Trabajos especiales

Los jesuitas, hilo conductor en el «continente de la esperanza»

En Latinoamérica representan 452 años de inculturación, defensa de los derechos humanos y testimonio profético

Macky Arenas:

Desde que los conquistadores decidieron tocar el norte de este continente subiendo hacia Caracas por esos 18 kilómetros de misterios y leyendas por El Ávila, cargado de fortines abandonados y ruinas ancestrales que se conoce como «el camino de los españoles», así, por el mar que lo circunda, se desplazaban los galeones que tocaron las distintas costas de nuestro continente.

Los jesuitas llegaron a América del Sur en 1549. La abundancia de las demás órdenes religiosas en América y Filipinas fue la causa, probablemente, del retraso en llegar los jesuitas a la gran obra evangelizadora de la Iglesia española en América. La orden franciscana había llegado con el descubrimiento. Poco después, los dominicos.

Pronto estos religiosos jesuitas aprendieron las lenguas indígenas, defendían a los esclavos de sus cazadores y supieron ganarse a los nativos americanos quienes los buscaban y adherían a sus programas por voluntad propia.

Fundaron sus misiones por toda la América colonial, introduciendo en esas comunidades el concepto de sistemas eficaces y autosuficientes. Esas comunidades se llamaron «reducciones», las cuales no eran otra cosa sino  pequeños pueblos donde se organizaban las misiones en estructuras de cargos públicos.

EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS | Por Luis Ugalde • elucabista.com

En cada una existían un jefe superior, alcaldes y regidores que integraban el Cabildo. Era mucho como para no convertirse en sospechosos de cualquier cosa.

La realidad es que tanta eficiencia acabó dando como resultado la expulsión de las colonias españolas a partir de 1759 y desembocó en la disolución de la orden en 1773. El proyecto de las reducciones fue desmantelado hacia el Siglo XVIII con lo cual el sistema misionero jesuita se derrumbó, causando la dispersión de los pequeños pueblos indígenas.

100 Años de los jesuitas en Venezuela - Revista SIC

Los incómodos jesuitas

Los hijos de San Ignacio han sido sistemáticamente expulsados y vueltos a recibir en distintos países y tiempos.

El padre José Del Rey Fajardo -Zaragoza, España, 1934/Caracas 2023-  formó parte de un cuadro referencial en la Compañía  de Jesús donde figuran los jesuitas históricos. Perteneció a esas generaciones que se formaron «a sangre y fuego». Y no sólo por la férrea disciplina propia de la formación religiosa, sino por la exigencia académica de tiempos donde en las aulas jesuíticas primaba la rigurosidad impuesta por eruditos y auténticos sabios.

Con ocasión de la celebración los 500 años de la conversión de Ignacio de Loyola, como historiador y académico, nos llevó a «navegar» hacia los nacientes de ese río grande y caudaloso que es hoy la presencia jesuita en América Latina. Su línea de investigación se focalizó en los orígenes surcando, cómoda y profunda, las nada tranquilas aguas del siglo XIX.

La segunda expulsión de los jesuitas – Prodavinci

Cuando indagamos en las razones de tantas expulsiones hacia miembros de la Compañía, en una entrevista que le hiciéramos para el Papel Literario de El Nacional-Caracas- Del Rey se fue a la raíz:

«Mira, la Compañía de Jesús nace en el Renacimiento; son otras palabras, son mentes nuevas que dejan atrás la Edad Media y dan un paso hacia adelante. En el Renacimiento surgen las naciones, los idiomas locales se imponen, la ciencia avanza considerablemente y llegan los grandes descubrimientos.  La resistencia a los cambios es una constante, a pesar de los cambios. El Renacimiento fue rupturista. Eso era incómodo. Y los jesuitas también».

Insiste en que el gran legado de los jesuitas es la Orinoquía, sin la menor duda. Eran científicos y eruditos. Escribieron los primeros tratados de medicina y manejaban la ventaja comparativa de saber latín.

Para reflexionar sobre la historia de los jesuitas en Venezuela • elucabista.com

Los precursores

El misionero español san José de Anchieta fue, junto con Manuel da Nóbrega, el primer jesuita que Ignacio de Loyola envió a América. Otro célebre sacerdote jesuita -llegado de Valencia, España, en 1886- fundó varias poblaciones en los ríos Meta, Apure y Orinoco, investigando todo acerca de la historia natural del gran río y sus afluentes.

Fue el padre José Gumilla, escritor y explorador, quien organizó todos sus hallazgos en una célebre publicación que denominó «El Orinoco Ilustrado» la cual salió a la luz en 1741, mostrando precisos mapas y una completa referencia de su exuberante flora y  fauna. Llegó como misionero y terminó siendo el gran cronista del majestuoso río. Nunca se fue y falleció en los Llanos venezolanos el 16 de julio de 1750.

Otros regresos y expulsiones tendrían lugar después. Y lo demás es historia.

San Ignacio falleció el 31 de julio de 1556.  Fue beatificado en 1622. Fundó la orden religiosa de los jesuitas en 1540. En América han pisado fuerte con tal cantidad de obras que cuesta resumirlas.

Los primeros misioneros jesuitas en el continente llegaron a Brasil en 1549 y a Venezuela en 1628. Y así… Memorable su presencia en Paraguay, inmortalizada en la famosa película «La Misión» (1986) ambientada en el siglo XIII,  protagonizada por Robert de Niro y Jeremy Irons, bajo la dirección de Roland Jofée y la cinta musical del genial maestro italiano Ennio Morricone.

Ad maiorem Dei gloriam (A la mayor gloria de Dios)

La historia de los jesuitas es tan épica como la de su fundador. Expulsados y regresados a nuestras tierras hoy desarrollan iniciativas que han sobrevivido a la tremenda crisis que azota nuestros países, a partir del liderazgo moral que sus miembros ejercen en la sociedad y el mundo académico e intelectual.

A través de sus colegios y universidades han formado élites de líderes políticos y sociales muy destacadas a lo largo de generaciones. También se internaron en las zonas más necesitadas para instalar las escuelas populares «Fe y Alegría», un proyecto educativo nacido y «criado» en Venezuela el cual ofrece educación gratuita en primaria y secundaria y que hoy se extiende a las redes sociales con emisoras radiales propias.

«Fe y Alegría» se ha esparcido por el mundo entero. Igualmente exitosas son las escuelas de servicio que impulsan los jesuitas involucrando a grandes cantidades de jóvenes. Infunden esperanza y potencian las posibilidades de la juventud para incidir en sus comunidades como agentes de cambio. Es la apuesta de pastoral juvenil de las diferentes Provincias del continente.

Visionarios y adelantados

Son muchos los libros y conferencias que se han publicado y escuchado  acerca de la medular presencia de los jesuitas en nuestro continente. Uno de ellos fue el de Jeffrey Klaiber sj, donde identifica tres temas que son los hilos conductores de una época a otra: la inculturación, la defensa de los pueblos nativos y otros marginados y la capacidad creativa para adaptarse a los nuevos tiempos.

Cierto es que si los jesuitas destacaron por algo fue, especialmente, por su esfuerzo para comprender las culturas nativas de América y para evangelizar a los indios del Nuevo Mundo recurriendo a categorías mentales que estos últimos pudieran entender. Esta labor la llevaron a cabo no solo en América Latina, sino en lugares como China e India. Ya por el siglo XVII, los jesuitas se habían establecido como la orden más influyente, tanto de la América española como la portuguesa, sirviendo como educadores, misioneros, predicadores, consejeros y escritores.

En pleno siglo XVII, los jesuitas fueron visionarios y adelantados. Intentaron entender mejor a las personas con las que habrían de convivir y a las cuales aspiraban transmitir el Evangelio de Cristo. Asumieron, entonces, una tarea nada sencilla: aprendieron los idiomas aborígenes y adoptaron su modo de vivir,  costumbres, ropaje, tipo de vivienda y comían lo mismo que el indígena.

Se puede decir que la Compañía de Jesús fue la orden religiosa con mayor éxito en la cristianización de los indígenas, no solo por su calidad humana y formación, sino porque aprendieron las lenguas nativas de los aborígenes y su comunicación con ellos era fluida.

La Compañía de Jesús ha desarrollado en el continente un fuerte compromiso con la justicia social el cual arrancó cuando, a finales del siglo XVI, comienza su presencia en tierras americanas. Y se mantiene.

JESUITAS

La persecución los hace fuertes

El hostigamiento a los miembros de esta congregación abunda. Hace pocos años fue expulsado de Cuba el superior de los jesuitas, el padre David Pantaleón, sacerdote querido, respetado y consecuente con esa sociedad sufrida a la que servía desde que llegó procedente de su tierra, República Dominicana.

El padre Pantaleón cumplía con su deber. Lo hacía coordinando acciones para acompañar a los jóvenes presos y sus familias, luego de las protestas que el pueblo cubano viene protagonizando en demanda de libertad, mejores condiciones de vida y Justicia.

Designan Superior Provincial para los Jesuitas de Venezuela

Baste recordar como el  Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, padre Alfredo Infante, en una ocasión fue amenazado de ser sometido a juicio por formar parte de un equipo de defensores de derechos humanos que alertaban sobre  unos de los peores crímenes de nuestros tiempos: las ejecuciones extrajudiciales. El mencionado sacerdote acumula, también, una larga trayectoria de trabajo en el Servicio Jesuita para Refugiados, otra de las iniciativas de esta orden religiosa para atender el gran drama planetario de hoy: los desplazados, la migración.

Los jesuitas luchan por igual, en cada uno de nuestros países, contra la invisibilización de la pobreza y la profundización de la desigualdad social. Si bien han dedicado, y dedican, buena parte de su esfuerzo a la educación -básicamente universitaria-, el deterioro de las condiciones de vida y de la integridad institucional en estos entornos, los ha hecho asumir un creciente combate por restituir la dignidad al ciudadano y también al poder.

Apoyados en la Doctrina Social de la Iglesia, su labor pastoral es un constante conectar con el ineludible compromiso evangélico: estar con los pobres, apostar por ellos. En definitiva, caminar junto a ellos en lo que el Papa Francisco llamó Iglesia en salida hacia las periferias de los humildes.

Jesuita revive desgarrador relato de la confiscación de su comunidad en Managua. “Llegaron con armas de guerra” - República 18

En México y en El Salvador, los mataron. En Nicaragua, los hostigaron. Fue notoria y premonitoria la campaña de calumnias y agresiones que sufrió la Universidad (UCA) cuando los directivos y particularmente su rector, el padre José Alberto Idiáquez, así como también otras instituciones y personas ligadas a la Compañía de Jesús en Nicaragua, fueron objeto de una sostenida campaña «mentirosa y calumniosa», acompañada del asedio financiero, económico y físico constante más fuerte de los últimos tiempos.

El padre Idiáquez fue amenazado en aquella oportunidad por su participación en la Mesa del Diálogo convocada por la Conferencia Episcopal en un intento por atajar la crisis y lograr un camino de paz para Nicaragua.

El valiente mensaje de los jesuitas latinoamericanos no se hizo esperar y, manera frontal,  responsabilizaron «al Sr. Daniel Ortega y a la Sra. Rosario Murillo» por la seguridad, la vida y la integridad de los miembros de la UCA, especialmente al P. Idiáquez quien, recordamos, fue blanco de amenazas de muerte durante la crisis de violencia desatada en Nicaragua. Hoy, ya sabemos los niveles que alcanza esta escalada contra la Iglesia Católica.

Todas las Universidades jesuitas de Latinoamérica, con la UCA: “Dios tiene la última palabra sobre la historia, y también la tendrá sobre Nicaragua"

Las universidades jesuitas contra las dictaduras

Hace un par de años, las universidades jesuitas de América Latina se unieron para presentar una singular propuesta: crear un observatorio permanente de la democracia en un continente que está «bastante lejos de tener democracias plenas».

El propósito fue impulsar interesantes iniciativas en defensa de la inerme ciudadanía, cada vez más de lado, más descartada –como diría el Papa Francisco- en nuestras naciones, limitada por la pobreza y el advenimiento de gobiernos autoritarios y dictaduras en firme como es el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El Padre Arturo Sosa, S.J. Superior General de los Jesuitas, visitará Venezuela - Centro Gumilla

Han mantenido una línea de investigación sobre la cotidianidad y sus hechos más relevantes que faciliten la denuncia pero también la formulación de propuestas. En aquel momento, el padre general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, señaló la necesidad de hacer seguimiento académico a la realidad de los sistemas de gobierno de la región, con el fin de fortalecer la soberanía ciudadana.

Los jesuitas están convencidos de que la defensa de la democracia exige un trabajo diario, constante, ininterrumpido. Sobre todo en nuestros países, donde debemos dormir con un ojo abierto y otro cerrado debido a la fragilidad de nuestra institucionalidad, lo que hace tremendamente vulnerable al sistema. Así que se impone la vigilancia a fin de asegurar la transformación social y la defensa de las estructuras que posibilitan la vida en democracia.-

Compañía de Jesús - SEA

Macky Arenas – publicado el 24/04/23-Aleteia.org

Actualizado al 31-07-2025

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