Iglesia Venezolana

El cardenal Porras en la celebración de los 25 años de sacerdocio del P Honegger Molina

La enseñanza del Concilio Plenario de Venezuela al indicarnos “el elemento constitutivo del sacerdocio que nace del Evangelio es el llamado vocacional que Jesús hizo en su vida pública. El presbítero que hace suya la Palabra de Dios hace también suya las preocupaciones de Jesús cuando veía al pueblo como ovejas sin pastor o cuando pedía rezar al dueño de la mies por más operarios”

HOMILÍA EN LA CELEBRACIÓN DE LOS VEINTICINCO AÑOS DE ORDENACIÓN SACERDOTAL DEL P. HONEGGER MOLINA GARCÍA, A CARGO DEL CARDENAL BALTAZAR PORRAS CARDOZO.

Parroquia de la Anunciación, La Boyera, jueves 17 de julio de 2025.

 

Queridos hermanos:

 

Nos une en esta tarde la alegría de compartir las bodas de plata sacerdotales del P. Honegger. En la oración repitió emocionado la acción de gracias “no por sus méritos sino por la generosidad de la gracia del Señor Dios”. Somos, cada uno de nosotros, producto de la misericordia inmensa de Jesús que nos pone, además, como sacerdotes, al frente de su familia “para desempeñar un ministerio sacerdotal digno”.

 

Tiene sentido trascendente celebrar la fidelidad al compromiso que tembloroso hacemos el día de la imposición de manos que nos convierte en sacerdotes para siempre. En un mundo en el que la fragilidad rompe con frecuencia las promesas permanentes, hoy recibimos el testimonio fresco y alegre del Padre Honegger. Con el profeta Zacarías “cantamos de gozo y nos regocijamos pues el Señor viene a vivir en medio de él y de nosotros”.

 

El Evangelio amplía el horizonte familiar pues nos dice Jesús como a sus discípulos que son ustedes nuestras madres y nuestros hermanos. Me siento con sano orgullo estar aquí con todos ustedes y animarlos a vivir en plenitud el bautismo que nos ha hecho hijos de Dios. Conozco a Honegger desde su primera juventud, cuando salido del vientre nutricio de su familia y de su terruño, los pueblos del sur merideño, para madurar su incipiente vocación en el Seminario San Buenaventura de Mérida. Saben ustedes bien su recorrido presbiteral, primero en Mérida, luego en la Compañía de Jesús, para pasar luego a esta iglesia particular de Caracas. Su inquietud intelectual lo ha llevado a profundizar los conocimientos de las ciencias sagradas y de las humanas, como las de la comunicación, lo han convertido en un excelente comunicador, primero con el ejemplo de vida y luego con el desarrollo permanente de las exigencias de las tecnologías al servicio de la evangelización.

 

Es una tarde para que renovemos la bondad del sacerdote que requiere el mayor sacrificio por el deseo de salvar almas únicamente por la gloria de Dios. El recordado Mons. Jesús María Pellín en una de sus homilías referidas al ministerio presbiteral insistía en “el sacerdocio que no reconoce fronteras, no tiene límites, pues sea cual fuere la porción del rebaño que se le confíe a él debe consagrarse”.

 

Un primer aspecto que quisiera remarcar en esta tarde en el proceso vocacional del P. Honegger es el papel que ha jugado su familia. En ese lar recibió los primeros rudimentos de la fe, de manos de su mamá María Edelmira que en la precariedad de su salud sigue esta celebración desde Mérida en compañía de sus hermanas y demás seres queridos. Especial mención en esta eucaristía para el recuerdo de su papá José Molina, conocido por muchos de ustedes, pues acompañó a su hijo no solo en los primeros años de su vida sino aquí en esta parroquia, con su presencia cual ángel de la guarda, en la sencillez y humildad de su servicio siempre alegre. Desde el cielo intercede por su hijo y por las comunidades a las que ha servido. La impronta de ambos está, cual sello de marca de la fe heredada de sus mayores.

 

En la vida del Padre Honegger se hacen presentes los adustos y exigentes sacerdotes eudistas y la sombra benéfica del querido Hermano Evaristo Jerez presente en muchas generaciones de hombres que pasaron por sus manos y conservan las virtudes humanas y cristianas que él supo trasmitir. Recuerdo porque siempre están en sus evocaciones, el ejemplo de Mons. Miguel Antonio Salas y de los muchos años en los que también he estado a su lado hasta el día de hoy. Junto a ellos, tiene presencia constante la experiencia vivida en sus años de formación con los hijos de San Ignacio de Loyola.

 

La enseñanza del Concilio Plenario de Venezuela al indicarnos “el elemento constitutivo del sacerdocio que nace del Evangelio es el llamado vocacional que Jesús hizo en su vida pública. El presbítero que hace suya la Palabra de Dios hace también suya las preocupaciones de Jesús cuando veía al pueblo como ovejas sin pastor o cuando pedía rezar al dueño de la mies por más operarios” (OPD, n.79). Cada uno de ustedes valore y juzgue con espíritu solidario y samaritano lo que recibe y comparte con cada uno de ustedes.

 

Es tarde de oración y de alegre esperanza. Todos somos sacerdotes por el bautismo, pero algunos lo han recibido como sello indeleble para asemejarse a Jesús, sumo y eterno sacerdote. Nos necesitamos todos; los sacerdotes somos moldeados por la comunidad que nos rodea, no por ser complacientes, sino exigentes para edificar juntos el reino de Dios y ser sacramento trascendente para las personas que nos rodean. Demos gracias por nuestros sacerdotes, con sus virtudes y defectos, pero sobre todo por su cercanía fraterna que nos hace crecer y madurar en nuestra fragilidad para ser imagen y semejanza del padre creador.

 

Unamos nuestra oración pidiendo a nuestros santos, José Gregorio y Madre Carmen que bendigan a todos los sacerdotes y hoy de manera especial al Padre Honegger. Que la protección amorosa y tierna de María Santísima de la Anunciación sea, mejor, siga siendo la guía hasta la eternidad del sacerdocio de nuestro hermano. Que así sea.-

 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba