Trabajos especiales

Caracas, la Belle Epoque y Buffalo Bill

El arte, la vida y l’amour estaban en plena ebullición en la capital francesa. Esa desenfadada etapa, que comenzó en 1870 y finalizó en 1914, fue llamada la Belle Epoque

Eleazar López-Contreras:

Rafael Arvelo era muy ocurrente. En tiempos de Guzmán Blanco cenaba un grupo
desafecto al codicioso Presidente, cuando el travieso epigramista y poeta levantó una
manzana y dijo:
Por una cual la presente/perdió el paraíso Adán/si hubiera sido Guzmán/se come hasta
la serpiente.

Años atrás, Arvelo había inventado unas cuartetas para piropear a
la agraciada señorita Elena Echenagucia , quien compartía la
mesa en un grupo en casa del general Diego Ibarra. Para finalizar, el
poeta levantó un muslo del ave, al que seguidamente hizo referencia
en estos términos: Mas… ¡soy casado! Te alabo/¿y qué haces tú?…
despreciarme/¡soy capaz de suicidarme/ con esta pierna de pavo!

Eso fue en 1841, cuando la caraqueña Elenita Echenagucia no se
había casado con el alemán Carlos Hahn; al hacerlo tuvo doce hijos.
Uno de ellos fue Reynaldo Hahn, quien a los tres años de edad fue
llevado a París junto a toda la familia. Reynaldo tuvo los mejores
recuerdos de Caracas. Al igual que Teresa Carreño, de haber el joven Reynaldo haber
permanecido aquí no hubiera sido la figura que llegó a ser en Francia como cantante,
pianista, compositor y crítico musical. A pesar del extrañamiento, toda su vida recordó
la música venezolana, por lo que es probable que a alguien, le haya interpretado algún
joropo o algún valse de los que escuchó tocar en la casa de la familia en Caracas.

Su riquísimo padre había decidido abandonar la inestabilidad de Venezuela cuando se
estableció en París con su enorme familia, por lo que fue la música
en Francia la que determinó y definió las inquietudes artísticas de
Reynaldo. Como niño prodigio, a los diez años realizó
estudios musicales en el Conservatorio de París, al lado de jóvenes
como Maurice Ravel, con profesores tan notables como Jules
Massenet, Charles Gounod y Camille Saint-Saëns. Debido a la
ojeriza que entonces se les tenía a los niños prodigio, Reynaldo
había sido rechazado antes, al igual que Franz Liszt. Todavía un
jovencito precoz, pues desde los ocho años componía sus propias
canciones, hizo su debut en el salón de la excéntrica belleza
Princesa de Metternich (sobrina de Napoleón).

De allí en adelante se codeó con la crema
y nata de los creadores en París, hasta convertirse en un artista consumado y halagado.
Fue amigo de Sarah Bernhardt y confidente de Marcel Proust, con quien compartía
inquietudes artísticas y mundanas. El libro del poeta, Los placeres y los días, contenía
canciones escritas por Reynaldo sobre sus poemas; pero él también musicalizó poemas
de Víctor Hugo y de Paul Verlaine (su amante).

Sarah Bernhardt summary | Britannica

La confianza que Sarah Bernhardt le tenía a Reynaldo era infinita. Solo él pudo
convencerla del disparate que ella iba cometer, cuando manifestó su deseo de hacerse
injertar un rabo en el pompi (lo cual no era sino una extravagancia más de la gran actriz,
que solía dormir en un ataúd). En otra oportunidad,
la actriz le preguntó que cómo llamaban “eso” en
Venezuela. Al responderle que la palabra usada es
“paloma”, ella rió y le dijo, con cierta misteriosa
picardía: “Ahora entiendo porque Humboldt siguió su
viaje hacia el sur”. “¿Por qué?”, le preguntó Reynaldo,
extrañado. “Mon ami, porque, si en Venezuela Herr
Barón había encontrado palomas, más hacia el sur hallaría cóndores”.

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El eufemismo existe en todas partes pero solo una sociedad sofisticada como la
francesa, en la que el ingenio de la palabra daba paso al
refinamiento del bon mot, como antes en la Corte y luego,
en los salones sociales, podía hacer pasable la sustitución
de le cu por el derriére, que en esos tiempos comenzó a ser
llamado con el inofensivo nombre de “pompon”. De allí las
canciones que parecen que van a decir algo, como en “el
cubanito” de nuestros días, pero que no es lo que sugieren.

Así apareció la cancioncita que decía:

Nous avons bien rigolé

avec le pom/avec le pompon

avec les pompiers

(Como nos divertimos/con el bom/con los bom-bom con los
bomberos).

