse? La religiosa, ahora mismo, sólo puede proponerles que lean los libros de Amorth, los suyos o que conozcan el servicio de Hijos de la Luz.

Musolesi insiste: la Iglesia debe enseñar a los laicos normales, a los padres y madres de familia, a protegerse, orar por liberación en casa, orar por sus parientes y seres queridos, «sin esperar al santón o carismático de turno… ¡no hay ningún peligro en rezar oraciones de liberación!».

Pero ¿y el peligro de atribuir al demonio cosas que tienen otro origen, incluyendo la propia debilidad y pecado de cada uno? Ella se encoge de hombros: «Ese peligro siempre existirá. ¿Y qué? Aún así, enseñar a la gente a orar con fuerza por sus hijos, parientes, etc… incluso con una fotografía, en la distancia, no hace daño a nadie».

Con todo, sí que ve algunos peligros, sobre todo cuando hay laicos que se acercan a estos temas con supersticiones. «Por ejemplo, creen que van a hacer ‘liberación’ con ritos heredados de su tradición popular, con los posos del café, con agua y aceite y el signo de la cruz, ritos supersticiosos de su región, por ejemplo. Lo que sí hay que hacer es orar por liberación e invocar cada día al Espíritu Santo, incluso cantando». –

Pablo J. Ginés

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