Opinión
Un nuevo libro llega a mis manos
En esta oportunidad, el Padre Vinke ha puesto en mis manos: “Con Jesús, Señor de la Historia”, todo un apasionante recorrido, gracias a la recopilación de sus artículos a lo largo de los años, por señaladas devociones, personajes, pasajes históricos y culturales

Grace Carolina Núñez:
Recientemente fui invitada a una de las reuniones del clero de Caracas, con el equipo que presentaría ante ellos, determinado Programa anual de la Conferencia Nacional de Laicos (CNL). Allí me encontré al Padre Vinke, y tan amable como siempre, me obsequió uno de sus últimos libros del cual hablaré más adelante. Antes debo expresar mi mayor respeto por un sacerdote que se ha esforzado por cultivar con amor, el maravilloso mundo de las letras, nutriéndolo con temas importantes sobre nuestra fe y nuestra historia.
Aprovecho para mencionar, en esta época donde el común se rinde a las pantallas, que los estudios científicos más avanzados concluyen la importancia que para el cerebro tiene la lectura en libros de papel, con cuya interacción se desarrollan cualidades del cerebro, que de otra forma, no lo hacen. Países del Mundo desarrollado han tomado nota y hoy buscan, en el período de mayor aprendizaje de los jóvenes, volver a los libros, al lápiz y al papel.
Esto es oportuno mencionarlo porque el Padre Ramón Vinke, con sus publicaciones de amena lectura y sana doctrina, contribuye a dotar periódicamente, a la biblioteca venezolana, de temas que nos enriquecen y que hay que difundir, propiciando también amenas tertulias sobre el contenido, esta última, otra de las carencias de nuestra época: la plática personal y constructiva.

En esta oportunidad, el Padre Vinke ha puesto en mis manos: “Con Jesús, Señor de la Historia”, todo un apasionante recorrido, gracias a la recopilación de sus artículos a lo largo de los años, por señaladas devociones, personajes, pasajes históricos y culturales…, nacionales principalmente pero también internacionales que, la diáspora venezolana ha ayudado a difundir y animar por ser parte de su cultura.
Por vínculos y vivencias familiares, me atrajeron relatos como el de La Virgen de la Caridad de San Sebastián de los Reyes, la segunda visita de San Juan Pablo II a Venezuela, la Virgen de Lourdes (devoción de mi madre al ser educada por la monjas de San José de Tarbes, así como el apartado de Mons. José Alí Lebrún, su director espiritual y capellán en el colegio siendo un joven sacerdote), la Virgen de la Soledad de Caracas, el Nazareno, el Popule Meus que mi madre nos cantaba con su hermosa voz de soprano (Popule Meus, quid fe ci ti bi, responde mihi, responde Popule meus, Quid fe ci ti bi?), Andrés Bello, Cecilio Acosta, Cristóbal Rojas, Arturo Michelena, Andrés Eloy Blanco, Mario Briceño Iragorry…, de todos he conocido algo nuevo o refrescado recuerdos…
Animo sinceramente a todos los lectores a integrar esta lectura, junto a las demás publicaciones, al bagaje personal, del hogar, de los seminaristas, de los académicos y en general, de todo aquel que quiera pasearse por los singulares senderos que nos traza el Padre Vinke.
Me despido recordando a Rubén Darío:
“El libro es fuerza, es valor
es poder, es alimento;
antorcha del pensamiento
y manantial del amor”.-
Sep. 2025




