¿La bandera de la Unión Europea tiene un origen mariano?

Doce estrellas doradas dispuestas en forma de corona sobre un fondo azul: así es la bandera de la Unión Europea, cuyo origen se remonta a 1955.
Según el sitio oficial de la Unión Europea, estas estrellas representan los ideales de “unidad, solidaridad y armonía” entre los pueblos de Europa. Sin embargo, precisa que el número de estrellas no hace alusión a los Estados miembros de la Unión Europea, que actualmente son 27.
Aunque su significado oficial alude a estos ideales, existe la la hipótesis de que su diseño podría estar inspirado en la corona de la Inmaculada Concepción. A pesar de que esta interpretación no ha sido confirmada oficialmente y el debate sigue abierto, diversos testimonios han alimentado su origen de trasfondo religioso.
Las doce estrellas de la Inmaculada Concepción
El número de las estrellas coincide con uno de los iconos marianos más extendidos de la Iglesia Católica: las doce estrellas de la corona de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
En el año 1955, el Consejo de Europa lanzó un concurso para elegir su bandera. De entre todas las propuestas que recibieron, eligieron finalmente la del pintor Arsène Heitz, un francés que trabajaba en el servicio de correos del Consejo, en Estrasburgo.
Una de las hipótesis defiende que Heitz reveló que “la bandera de Europa es la bandera de Nuestra Señora”, en unas declaraciones a la revista Magnificat en 1987. Así, este católico francés se habría inspirado en la imagen de la Virgen que se apareció en 1830 en París a Santa Catalina Labouré, religiosa de las Hijas de la Caridad.
Durante aquellas apariciones, la Virgen pidió la creación de una medalla con su imagen, conocida hoy como la Medalla Milagrosa, que representa a María con los brazos extendidos, rayos de luz saliendo de sus manos y pisando una serpiente.
Este icono anticipó la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, convirtiéndose en uno de los símbolos marianos más difundidos en todo el mundo.
La cabeza de la Virgen está adornada con una corona de doce estrellas, cuyo origen se atribuye al pasaje del Apocalipsis (12,1), en el que el Apóstol San Juan escribe: “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.
El diseño de la bandera propuesto por Heitz fue aprobado por el Comité Ministerial del Consejo Europeo el 8 de diciembre de 1955, solemnidad de la Inmaculada Concepción, y en 1984 comenzó a ser bandera oficial de las instituciones de la Unión Europea.
Un debate todavía abierto
Actualmente, el Consejo de Europa señala a Heitz como el autor oficial de la bandera, aunque también precisa que “algunos diseños incluían imágenes religiosas, como referencias a la Virgen María, pero se dejaron de lado para mantener el carácter laico de la bandera”.
Por su parte, hay quienes se refieren a Heitz como “coautor” y destacan la intervención en el diseño de Paul M. G. Lévy, un funcionario del Consejo de Europa quien contribuyó a desvincular su origen de cualquier referencia religiosa.
Sobre este debate, aún abierto, hizo referencia recientemente el vicepresidente del Consejo de Ministros de Italia, Antonio Tajani, quien en una Carta al Director publicada por el diario Avvenire, señaló que la bandera europea también “es azul como el manto de la Virgen”.
Remarcó que esta similitud “no es casual” y precisó en la publicación del pasado 2 de julio que Arsène Heitz, autor del boceto, era “profundamente devoto”.
“Por supuesto, el Consejo de Europa y luego la Unión Europea adoptaron esta imagen con un significado laico”, como símbolo “de la perfección y de la plenitud”, explicó.
Ante esto, el político italiano se preguntó: “¿De dónde viene la idea de que el número 12 representa la perfección y la plenitud, si no es de la tradición judía y cristiana? Desde las 12 tribus de Israel, pasando por los 12 apóstoles, hasta la imagen del Apocalipsis que simboliza a María (…), en las Sagradas Escrituras el número 12 tiene un valor simbólico recurrente”.
Aunque aclaró que “esto no significa que el Parlamento Europeo quisiera adoptar un símbolo religioso”, destacó que evidencia “hasta qué punto y de qué manera las raíces judeocristianas (y con ellas las greco-romanas) han modelado la cultura, la forma de pensar, los símbolos mismos de nuestra civilización europea”.
El político italiano concluyó su escrito recordando la “hermosa definición” que Benedicto XVI hizo de Europa durante un discurso en Berlín en 2011:
“La cultura de Europa nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma; del encuentro entre la fe en el Dios de Israel, la razón filosófica de los griegos y el pensamiento jurídico de Roma. Este triple encuentro configura la íntima identidad de Europa. Con la certeza de la responsabilidad del hombre ante Dios y reconociendo la dignidad inviolable del hombre, de cada hombre, este encuentro ha fijado los criterios del derecho; defenderlos es nuestro deber en este momento histórico”. –




