Opinión

Una foto actual del Cooperativismo 

Con la reafirmación cooperativa desde la Doctrina Social de la Iglesia por el novísimo papa León XIV, los tiempos que corren sugieren como imprescindible desempolvar el brillo propio pero fecundo de un auténtico Sector Cooperativo, recuperando y sanando gradual y paulatinamente cuanto de ello fuera necesario

Roberto Fermín Bertossi:

Sus realizaciones como artífice del desarrollo rural y urbano, son irrefutables a lo largo y a lo ancho del tiempo y las geografías humanas. Entre tantos otras, desde hace más de un siglo (Cooperativas de Pigüé como “El progreso agrícola (1898) o en la localidad bonaerense de Punta Alta y su primera cooperativa de electricidad (1926); campesinos, agricultores, tamberos, usuarios de servicios vitales (vg., agua potable, energía eléctrica rural, transportes, (telefónicas, redes, cable, televisión, drones e internet), logística e infraestructura secundaria y terciaria; consumidores de alimentos e insumos para satisfacer necesidades físicas básicas, trabajadores independientes, adultos mayores (casas hogares y refugios cooperativos con el ejemplo admirable en Macachín, La Pampa); cuentapropistas, titulares de artes u oficios, personas sin vivienda, sin trabajo o sin condiciones de ahorro y crédito bancario, dan buena cuenta de ello.

Las dificultades, subestimaciones y reproches por las que pasaron algunas cooperativas, así como lo vetusto (52 años de antigüedad) de su legislación de facto actual (20.337/73), ello no debiera impedirnos reconocer la importante función que desarrolla y cumplimenta la dinámica cooperativa y admitir que aún así, puede ser un modo probadamente exitoso de afrontar con criterios de solidaridad los grandes retos actuales, pero con dignidad e igualdad, básicamente los inconmensurables desafíos de un colapso ecológico y/o la potencialidad autodestructiva de la inteligencia artificial o fenomeno de ghiblización mediante IA, conforme las últimas advertencias de Thomas Piketty y Yuval Noah Harari  (Nexus) o Tomas Piketty

A propósito, un referente del cooperativismo nacional como Ercole Felippa del Grupo Manfrey, recientemente y  analizando las características del cooperativismo actual en la Ronda de negocios audiovisual de La Voz del Interior admitía que “El cooperativismo del siglo 21 tiene que estar adaptado a los nuevos tiempos, no concebido tal cual lo hicieron nuestros padres y abuelos. Sigue siendo una excelente herramienta de gestión empresarial con un alto contenido social, clave principalmente en el interior y en la actividad primaria. Si vemos en el mundo la industria láctea, las más grandes sea en Estados Unidos u Oceanía son empresas cooperativas con una legislación acorde a los nuevos tiempos, donde hay una apertura de capital, donde un interesado pueda invertir en una cooperativa, pero con una legislación moderna”, reconociendo que “hay malos ejemplos de cooperativas o pseudo cooperativas disfrazadas de activas que generan ruido”

Pero, ¿Acaso descalifican al mundo de la economía de mercado a pesar de la ingente cantidad de quiebras empresariales de “intermediarias” financieras o estafas piramidales seriales o seudo mutuales mesas de dinero; de concesionarias de automotores, de desarrolladores inmobiliarios, etc., como la violación de los derechos de sus trabajadores que se dieron y continuan dando con mayor virulencia, opacidad y perjuicios humanos en muchas de esas empresas lucrativas, con la excusa de alguna crisis económica, política o de algún episodio ecologico o tal?

Con relación a desarrollos inmobiliarios, podemos advertir que el sector cooperativo no está blindado ni a salvo de eventuales esquemas Ponzi disfrazados en seudo cooperativas de vivienda u otras; digamos se trata de estar atentos cuando sobreabunda costosísima publicidad (no autorizada estatutariamente y a cargo de los asociados), cuando no se reúnen delegados representantes de más de cinco mil asociados o porque ilegalmente aún no fueron elegidos o porque ilegal e ilegítimamente, no se convocan tales asambleas cooperativas específicas; pero puntual y centralmente cuando aparecen caricaturas o simulacros de métodos de ahorro mediante múltiples y diversos aportes y entregas de improlija y atemporal cuotificación, sea en dinero, valores, tierra, materiales de construcción u otros. Tal el caso hipotético de cien o mil asociados que reciben finalmente su servicio cooperativo de solución habitacional, pero sostenidos por otros mil o diez mil que aún con todos sus aportes y por años, vienen aportando y esperando por el suyo; sin sorprendernos si en esos casos logramos observar en más de un ejercicio económico cooperativo,  que son menos los beneficiarios y más, muchos más los aportantes.

Entonces, con los cuidados y recaudos del caso, con la reafirmación cooperativa desde la Doctrina Social de la Iglesia por el novísimo papa León XIV, los tiempos que corren sugieren como imprescindible desempolvar el brillo propio pero fecundo de un auténtico Sector Cooperativo, recuperando y sanando gradual y paulatinamente cuanto de ello fuera necesario (¿Ministerios de Cooperativas e Inaes?), en razón de su comprobada categoría de  valioso subsistema económico complementario y convergente que, integrado plenamente en el mercado, viene trabajando secularmente agregando, integrando y multiplicando los intereses individuales de los asociados en pro de un interés común.

Finalmente, cómo podríamos no mencionar sin envalentonar a sus verdugos, que en materia de básicos servicios públicos esenciales, hay cooperativas de menor dimensión que exhiben un sólido y esforzadisimo desempeño positivo en áreas más restringidas, menos pobladas, alejadas geográficamente o inhóspitas, pero no por ello menos importantes porque al fin y al cabo, “Lo pequeño es hermoso” de E. F. Schumacher;  inspirado no solo en una frase de su maestro Leopold Kohr sino en la sabiduría de que siempre “Con muchos poquitos, podemos hacer “un Mucho”.-

Imagen referencial: Revista  SIC

Roberto Fermin Bertossi

Experto CoNEAU en Derecho Cooperativo

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