
Froilán Barrios Nieves:
En tiempos de guerras de fin del mundo es oportuno citar el escenario que se fragua sobre el destino de nuestra nación, en manos de un régimen que no escatima ningún esfuerzo en desconocer los valores y principios que han forjado democracias a nivel global, como fuente de inspiración para generaciones de venezolanos empeñados en plasmarlos institucionalmente en nuestra patria.
Podemos hablar en nuestra historia contemporánea de un eje conductor transcurrido durante un siglo, cuya primera estación fue la generación del 28 cuyo parto prodigó a líderes con diferencias de pensamiento, pero con una causa común, intentar implantar la civilidad democrática capaz de superar las montoneras y caudillos del siglo XIX venezolano, cuyas reminiscencias las sufrimos hasta bien entrado el siglo XX.
En esa búsqueda con la linterna de Diógenes buscaba en las calles de Atenas al hombre honesto a plena luz del día, acumulamos como sociedad la experiencia con aciertos y errores de una estabilidad democrática relativa, que nos permitiera concretar nuestro sueño de convivencia concretados en una nación próspera y de libertades democráticas.
En ese peregrinaje privaron las confusiones, las intemperancias, la insensatez, cuyo desenlace conllevó a postrarse a los cantos de sirena del primer caudillo de a pie que trazara una nueva ruta en los albores del siglo XXI, labrando el destino que nos condujo sin medir las consecuencias a la peor tragedia que haya vivido nación alguna en Latinoamérica.
Para colmo de males quienes han conducido el holocausto de todo un país pretenden hoy rematar la faena reformando la Carta Magna, que paradójicamente promulgada al inicio de su gestión, su contenido esencial representa una muralla ante su pretensión de eliminar el voto universal directo y secreto, con el que fueron derrotados el pasado 28 de julio 2024.
Para Maduro y su séquito no es suficiente con envilecer el sistema electoral transformado en un directorio que adjudica cargos sin respaldo alguno, comenzaron por regalarle la banda presidencial a un mandatario derrotado.
Ahora bien, la adjudicación no es suficiente como” sistema electoral”, el régimen ve reflejada su aspiración en el modelo castrista donde los órganos de la revolución son los electores: Comités de Defensa de la Revolución (CDR), especies de consejos comunales, los sindicatos oficiales, Jóvenes, etc., igualmente asume la practica represiva de Daniel Ortega que inhabilita ONGs, inhabilita candidatos opositores y los convierte en apátridas.
En resumen, para el régimen madurista la actual CRBV es un estorbo, aun cuando ha sido desaplicada integralmente, su contenido brinda al ciudadano la posibilidad de defender sus derechos conculcados por el estado, ante la opinión ciudadana y la comunidad internacional.
Por tanto, ante el anuncio reciente de Nicolas Maduro de convocatoria a consulta para la reforma constitucional el próximo año 2026, es fundamental organizar la respuesta ciudadana en rechazo a una reforma constitucional gubernamental cuyo texto es desconocido, lo que presagia las intenciones de eliminar los vestigios democráticos en nuestro país establecidos en la CRBV.-
Froilán Barrios Nieves/Movimiento Laborista