León XIV resalta el ejemplar testimonio, en tiempos de persecución, del fallecido Cardenal Mureşan
“Doy gracias a Dios por el ejemplar testimonio de este fiel hijo de la Iglesia, que no vaciló ni siquiera en tiempos de persecución”

“Doy gracias a Dios por el ejemplar testimonio de este fiel hijo de la Iglesia, que no vaciló ni siquiera en tiempos de persecución”, escribió el Papa León XIV en su telegrama de pésame por la muerte del Cardenal rumano Lucian Mureşan.
En el texto enviado a Mons. Cristian Dumitru Crişan, Administrador de la iglesia Arzobispal Mayor Greco-Católica Rumana, y a los miembros del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Greco-Católica Rumana, el Santo Padre expresa su cercanía a todos cuantos lloran la partida del purpurado que “ha sido padre y guía”.
El Cardenal Lucian Mureşan, arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica en Rumanía y unos de los testigos más importantes que sufrió la persecución del régimen comunista que cayó en 1989, falleció este jueves 25 de septiembre a los 94 años.
Lucian Mureşan fue creado cardenal cuando ya tenía 80 años en 2012, durante el pontificado de Benedicto XVI. Este tipo de creación cardenalicia, cuando ya se ha superado la edad para ser elector en un eventual cónclave, es un reconocimiento pontificio del servicio a la Iglesia ofrecido por quien la recibe.
En su telegrama, el Papa León XIV recordó “con admiración las dificultades y humillaciones que [Mureşan] soportó con valor durante los años de prueba, cuando continuó sirviendo a Cristo en el ministerio pastoral, incluso a riesgo de su propia libertad”.
Su sacerdocio caracterizado por la paciencia y la dedicación evangélicas, continuó León, “reveló un amor inquebrantable a Cristo y a la Iglesia, iluminando a generaciones de fieles”.
“Elevo mi oración por el alma de este siervo bueno y vigilante que, fiel a su lema, supo ofrecer su vida incluso en el sufrimiento, abandonándose con confianza al Padre celestial”.
Para concluir, León XIV expresó su confianza en que, “acompañado por los mártires y los beatos de la Iglesia Greco-Católica Rumana, sea acogido en la alegría del reino eterno. A los que asisten al rito fúnebre y a los que sienten el dolor por su fallecimiento, les envío la Bendición Apostólica”.-