Rabinos judíos: es un deber «denunciar las acciones de nuestro gobierno cuando contradicen los preceptos morales de la Torá»
Un grupo de más de ochenta rabinos del movimiento Modern Orthodox ha publicado una carta abierta en la que condenan tanto los actos de Hamas como la responsabilidad de Israel en evitar la hambruna en Gaza, a la vez que critican la violencia extremista de colonos en Cisjordania

El pasado miércoles un colectivo de más de ochenta rabinos ha condenado el genocido que se está cometiendo en Gaza por parte del estado de Israel. El texto fue promovido por el rabino Yosef Blau, antiguo responsable de un seminario rabínico en Nueva York y actualmente residente en Israel. En él se advierte que los crímenes de Hamas «no eximen al gobierno de Israel de su obligación de hacer todo lo necesario para evitar una hambruna masiva».
La carta expresa además preocupación por el auge de las voces extremistas y la intensificación de la violencia por parte de colonos en Cisjordania, a los que los firmantes se refieren con los términos tradicionales hebreos de Judea y Samaria. Se mencionan casos de asesinatos de civiles palestinos y el desplazamiento de aldeanos. Según el documento, «la justa ira hacia Hamas ha derivado peligrosamente, en algunos casos, en una sospecha generalizada hacia toda la población de Gaza —incluidos los niños— tachados como futuros terroristas».
Entre los firmantes se encuentran antiguos y actuales rabinos jefes de varios países, así como líderes de congregaciones ortodoxas en distintas ciudades. Todos ellos subrayan que «el judaísmo exige que la visión de justicia y compasión se extienda a todos los seres humanos» y que «el futuro de Israel depende no solo de su fuerza militar, sino también de su claridad moral».
Texto completo de la declaración
Un llamado a la claridad moral, a la responsabilidad y a una respuesta judía ortodoxa ante la crisis humanitaria de Gaza
La crisis humanitaria que está teniendo lugar en Gaza es una de las más graves de la historia reciente. Aunque comenzó con el terrible ataque terrorista de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 – un acto brutal que, con razón, requirió una fuerte respuesta militar y la exigencia de liberación de los rehenes -, esto no exime al gobierno israelí de asumir su parte de responsabilidad por el profundo sufrimiento de la población civil de Gaza.
Las acciones de Hamás han demostrado reiteradamente un cínico desprecio por la vida de las personas que dice representar, utilizando a los civiles como escudos humanos y rechazando las propuestas de alto el fuego. Sin embargo, la prolongada campaña militar de Israel, que ya se acerca a los dos años, ha devastado Gaza. El número de víctimas aumenta constantemente con pérdidas de vidas humanas muy significativas, y la restricción de la ayuda humanitaria por parte de Israel, que en algunas oportunidades ha bloqueado por completo la entrada de alimentos y suministros médicos, ha hecho surgir el espectro de una hambruna inminente. Afirmamos que los pecados y crímenes de Hamás no eximen al gobierno de Israel de su obligación de hacer todos los esfuerzos necesarios para prevenir el hambre masiva.
Ha habido meses en los que Israel ha bloqueado los convoyes humanitarios, partiendo de la errónea suposición de que aumentar el sufrimiento llevaría a la rendición de Hamás. El resultado, en cambio, ha sido un agravamiento de la desesperación. La ira justificada hacia Hamás ha sido peligrosamente amplificada por algunos extremistas hasta transformarse en una sospecha generalizada hacia toda la población de Gaza, incluyendo los niños, a los que se tacha de futuros terroristas. Mientras tanto, en Yehuda y Shomron (Judea y Samaria, el nombre hebreo de Cisjordania, ndr) la violencia de los colonos extremistas ha causado la muerte de civiles y ha obligado a los habitantes de las aldeas palestinas a abandonar sus casas, desestabilizando aún más la región.
En medio de esta devastación, la falta de una visión clara de posguerra del primer ministro [Benjamín] Netanyahu ha permitido que las voces más extremistas del gobierno israelí, incluidos los ministros de la comunidad sionista religiosa, llenen el vacío con propuestas inquietantes.
Entre ellas se encuentran el forzado exilio «voluntario» de los palestinos de Gaza y el sacrificio de los rehenes israelíes restantes, en la búsqueda de una incierta «victoria total».
Este momento exige una voz diferente, fundada en nuestros valores judíos más profundos y conformada por nuestra traumática historia de víctimas de persecuciones.
Los judíos ortodoxos, entre los más devotos partidarios de Israel, tienen una responsabilidad moral única. Debemos afirmar que la visión judía de justicia y compasión se extiende a todos los seres humanos. Nuestra tradición enseña que toda persona es creada b’tzelem Elokim, a imagen de Dios. Somos los descendientes espirituales de Abraham, elegidos para seguir el camino de Hashem, «para practicar la rectitud y la justicia» (Génesis 18,19). Permitir que un pueblo entero muera de hambre está en absoluta contradicción con esta enseñanza.
Cuando reflexionamos sobre Tishá B’Av, las palabras de nuestros profetas resuenan con renovada urgencia. La Haftará de Shabat Jazóm nos recuerda: “Sión será redimida por el derecho y los que se conviertan, por la justicia” (Isaías 1,27). Y en la mañana de Tishá B’Av, la voz del profeta Jeremías resuena en nuestras oraciones: “Que el sabio no se gloríe de su sabiduría… sino de esto: de tener inteligencia y conocerme. Porque yo soy el Señor, el que practica la fidelidad, el derecho y la justicia sobre la tierra, porque en estas cosas me complazco” (Jeremías 9,23).
Estas no son solo frases poéticas. Son el fundamento de nuestra obligación ética: exigir políticas que defiendan la dignidad humana, proporcionar ayuda humanitaria siempre que sea posible y denunciar abiertamente cuando las acciones de nuestro gobierno contradicen los preceptos morales de la Torá, por doloroso que sea aceptarlo.
El futuro de Israel depende no solo de su fuerza militar, sino también de su claridad moral. Hagamos oír nuestra voz a favor de la justicia, la rectitud y la paz para todos los pueblos, incluso y sobre todo en los momentos más difíciles.
(InfoCatólica)