Opinión

Democracia es cuando los gobiernos pierden elecciones

Cuando un gobernante afirma que más nunca la oposición volverá a gobernar, está afirmando que en ese gobierno no hay democracia

Pedro Benítez:

En su clásica obra de 2003, ¿Qué es la democracia? el reconocido politólogo italiano Giovanni Sartori se explaya en explicar esta pregunta, desmontando los conceptos erróneos que se han popularizado acerca de este concepto, y (este el centro de la cuestión para él) diferenciando entre democracia como forma de gobierno y como ideal.

Para Sartori la democracia posible es aquella que se ocupa de resolver el problema concreto de gobernar con un máximo de libertad, un mínimo de coerción y no demasiado riesgo de anarquía. En resumen, para él ese sistema es: elecciones libres, pluralismo político, derechos individuales y estado de derecho.

Con un enfoque didáctico, Sartori no solo nos explica qué es la democracia, sino también qué no es, alertando sobre los riesgos de confundirla con formas de gobierno no liberales o autoritarias disfrazadas de democráticas.

Referencia

En ese sentido, también abordó el populismo, un tema que para ese entonces había resurgido en Europa occidental de la mano de su controversial compatriota, Silvio Berlusconi; “Il Cavaliere”.  Este no es el eje central del libro, pero en esa, y en otras de sus obras, lo considera como una peligrosa distorsión de la democracia por su inclinación a reemplazar las instituciones por las emociones.

Sartori considera que el líder populista siempre está tentado a erosionar los contrapesos institucionales, el Estado de derecho y la separación de poderes. Al presentarse como la encarnación del “pueblo”, ese tipo de liderazgo justifica el debilitamiento de las instituciones en nombre de una supuesta voluntad popular homogénea. En resumidas cuentas, es una amenaza moderna contra la democracia constitucional.

Como comentamos al inicio, ¿Qué es la democracia? es un clásico. Rápidamente se transformó en una referencia obligada de todo aquel que quiera entender la teoría democrática liberal y, por su lenguaje accesible (virtud que Sartori comparte con Norberto Bobbio, otro gran politólogo italiano), el libro se convirtió en una herramienta educativa muy usada en casi todas las universidades del mundo (al menos donde hay democracias).

Autoritarismo

Sin embargo, su empeño en defender la democracia liberal ha sido rebatido por otros autores ubicados en la izquierda, o en el pensamiento posmarxista, por considerarlo como muy centrado en el modelo occidental, excluyendo formas participativas, comunitarias, deliberativas o radicales.

Uno de los aspectos más polémicos de Sartori es su manifiesto escepticismo acerca de la democracia plebiscitaria o directa, que prescinde de la mediación institucional y de los partidos, lo cual (según él) lleva fatalmente al autoritarismo. Sin embargo, tenemos muchos casos de democracias (Estados Unidos o Suiza, por ejemplo) en las cuales las consultas directas al electorado sobre distintas materias de interés general (impuestos, derecho al aborto o medio ambiente) son parte de la rutina política.

No obstante, un proyecto populista y/o autoritario puede hacer uso de esas mismas herramientas a fin de imponer una agenda que atente contra la democracia. Esto fue, para seguir usando el ejemplo de Estados Unidos, lo que la mayoría blanca hizo en los estados del sur de ese país a finales del siglo XIX cuando despojó de los derechos civiles y del voto a los negros. O lo que los nazis hicieron con los judíos en Alemania en la década de los años 30s del siglo pasado.

Por cierto, no pasará mucho tiempo antes de que a alguien se le ocurra proponer una consulta directa al electorado acerca de los derechos de los inmigrantes.

Antídotos

Como antídotos a esas tentaciones Sartori resalta el papel de los medios y la necesidad de una ciudadanía informada.  Pero aquí su posición ha sido interpretada por sus críticos como una visión elitista que subestima el valor de la participación popular.

Si el amable lector es venezolano y mayor de unos cuarenta años, a esta altura del relato podrá inferir que, de acuerdo a lo expuesto, la historia nacional del último cuarto de siglo ha sido un auténtico laboratorio de las ideas y temores de Sartori. O, para decirlo de otra manera, la demostración de cómo desmontar una democracia usando la regla de oro de la democracia: la mayoría popular.

Sin caer en aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”, digamos que con el auge que por estos días hay de populismos con tendencias autoritarias (o iliberales) por buena parte del mundo, la Venezuela chavista es un caso digno de estudio.-

 

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