El Papa

León XIV restablece la imposición del palio en la solemnidad de San Pedro y San Pablo

El Papa León XIV impondrá personalmente el palio a los nuevos arzobispos metropolitanos el próximo 29 de junio durante la misa en la Basílica de San Pedro. Dicha tradición, de larga data, fue suprimida por el Papa Francisco en el 2015

El domingo 29 de junio de 2025, en la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, Su Santidad el Papa León XIV presidirá la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro del Vaticano a las 9:30 horas. Durante la misa, el Santo Padre impondrá personalmente el palio a los nuevos arzobispos metropolitanos, en lo que algunos analistas interpretan como otro ejemplo de forma creativa de continuidad con el pontificado anterior.

Se recupera una de las tradiciones litúrgicas más emblemáticas de la comunión entre los sucesores de los Apóstoles y el Obispo de Roma.

El palio

El palio es una banda circular de lana blanca con seis cruces negras, dos tiras colgantes (una al frente y otra en la espalda) y pequeños clavos de seda negra que evocan los clavos de la Pasión. Se lleva sobre los hombros del arzobispo metropolitano durante las celebraciones litúrgicas solemnes, y constituye un signo visible de su comunión jerárquica con el Papa y de su autoridad pastoral sobre la provincia eclesiástica que le ha sido encomendada.

Confeccionado con la lana de corderos bendecidos en la fiesta de Santa Inés (21 de enero), el palio remite simbólicamente a la figura del Buen Pastor que carga la oveja sobre sus hombros (cf. Lc 15,5), y a la vez evoca el yugo suave y la carga ligera del Evangelio (cf. Mt 11,30).

Origen e historia

Aunque su uso como vestidura litúrgica está bien documentado desde el siglo VI, el origen del palio podría remontarse incluso al siglo IV o V. Algunos estudiosos encuentran sus raíces en la toga pallium romana, una prenda distintiva de dignidad y autoridad.

La primera mención clara del palio como insignia arzobispal aparece en el año 601, cuando el Papa Gregorio Magno lo envía como señal de autoridad a San Agustín de Canterbury, el evangelizador de Inglaterra. En la carta de envío, Gregorio Magno subraya que el palio es símbolo del poder conferido a Agustín para gobernar eclesialmente en nombre del Papa.

Durante la Edad Media, especialmente desde el siglo IX, la concesión del palio quedó reservada a los arzobispos metropolitanos y requería autorización expresa del Papa. Este gesto tenía una carga jurídica clara: no solo simbolizaba comunión, sino que confería jurisdicción. Con el tiempo, se convirtió en una costumbre canónica que ningún arzobispo pudiera ejercer plenamente sus funciones hasta haber recibido el palio.

En un primer momento, el palio era enviado por mensajeros papales, o bien entregado por legados en nombre del Papa. A partir del siglo XII, sin embargo, se extendió la práctica de que los nuevos metropolitanos viajaran a Roma para recibirlo de manos del Pontífice, fortaleciendo así el vínculo visible con la sede apostólica.

La ceremonia tradicional

Desde hace siglos, el palio se bendice en Roma el 29 de junio, fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo, considerados columnas de la Iglesia universal. En tiempos modernos, especialmente desde el pontificado de San Juan Pablo II, el rito litúrgico fue asumido por el mismo Papa durante la Misa solemne en la Basílica de San Pedro.

Este rito no solo reviste un alto contenido simbólico, sino también una dimensión colegial y eclesial: representa la unidad de los obispos en torno al sucesor de Pedro, especialmente de aquellos que, como los metropolitanos, tienen a su cargo otras diócesis sufragáneas.-

(InfoCatólica)

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