Lo woke es un medio de autopromoción de las élites y la gente ya lo nota, dice el sociólogo Ricolfi
Profesor universitario en Turín, Luca Ricolfi es el autor de «Lo demencialmente correcto»

La ideología woke está en crisis, pero aún no ha sido derrotada. El profesor Luca Ricolfi, de 75 años, sociólogo, teórico de La sociedad gentil de masas y ahora en las librerías con Lo demencialmente correcto (La Nave di Teseo), explica esa crisis, pero también los riesgos de resurrección.
La elección de Donald Trump ha acelerado el proceso de cuestionamiento de lo woke, un proceso ya en marcha, pero en Europa quedan algunos focos de resistencia. Al fin y al cabo, los ocho años de presidencia de Barack Obama -la etapa que Ricolfi identifica como la primera fase de apoyo a lo woke– también han dejado su huella en el Viejo Continente. Y Europa es «lenta» a la hora de abrazar los procesos de transformación.
Cuidado, finalmente, con los coletazos. Y con los riesgos que conlleva una determinada forma de interpretar el trumpismo. Según Ricolfi también existen riesgos en relación a la reafirmación de lo «demencialmente correcto», ideología woke incluida.

Luca Ricolfi, ‘Lo demencialmente correcto. La inclusión que excluye y el ascenso de la nueva élite’.La Nave di Teseo
Francesco Boezi ha entrevistado a Luca Ricolfi en Il Timone:
-¿Cuál ha sido el inicio, el «incipit» cultural, de la ideología «woke»?
-No ha habido un verdadero incipit, aunque ciertamente se produjo una aceleración entre 2005 y 2010 por la aparición -en el brevísimo espacio de cinco años- de las herramientas tecnológicas que permitieron y fomentaron el auge de la cultura woke: YouTube, Facebook, Twitter -ahora X-, WhatsApp, Instagram, el iPhone, sobre todo los modelos a partir del iPhone 4, que permiten ver vídeos y navegar fácilmente por las redes sociales.
»Esta tecnología ha difundido ampliamente, en una época dominada por los demócratas -con los ocho años de presidencia de Obama-, el poder de intimidación que es la base insustituible del avance de la cultura woke: todo el mundo, de repente, tomó conciencia de que dispone de herramientas para atacar a sus vecinos on line, pero al mismo tiempo de que no dispone de herramientas para defenderse de las campañas de odio.
»La cultura woke ha sido rápida y muy hábil a la hora de explotar esta situación, gracias a la adhesión del establishment a su credo.
-¿Cuáles han sido las políticas que le han permitido prosperar?
–Depende del momento, de los países, de los contextos institucionales.
»En Estados Unidos los medios clave han sido dos.
- En primer lugar, las políticas DEI (acrónimo de Diversidad, Equidad, Inclusión) adoptadas por muchas empresas y grandes organizaciones, que promulgaron códigos de conducta y aplicaron políticas de contratación basadas en la «discriminación a la inversa», imponiendo cuotas en favor de categorías protegidas, en particular minorías raciales, étnicas y sexuales.
- En segundo lugar, en las universidades, los llamados BRT (Bias Response Team), aparatos administrativos destinados a recoger y tramitar las denuncias de comportamientos, más o menos hipotéticos, políticamente incorrectos.
»En el Reino Unido, la cultura woke fue alimentada principalmente por el lobby LGBT Stonewall -comprometido a defender la reputación de las empresas alineadas con el credo woke – y la clínica Tavistock, que fomentaba las transiciones de género -tratamientos hormonales y cirugías- con efectos especialmente perturbadores en el caso de los adolescentes.
»En España y Alemania fueron los gobiernos los que introdujeron la auto-identificación desde arriba, es decir, la posibilidad de elegir arbitrariamente el propio género, a pesar de la oposición de muchas feministas.
»En Italia, la cultura woke ha infestado sobre todo las universidades, las instituciones culturales y la política, impidiendo a menudo materialmente el ejercicio de la libertad de expresión y la manifestación del pensamiento de sujetos indeseables: judíos, profesores independientes, autores de derechas, asociaciones católicas.
-¿Quién la ha apoyado?
-En general los partidos llamados progresistas, pero sobre todo la mayoría de los medios de comunicación, a menudo condicionados por la bondad de las intenciones declaradas de la cultura woke. Sin embargo, hay excepciones importantes: no sólo los medios de comunicación conservadores, sino también algunos periódicos progresistas, por ejemplo Il Fatto Quotidiano.
-¿Por qué está ahora en crisis?
-Desde luego, no por la victoria de Trump, que se limitó a subirse a una ola que ya se venía formando un par de años antes de que él llegara a la Casa Blanca. La regresión de la cultura woke no tiene una única causa, pero un factor importante es que cada vez más gente se ha dado cuenta de que es una herramienta de autopromoción de las élites, en gran medida insensible a las demandas de las clases populares.
