
Gloria Cuenca:
Preocupa el ambiente de resentimiento, molestia y desagrado que se respira. Lo sentimos, lo observamos, lo percibimos. Así, no se debe vivir. Es lamentable qué, responsables del desastre, hagan “como sí” aquí estamos en paz, armonía; tendríamos el “país potencia”, eso hablaron en su euforia revolucionaria. Vivir en la negación, dicho muchas veces, es una forma patológica de ver la cotidianidad. Hay la posibilidad de que, como ellos viven en la abundancia, les alcanza el dinero para lo que quieren y necesitan, con total ausencia de empatía con el pueblo, (Además, dicen es su prioridad ¿Será posible?) no se dan cuenta, que convirtieron la vida, en una debacle, para los venezolanos. Quieren aparentar que, los 9 millones de venezolanos emigrados, fue porque querían ir a ver la nieve o conocer a Disneyworld. ¡Terrible esta gente! Sin embargo, a lo que me refiero, es a nuestra perspectiva cercana y futura.
Escribo, no crean, me cuesta. Siendo, del signo de Escorpión, el más vengativo del zodíaco, sin embargo, la vida se ha encargado de que no quiera ninguna venganza y además que, aprenda la importancia, de perdonar y olvidar. Recurrí a un Maestro, mi exalumno, el brillante Carlos Fraga, quien me enseñó, la “Dieta del Perdón”. Así logré perdonar a mucha gente a quien yo les guardaba rencor y resentimiento. Lo primero, para perdonar fue darme cuenta de que, ambos sentimientos, el resentimiento y el rencor, no dañan al objeto de nuestras emociones negativas, implica que, ese odio, resentimiento y rencor a quien daña: física y emocionalmente, puede dar cáncer, a quien las siente y guarda, por tiempo indefinido. Tendríamos que revisarnos, autoanalizarnos para darnos cuenta, ¿qué, consecuencias? tiene en nuestra vida, odio internalizado, por años y años.
Como se imaginarán no fue fácil perdonar. Ayudó mucho, también, un libro, hermoso, esclarecedor, pertinente: “Perdonar” de la Dra. Robin Casarjiane. Originaria de un país formado al desaparecer la antigua Yugoeslavia, vivió una experiencia atroz. Aprendió a perdonar y, escribió ese libro precioso que recomiendo a todos los que tengan un problema con la rabia, el odio, y el resentimiento. Hay que hacer, una toma de consciencia, trabajar con uno mismo/a, un proceso de introspección profunda para tomar consciencia plena de la propia situación. Fácil, no es. ¿Hay algo fácil en la vida? Recordar siempre que, para crecer, desarrollarse humanamente, ser capaz de alcanzar los objetivos y los sueños en la vida hay que pasar por profundos procesos de dolor. Por eso, si lo sabré yo, hay que enfrentar el dolor constantemente. No puede ser de otra manera, inútil pretender crecer sin dolor. Bien sea porque la vida lo impone, o porque, se recurre a la terapia. Erick Berne, el gran terapeuta norteamericano, señaló al presidente Mao de China, como uno de esas personas que creció, sin terapia. Mao sufrió, en su infancia, intensamente. Su padre lo negó. Era delgado y débil físicamente, su cuarto hijo, afirmaba que no era suyo. Lo apaleaba constantemente y lo descalificaba. No tomó en cuenta, el terapeuta, que ese “crecimiento”, del líder de la 4ta parte de la humanidad, ocurrió sin ética, ni responsabilidad. Se puede incorporar al grupo, sin duda, de los genios de mal. Genio, pero, lleno de maldad. Hay otros casos en la historia de líderes que con el tiempo han tenido el título de “genios del mal”. (Hitler, Stalin, Fidel Castro, entre otros) Hay más. No interesa recordarlos, ni nombrarlos, suficiente con los anotados.
Volvamos al tema del perdón y el olvido. Pertinente y necesario esclarecerlo. Mucha gente habla de que, “perdona, pero no olvida”, el libro recomendado, habla de ese punto. Interesante, destacar: sí una culebra te picó y sobrevives, la perdonas. No quieres que se repita algo parecido. Lo eludes. En ese sentido entiendo, perdono, y no olvido.
El perdón es un sentimiento, comportamiento y actitud, que beneficia, a quien lo práctica. Producto de haber soltado las amarras de resentimientos y odios, que no estaban bien, en nuestro corazón, se produce un bienestar. Existe una diferencia entre el perdón cristiano, y ese perdón, del que habla la Dra. Casarjiane. Dicen los que saben, que Jesús predicó que se debía “amar al enemigo, perdonarlo y seguir la ruta con él”. Esto requiere de un estado espiritual y amor y misericordia que no todos podemos alcanzar. Dado todo lo que veo y observo en el entorno cotidiano, me conformo con el perdón, sin olvido. No significa que se debe dejar de lado el trabajo psico-emocional-espiritual que requiere el proceso de perdón cristiano. Se trata, simplemente, de lograr expulsar de nuestro corazón y espíritu esa molestia terrible que nos ha dejado una ofensa, una difamación, una traición, una herida, física o emocional. Cargar por siempre con eso debe ser atroz. Lo he sufrido y por eso, hablo con conocimiento de causa. Tuve cáncer en el seno. Fuerte y agresivo. Me sometí a todas las prácticas necesarias para superarlo. (Operación quirúrgica, Quimio y radio) terapia constante, medicina alternativa, Homeopatía, Reiki, Terapia de Respuesta Espiritual, (TRE), Mahikari y otras naturistas, como el Bio-Vac, para llegar finalmente, a la conclusión, con la extraordinaria ayuda de la Dra. Marianela Castes B, de la necesidad del perdón. Con humildad perdoné una lista de más de 90 personas con quienes había peleado, estaba distanciada, no las trataba, entre muchas opciones. Cumplidas esas tareas, he alcanzado 24 años de sobrevivencia, con la Gracia de Dios. No olvidar: ¡Perdonar es sanador! ¡Odiar, enferma!.-