Cuando la familia Hahn-Echenagucia llegó a París transcurría el año de 1874 y la
iluminada ciudad bullía en el optimismo que solo puede insuflar la
bonanza económica y una inquebrantable fe en el futuro, sobre todo
por los avances de la ciencia. Rompiendo con el pasado, en ese año
surgieron los rebeldes pintores que le darían forma al impresionismo,
que fue un despectivo término acuñado por el pintor y grabador
Louis Leroy  para ridiculizar a ese grupo de artistas, de diferentes
estéticas, que proponía una nueva plástica (Monet, Cézanne,
Renoir…).

Natalacio de Guzmán Blanco - Fundación John Boulton

El arte, la vida y l’amour estaban en plena ebullición en la capital
francesa. Esa desenfada etapa, que comenzó en 1870 y finalizó en
1914, fue llamada la Belle Epoque, y su término lo puso el
comienzo de la tragedia de la Primera Guerra, lo cual ya
presagiaba, dos años antes, el hundimiento del Titanic. Ese
desastre lo había sugerido, catorce años antes (en 1898), una
escalofriante y premonitoria novela (de Morgan Robinson) donde,
en las mismas condiciones, se hundía un barco llamado Titán.
Mientras Guzmán Blanco comenzaba a afrancesar a Caracas,
París comenzaba a afrancesar al mundo, con un irrefrenable joi de
vivre, además del arte y la moda. Nadie imaginó entonces que de
semejantes excesos saliera luego el ascético y riguroso cubismo, porque la estética era
exuberante hasta en la música. De las alegres fiestas y canciones de Montmartre y
Montparnasse surgió el atrevido can-can, que
escandalizó a muchos. La imagen del París
despreocupado y alegre —el Gay Paree— se originó
en los bulevares externos de la ciudad donde
apareció este baile, en el que las mujeres alternaban
las patadas altas con un rápido movimiento rotativo
de la pantorrilla con la rodilla
levantada y la falda sostenida a lo alto.

La pantorrilla —¡horror!— estaba a la
vista, por lo que a los gritos, chiflidos y
trinos de las coristas se le agregaban
los del entusiasmado público, en el
cual podía detectarse la pequeña
figura de Toulouse-Lautrec, tal vez en
el Moulin Rouge, en Le Chat Noir o en el Folies Bergère.

Mientras eso ocurría allá, por estos lares se disfrutaba de la ópera en el Teatro Guzmán
Blanco, o se asistía a la retreta de la Plaza Bolívar o del Puente de Hierro, donde los
dandies de la época le ponían el ojo a las humildes muchachas del pueblo que, más allá
de un joropo, no tenían idea de los bailes de alto copete, que eran danzas de figuras,
cuadrillas, contradanzas y lanceros. Cuando en París se bailó el atrevido tango apache,
aquí se lanzaban caramelos a las carrozas de carnaval que recorrían la Calle del Este,
desde la Plaza Bolívar hasta La Candelaria. Eso,
junto al Capitolio y su Boulevard eran los
Campos Elíseos de la petite París que era Caracas.
Eran tiempos de grandes exposiciones como la de
París en 1910, que le dejó la Torre Eiffel a esa ciudad
(aunque al principio se tenía como provisional y
debía ser trasladada a otro lugar). En Venezuela en
1883, tuvo lugar la Exposición Nacional, donde
hubo de todo lo relacionado con la identidad del
país, menos música. Esa fue la primera gran exposición que se organizó en Venezuela, si
bien hubo algunas de carácter internacional celebradas en otras partes del mundo,
donde el país envió muestras de su desarrollo, menos en lo musical.

Historia de los Helados EFE: sabor y tradición venezolana - Venezolanos Ilustres

En la Exposición de Nueva York en 1939, se presentaron los múltiples sabores de frutas
de Helados Efe, empresa que la familia Espinosa-Fernández había comenzado con
helados caseros en 1926; pero allí tampoco hubo música, como sí ocurrió en la gran Feria
Mundial organizada en esa misma ciudad en 1964.

En 1893 estuvo presente Venezuela en la Exposición
Mundial de Chicago. Su pabellón era imponente y
fue visitado por notables personalidades como el
inventor Tomás Edison y los magnates J.P. Morgan y
Andrew Carnegie. Allí el país mostró sus productos,
ofreciendo muestras de café y cacao, sin música. Eso
mismo hizo en la Exposition Universelle celebrada en
París seis años después.

Historiador presenta nueva investigación sobre Buffalo Bill y los Santos de los Últimos Días – Church News

Aparte de atender al público y a las personalidades que visitaron
nuestro pabellón en Chicago, los representantes del gobierno
contactaron a Buffalo Bill. El personaje presentaba su espectáculo sobre
el Lejano Oeste, al lado de la feria. En la entrevista, el pintoresco showman
se mostró interesado en visitar Venezuela, adonde dijo que le encantaría
venir para conocer a “sus indios”.-

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