¿Ética humanista o tribus ideológicas?

Dagoberto Valdés Hernández, desde Cuba:
La polarización crispada de la sociedad es una de las consecuencias de convertir a las ideologías en “religiones seculares”.
Comencemos por delinear lo que denominamos polarización crispada: es la pérdida de la tolerancia, del diálogo y de la convivencia. En el caso de Cuba es, en gran medida, causada por la lucha de clases que entroniza como fundamento de la dinámica social la exclusión del diferente, la criminalización de la discrepancia y la anulación o eliminación del que se opone.
Entonces la sociedad deja de ser una comunidad de personas diferentes que conviven civilizadamente, para convertirse en lo que se ha llamado “tribus ideológicas”.
Las tribus ideológicas desarticulan la convivencia cívica, atomizan a la nación, fomentan los bandos y dividen en buenos y malos a los que compartimos unas raíces y una historia común, a los que compartimos un presente crítico y a los que tendríamos que “soñar” y edificar juntos un proyecto futuro para la nación cubana.
Una “tribu” o “secta” ideológica se atrinchera contra sus compatriotas, levanta muros y prohíbe los puentes entre diferentes, no debate ideas respetuosamente sino que convierte las ideas en dogmas irreversibles e inmutables.
Las “tribus” ideológicas pueden ser políticas, económicas, sociales, culturales y religiosas. Si son tribus políticas convierten a su ideología en el único sistema legal, a su partido en la forma de ejercer el poder sobre toda la sociedad y al que no piensa igual lo declara enemigo de la verdad y de la justicia.
Las “tribus” económicas son aquellos grupos cerrados a todo matiz o moderación, que convierten a una doctrina económica en una religión excluyente, los demás son herejes económicos. Estas tribus existen en los dos extremos: los que canonizan al Estado y a la empresa estatal socialista como la forma superior y hegemónica de la economía centralizada totalitariamente, y en el otro extremo los que canonizan al mercado salvaje satanizando toda dimensión de asistencia y seguridad social.
Las “tribus” sociales y culturales son aquellos grupos con intereses comunes que van más allá de reclamar sus derechos y el respeto a sus proyectos, preferencias o visiones de la sociedad, sino que intentan criminalizar a todos los que no tienen esos mismos puntos de vista. Imponer una sola opción al resto de la sociedad en nombre de la diversidad no es convivencia, ni democracia.
Las “tribus” religiosas son aquellas que son tan sectarias y fanáticas que no dialogan con otras denominaciones, que desde la primera palabra atacan y condenan al diferente. Por mucho que se intentan aclarar y deshacer los estereotipos creados, persisten en la repetición de los mismos tópicos y llegan rápidamente a juzgar, excluir y condenar al que profesa otra creencia religiosa.
Propuestas
1. Es necesario cultivar una ética humanista que ponga a la persona humana, su plena dignidad y todos sus derechos, como centro, sujeto y fin de toda ideología, organización social, partido político, modelo económico y denominación religiosa.
2. Si se considera a la primacía de la persona humana como el rasero ético con el que se evalúe todo pensamiento, sentimiento y comportamiento personal y social, entonces el ciudadano no se subordinará a la “tribu”, sino que se convertirá en el protagonista de la convivencia pacífica y la amistad cívica.
3. Cuba necesita un humanismo integral que sea fiel a sus raíces que se hunden en el humus fundacional de Varela y de Martí para que nunca más se imponga una sola ideología penalizando todas las demás formas de pensar que existen en nuestra sociedad.
4. Los proyectos humanistas abiertos e incluyentes deben sustituir a todo tipo de confrontación tribal en Cuba, Isla y Diáspora. Cuba necesita articular una sociedad plural y armónica, no atomizar la nación en bandos y crispaciones.-
Lunes, 30 de junio de 2025