Iglesia Venezolana

Salve Virgen pura, Salve Virgen Madre, Salve Virgen bella, Reina Virgen Salve

Recuerdo con gran alegría las fiestas patronales en la parroquia de Montalbán-Ejido, extrañando poder relucir en mi mente aquellos momentos con la patrona de todos nosotros los ejidenses. La multitud de fieles orando en el templo para que la Madre del Señor los proteja son evidencias de que ella siempre está cuidándonos

Pbro. Danny Xavier Peña Dávila:

El 16 de julio es un día de fiesta para muchas parroquias en Mérida, celebramos hoy el día solemne de *Nuestra Señora del Carmelo*. Reconociendo que estas comunidades parroquiales, por su gran devoción y fe en la Virgen del Carmen, son terrenos sagrados y Santuarios dedicados a la Madre que también llevan el nombre *»Monte Carmelo»*. Recuerdo con gran alegría las fiestas patronales en la parroquia de Montalbán-Ejido, extrañando poder relucir en mi mente aquellos momentos con la patrona de todos nosotros los ejidenses. La multitud de fieles orando en el templo para que la Madre del Señor los proteja son evidencias de que ella siempre está cuidándonos.
Por eso, quisiera compartir algunos símbolos importantes de la Virgen del Carmen que son reconocidos en el arte, aunque pocos hablan de sus significados. También quisiera recitar algunos versos dedicados a ella, que se cantan en cada fiesta patronal, en las tradicionales paraduras y rosarios:
«Gózate, María, Patrona del Carmen, con las alabanzas que dan tus cofrades».
*El Monte Carmelo*, «Jardín de Dios», no es solo un telón de fondo para la Virgen del Carmen; es el corazón de su origen. Aquí, el profeta Elías forjó una espiritualidad de celo ardiente por Yahvé, en búsqueda de la justicia divina y de vida contemplativa. Fue en este monte donde Elías desafió a los profetas de Baal, demostrando el poder del Dios verdadero y donde vio la pequeña nube que presagiaba la lluvia tras una larga sequía, un milagro que la tradición carmelita interpretó como un símbolo de María, portadora de la gracia.
La conexión entre Elías y María, a través del Carmelo, nos invita a ver a la Virgen no solo como protectora, sino como la heredera y culmen de esa tradición. Ella es la «flor del Carmelo», el fruto más perfecto de esa tierra. Su presencia en el monte, así como en las parroquia merideñas, une la austeridad del profeta con la ternura de la Madre, recordándonos que la verdadera fe implica tanto la acción decidida como la profunda contemplación al amor de madre.
«Eres del Carmelo, La Pastora amable, a sus ovejuelas, Le da pasto suave.»
*Su Corona y Cetro es símbolo de humildad*, a primera vista, puede parecer una contradicción, una reina con corona y cetro, símbolos de poder y majestad, pero cuya protección emana de la humildad. Sin embargo, en María, esta aparente paradoja encuentra un significado profundo. Ella es Reina del Cielo y de la Tierra, no por conquista o derecho, sino por su radical obediencia y entrega. Su corona no es de oro y gemas terrenales, sino de virtudes, destacando su pureza, su fe inquebrantable y su «sí» incondicional al plan divino. Su cetro no impone dominio, sino que irradia amor y misericordia, dirigiendo a sus hijos hacia Jesús. La protección de la Virgen del Carmen, simbolizada en estos atributos regios, surge de su humildad radical «He aquí la sierva del Señor». Ella protege desde el servicio, desde el amor maternal que se inclina para socorrer, demostrándonos que la verdadera grandeza reside en la sencillez del corazón.
«Es tu Escapulario, La cadena grande, Con que se aprisiona, El dragón infame.»
*El Escapulario como Yugo Suave*, El escapulario es, quizás, el símbolo más reconocible de la Virgen, pero a menudo se entiende mal, no es un mero amuleto. Su verdadero significado es el de un «yugo suave», una invitación a un compromiso de vida con Jesús, al estilo de María. Inspirado en el «yugo» que los religiosos Carmelitas visten sobre sus hombros como parte de su hábito, el escapulario para los laicos es una participación en la espiritualidad carmelita.
Llevar el escapulario implica aceptar un compromiso con la oración, la penitencia y la caridad fraterna. No es una garantía automática de salvación, sino una señal externa de una consagración interior a María, buscando imitar sus virtudes y vivir una vida en gracia.
«Si, por nuestras culpas, Penas a millares, Merecemos todos, Tu favor nos salve.»
María, la «Estrella del Mar»
Desde tiempos inmemoriales, los marineros han buscado en las estrellas una guía segura en la inmensidad del océano. Para los devotos, la Virgen del Carmen es esa «Estrella del Mar» (Stella Maris). Este título resalta su papel como guía en las tempestades de la vida.
En un país lleno de incertidumbres, donde a menudo nos sentimos a la deriva en un mar de desafíos y angustias, María se alza como el punto fijo, la luz que nos orienta hacia el puerto seguro de Cristo. Ella no solo calma las olas, sino que nos enseña a navegar a través de ellas con fe y perseverancia. Su luminosidad simboliza la esperanza y la protección divina, recordándonos que, por más oscura que sea la noche, siempre hay una estrella que nos indica el camino a casa. La estrella que se ve en la neblina de las tempestades que empiezan por las discordias politiqueras de un pueblo venezolano que debe aprender a comprenderse y amarse; llegará el momento en que podamos sentir un diálogo verdadero y sincero, con María del Carmelo, estamos llamados a protegernos como venezolanos, que ella nos enseñe defender nuestra amistad.
Que la Madre Santa nos guíe desde el silencio para seguir al Señor, que hoy podamos orar junto a ella, porque no hay peticiones que Jesús no escuche cuando su madre está al frente.
«¡Oh clemente! ¡oh pía! ¡Oh cándida ave! ¡Oh dulce María! Salve, Salve, Salve».-
Pbro. Danny Xavier Peña Dávila

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