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El “cora”, los coros y los curas: En el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana

«El concierto 'Grace for the World' representa una clara muestra de cómo la Iglesia busca abrirse a nuevas audiencias y lenguajes, sin renunciar a su característico mensaje de paz y fraternidad, tan necesario en el día de hoy cuando miramos a países como Palestina o Ucrania»

 

Bernardo Moncada Cárdenas:
En un mundo sacudido por atroces noticias como el recio despliegue militar israelí contra los hostiles países vecinos, las repetidas masacres en el África cristiana, el atentado fatal contra los niños en una capilla escolar de Minneapolis, y el asesinato de Charlie Kirk, repentinamente la opinión pública, más que todo la católica, desvió su lupa -y su intransigencia – hacia el evento preparado en la huella de la Encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco.
Entusiastamente, más de 80.000 personas asistieron al concierto extraordinario celebrado en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde insólitamente se dio una gala más propia de grandes estadios, que del augusto recinto rodeado de las columnatas de Bernini.
Alternándose proclamas de paz y fraternidad en la boca de pensadores y líderes religiosos de diversos credos, comenzando por el Cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica de San Pedro, con estrellas del pop y de corales religiosas llenaron el anochecer romano con música.
Previamente, las redes ostentaron campañas, afanosas recolecciones de firmas, protestas, contra lo que se presentaba como una verdadera profanación, presencia del mismo diablo a las puertas de la Basílica.
Se condenó que el popular rapero, compositor, diseñador de modas, Pharrell Wiliams, fuese el maestro de ceremonias, desconociendo que además destaca como empresario exitoso y filántropo. Pero el escándalo fue motivado especialmente por la presencia de Karol G, cantante, compositora y empresaria colombiana, reggaetonera de insinuantes contenidos y premiada intérprete de lo que hoy llamamos música urbana.
En lugar de lo temido, y para decepción de sus censores, ambos hicieron gala de discreción y sobriedad, mostrándose portadores ideales del mensaje que el evento quiso transmitir por todo lo alto, y a tono con la variedad de artistas y oradores. Se diría que el alboroto previo contribuyó al éxito publicitario del espectáculo.
El enorme show no fue un hecho aislado; además de recordar la mencionada encíclica, pocos sabíamos que consumaba la ‘Asamblea de lo Humano’, un espacio de reflexión, el día anterior en el Ayuntamiento de Roma, con figuras destacadas como la Premio Nobel de la Paz 2021 Maria Ressa o la activista mozambiqueña Graça Machel Mandela. La discusión se centraba en la pregunta: ¿Qué significa ser humanos hoy?
Y pocos sabíamos que la artista colombiana tiene vínculos fuertes con la acción caritativa de la Iglesia, habiendo creado la Fundación Con Cora (corazón) que atiende niños y mujeres abandonadas, apoyándolas en su vulnerabilidad con educación, ayuda psicológica y médica, bienestar espiritual y asesoría legal.
Tampoco es difundido que Williams dirige la organización sin fines de lucro por él fundada, llamada «From One Hand To AnOTHER» (FOHTA). Con ésta se propone proveer educación en “ciencia, tecnología, ingenierías, artes, matemáticas, y motivacción” (S.T.E.A.M.M. en inglés) como “instrumentos para el éxito futuro de cada niño”.
Al agradecer al Papa León, quien en coincidencia con su septuagésimo cumpleaños cedió el uso de tan monumental espacio, Williams sentenció, acertadamente: «la gracia crea espacio, la curiosidad da pasos hacia adelante y ambas pueden acercarnos».
La imagen del mundo del espectáculo está dominada por figuras que exhiben ostentosamente una vida de banalidad y antivalores, pero, en realidad, buen número de celebridades lleva una ejemplar vida familiar y se mantiene en la fe religiosa, buscando equilibrar las amenazantes tensiones que se experimentan en ese mundo.
Nuestra ignorancia de idiomas no permite constatar la abundancia de letras que hablan de Dios, de la fe, de la necesidad de un mundo mejor, entre los éxitos del tan vilipendiado Rock.
Todavía sin haber presenciado la transmisión, hay quien continúa censurando a la curia vaticana por haber abierto sus espacios para presentar gente como Pharrell y Karol. Sin embargo, no es a través de sus bocas, como quedó comprobado, que el mal emana.
El espectáculo, un hecho histórico que gracias a las redes gratuitas no se reservó para quienes lo disfrutaron en sus trajes elegantes, o los usuarios de determinado canal de suscripción, merece una valoración crítica abocada a calidad artística y contenido, más que las sentencias con las que se le quiso condenar a priori.
Como ha dicho un medio, «El concierto ‘Grace for the World’ representa una clara muestra de cómo la Iglesia busca abrirse a nuevas audiencias y lenguajes, sin renunciar a su característico mensaje de paz y fraternidad, tan necesario en el día de hoy cuando miramos a países como Palestina o Ucrania».-

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