La educación venezolana nos necesita
Aquí está el problema tal vez más grave de nuestra educación: no hay suficientes educadores ni siquiera para los estudiantes que están asistiendo a clases, mucho menos para atender a los que están fuera de las aulas cuando se reincorporen

Luisa Pernalete:
La semana pasada observamos una escena conmovedora: una señora le daba a una niña de unos 7, años, un cuaderno y un lápiz. El rostro de admiración y la sonrisa de la niña era como si le estuviera regalando un juguete o algo muy grande, y luego, igualmente conmovedor, cuando la niña, al acercarse un niño que resultó ser su hermano, algo mayor que ella, le dijo, “mira, un cuaderno y un lápiz, nuevos”. La señora, fue hasta su carro, y buscó otro cuaderno y otro lápiz y lo dio al niño: igualmente el rostro del pequeño se iluminó. Escuchamos cuando la madre, que cuida carros en la cuadra, dio las gracias a la señora y le dijo que los niños comenzaban clases el siguiente lunes y ni tenían útiles.
La escena conmueve, no sólo por los rostros de los niños, sino también porque uno sabe que hoy, como nos contaba una Directora de un colegio de Fe y Alegría, las familias o compran útiles escolares, o compran, medicinas o comen. ¡Es un drama tener que elegir entre útiles o comer!
Venezuela se ha ido empobreciendo, hoy es el país más desigual de América Latina. Su educación lleva años en emergencia, no sólo por la exclusión escolar, y aunque no sabemos exactamente cuántos chamos en edad escolar están fuera de las aulas, pero están cerca de los 3 millones, hasta el Ministro de educación reconoce que hay muchos niños y adolescentes fuera de las aulas. Cifras oficiales no hay desde hace tiempo. Pero están las que dan los gremios, las academias, ONGs que investigan temas educativos, y son muchos. Y aún sin cifras, acérquese usted a una esquina y vea cuántos niños y adolescentes están en horario escolar ofreciendo limpiar vidrios, o simplemente pidiendo.
Todo lo anterior, a pesar de que, según nuestra Constitución, Artículo 102 – “La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria” – y el 103 – Toda persona tiene derecho a una educación integral de calidad (…) el Estado realizará una inversión prioritaria” para garantizar esa educación gratuita impartida en las instituciones del Estado – , no es cierto que la mayoría de las familias puedan hoy enviar a sus hijos a las escuelas, aunque lo deseen.
Además de los útiles necesarios, y la alimentación, puesto que “la letra con hambre no entra”, está el tema de la calidad. También las autoridades han reconocido que falta calidad en nuestra educación, un primer paso para enfrentar el problema, ello supone apoyo de la academia, investigaciones para ver realmente el impacto dela educación, su pertinencia en estos tiempos de cambios acelerados, actualización de los educadores, no sólo en tecnología, también educar por competencias, ver los cambios necesarios en el currículo… Actualizarse para que la educación sea pertinente, tenga sentido para los estudiantes.
¿Pero cómo pedir a los educadores que se actualicen si los activos necesitan más de un trabajo para poder medio alimentar a la familia?
Y aquí está el problema tal vez más grave de nuestra educación: no hay suficientes educadores ni siquiera para los estudiantes que están asistiendo a clases, mucho menos para atender a los que están fura de las aulas cuando se reincorporen. ¡Es terrible! Sin maestros no hay educación ni presencial ni on line. Hay escuelas de educación cerradas por falta de aspirantes, la UPEL ha reducido dramáticamente su número de alumnos, si seguimos como vamos, en el 2031 no habrá ni un solo educador egresado de nuestras universidades, según Tulio Ramírez, experto en temas educativos. Es verdad que la UNESCO ha advertido que la falta de educadores es un drama mundial, pero en Venezuela ya llevamos años con renuncias, con reducciones de secciones por falta de docentes, con materias que simplemente no se dictan en los liceos porque no hay quien las de, como en las áreas de matemáticas, inglés, por poner sólo un par de ejemplos. Y es que, con esos salarios indignos, cómo se puede pedir a un educador que persevere en las aulas, como se le pide a un bachiller que estudie educación para que pase hambre… Los educadores venezolanos tienen los salarios más bajos de toda América Latina, más bajos que los de Haití y los de Cuba.
Hace unas semanas, cuando preguntábamos a algunos directores qué soñaban para este año escolar que comienza, coincidían en que soñaban con aulas llenas y con maestros suficientes, “que no renuncie nadie”, nos decía na directora.
Por eso la imperiosa necesidad de una inmensa alianza nacional para salvar la educación. Sin educación ningún país sale de una crisis. La educación tiene que ser un tema prioritario. Hay comunicadores sociales que lo tienen siempre presente, hay empresarios que lo entienden, universidades, pero necesitamos que toda la sociedad venezolana lo vea.
Salvar nuestra educación no es asunto sólo mío/ hace falta mucha gente/ en ustedes yo confío.-
26/09/25