»También está la oposición de las feministas críticas de la ideología de género, no sólo en Estados Unidos y el Reino Unido, sino también en Italia, donde se oponen duramente a la ideología woke, por ejemplo el grupo de Arcilesbica y Marina Terragni, que dirige el sitio Feminist Post, una mina de noticias sobre las locuras woke.
-¿Cuánto de esta crisis, con las grandes tecnológicas saludando a las llamadas políticas DEI, se debe a Trump-Vance? ¿Y cuánto, en cambio, la crisis se estaba ya gestando?
-En Estados Unidos, la desmovilización de las políticas DEI ya había comenzado en el primer semestre de 2023, es decir, casi dos años antes de la elección de Trump. Y había implicado a grandes marcas como Jack Daniel’s, Harley-Davidson, Tesla, Google, Microsoft, Meta, Zoom.
»La realidad es que fue la economía de lo demencialmente correcto la que se vino abajo, porque los departamentos DEI cuestan mucho dinero y un exceso de propaganda política puede molestar a una parte de los consumidores.
-Sin embargo, lo demencialmente correcto, estancado en Estados Unidos, mantiene su dominio en Europa y en las universidades. ¿Cuanto durará?
-Depende del país, pero en general lo demencialmente correcto parece destinado a perder vigor, tanto por su carácter anti-popular como por sus contradicciones internas. Por ejemplo: ¿cuándo un deseo se convierte en un derecho? ¿Qué hacer cuando un derecho contradice a otro derecho? ¿Cómo establecer la lista de minorías protegidas? ¿Cómo tratar los casos en que la protección de una minoría pone en peligro a otra? En cuanto al futuro, mucho dependerá de Trump y del trumpismo. Es paradójico, pero puede que sea el propio Trump quien resucite lo demencialmente correcto, ahora moribundo.
-¿Por qué?
-Porque la forma en que Trump está tratando de demoler lo demencialmente correcto no es un deseable retorno a lo razonable, sino un paso de una locura a la locura de signo contrario. Si va demasiado lejos, lo «demencialmente incorrecto» de Trump podría hacernos lamentar lo demencialmente correcto.
-¿Por qué a Europa le cuesta más luchar contra el «woke»?
-En primer lugar, porque Europa es lenta y durante décadas sus clases dirigentes se han autolegitimado adhiriéndose, precisamente, a lo demencialmente correcto, presentado como la protección de los derechos humanos universales e indiscutibles.
»Pero la verdadera razón, la razón profunda por la que es difícil luchar contra la cultura woke en el Viejo Continente, es que la oposición a lo demencialmente correcto está monopolizada por la derecha, y en particular por la derecha radical. Y en Europa, a diferencia de Estados Unidos, los partidos de derecha radical están condenados al ostracismo, demonizados, excluidos del gobierno. Lo que implica que la defensa de la cultura woke va de la mano del antifascismo, el antinazismo, el antirracismo, la lucha contra la discriminación, batallas todas ellas difícilmente criticables. En Europa, un personaje como Trump nunca podría surgir, porque sería tratado como un nuevo Hitler.
-¿Qué diferencias existen entre los países de la UE en la lucha contra el «woke»?
-Diferencias considerables, no siempre relacionadas con el color de los gobiernos. El caso más llamativo de contraste entre las políticas woke y el color de los gobiernos es el de un país que ya no es de la UE, el Reino Unido, donde las políticas woke se impusieron durante el larguísimo reinado de los conservadores, de 2010 a 2024, teniendo que dar un brusco giro de 180 grados en los últimos años.
»En España, por el contrario, las políticas woke se impusieron al compás de la orientación progresista de los gobiernos, especialmente en los últimos años con la introducción de la Ley Trans, que permite la autodeterminación de género.
»Lo mismo ocurre en Alemania, donde la ley de autodeterminación de género fue introducida por un gobierno progresista, el llamado gobierno semáforo: verdes, rojos (SPD), amarillos (liberales).
»En Italia, la batalla sobre el proyecto de ley Zan fue ganada por la derecha -con el hundimiento del proyecto de ley- a pesar de que la derecha estaba en la oposición.
»En Escocia, el gobierno progresista tuvo que dar marcha atrás en el tema de la auto-identificación y de los bloqueadores de la pubertad.
»En resumen, cada país tiene su propia historia. Y no está nada claro si la afirmación de Trump, tan combatida en Europa, acelerará la crisis de la ideología woke o, por el contrario, desencadenará una reacción de rechazo, que conducirá a una restauración de la ideología woke.-
Imagen: Luca Ricolfi (n. 1950), sociólogo y profesor de Análisis de Datos en la Universidad de Turín, es presidente y responsable científico de la Fundación David Hume.Universidad de Padua (captura)