Ética Social y Personal (II)
A todas las corrientes éticas que existen en el país, gracias a la mezcla ya señalada, se debe incorporar, la ética autoritaria. En pugna constante con la ética democrática. Enraizada, en el alma del pueblo con fuerza y determinación, por las luchas realizadas desde el siglo XIX y durante todo el siglo XX

Gloria Cuenca:
Definiré la ética social, obviamente, relativa a la sociedad y, también la personal. La ética social, según el Diccionario Filosófico de Ferrater Mora: “Es la Doctrina de las costumbres”. Al referirse a las costumbres se abre un abanico de posibilidades, que demuestran la dificultad de hacer una definición que abarque en su totalidad la ética de la sociedad. Complicado, establecer lo que implica la ética social, ya que requiere múltiples aproximaciones y dimensiones, todas diferentes. Tal vez por eso el filósofo la categoriza así. Dentro del marco de la ética social hay que inscribir todas las posibilidades de la acción ética. Por ejemplo, la ética de un católico apostólico romano, junto a la del ateo; la de un libre pensador con la de un conservador, entre otras. Otras disciplinas éticas circulan y existen en el marco de la sociedad. Tomemos el caso de nuestro país, Venezuela. Al estudiar este tema llegué a la conclusión de qué, así como hay un mestizaje étnico, hay un mestizaje ético. Con-vivíamos todos. Éramos un país diverso, amplio, tolerante y contemporizador, hasta que llegaron los comunistas al poder para intentar volvernos lo que no somos: discriminadores, dogmáticos, desunidos familiarmente, entre las ideas locas que pretendieron imponer.
Nuestro gentilicio no lo puede aceptar. Somos mestizos. Significa que somos diferentes en nuestro pensamiento, casi tan variados como el color de la piel. Tenemos cualidades, rasgos, idiosincrasia, condiciones, que pertenecen a culturas diferentes y todas se aceptan y respetan. Al pretender establecer la ideología y la extracción de clases como la fórmula que identifica a los venezolanos, se intentó que se aceptara, la identificación de los ciudadanos, por la “clase social a la que pertenece”. Los revolucionarios, por un lado, los ricos por el otro. Resulta inaceptable para una sociedad democrática, mestiza, con gran movilidad social y amante de la libertad como la nuestra. Una importante porción de los venezolanos, se dejaron encantar por la seducción oratoria, del difunto; combinado, según mi opinión, con la convicción, de que, un militar era necesario para resolver los problemas que se presentaron. Se oyó decir:” Solo unas botas, arreglan esto.” ¿Fue algo atávico, en el subconsciente de las masas del país? ¡Tal vez! ¡Qué terrible equivocación!
A todas las corrientes éticas que existen en el país, gracias a la mezcla ya señalada, se debe incorporar, la ética autoritaria. En pugna constante con la ética democrática. Enraizada, en el alma del pueblo con fuerza y determinación, por las luchas realizadas desde el siglo XIX y durante todo el siglo XX.
Había que trabajar con profundidad en la democracia: ampliarla y corregir los errores y distorsiones. Jamás volver al caudillismo o al militarismo.
La pretendida ética de la revolución o de los revolucionarios, sería otra a considerar; sin embargo, no es tal. No existe. Consideran los jerarcas: “lo bueno para la revolución, es bueno para el pueblo” y viceversa. Lo sabemos, no por cuentos. Hemos vivido el desastre.
¿Saben que la ética del comunismo no existe? Ninguno de los teóricos, menos los pragmáticos dirigentes, la ha presentado jamás. Señalan, “se conocerá, cuando el comunismo triunfe en el mundo”. Entre tanto acaban con las normas y reglas, “de la burguesía” haciendo a sus militantes gente sin moral. Inducidos a violentar las normas existentes en la sociedad. ¡Terrible situación que viven los países sometidos a ese régimen!
La ética individual o personal, formada en el hogar a edades tempranas, consolidada en la escuela, reflexionada, evaluada y asumida cuando se es adulto, para actuar en la vida dentro de cánones y preceptos éticos, ha sido prácticamente eliminada. Se ha pretendido que la ética social sería la suma de éticas individuales. Imposible. No son valores iguales, menos conceptos y categorías. No se trata de sumar números, cubos, o carros. Repito se trata de valores, normas y reglas que cada individuo ha internalizado. Sí la mayoría es católica, como en nuestro país, tendrán los mismos valores y principios, inculcados en la escuela primaria y al hacer la primera comunión: los Mandamientos de la Ley de Dios. Lamentablemente, en la actualidad, han eliminado en las escuelas públicas, las clases de catecismo que orientaron nuestra infancia y fueron reforzadas, en el hogar y la catequesis, realizada para hacer la Primera Comunión. ¡Pobres niños! Sin orientación, ni normas claras para la vida. Aprenderán con golpes y sufrimientos de la vida. Defino la ética personal: “son normas y principios que elegidos por cada uno/a guían y orientan nuestra vida cotidiana.”
Pienso en los profesores de Ética Profesional de las diversas carreras universitarias. Sí era complejo en mis tiempos, con una base precisa y clara, ¿cómo se hará ahora, para formar la ética gremial o profesional? ¿Qué dificultades habrán de enfrentar jóvenes a los que se les ha dicho que robar no es sino expropiar lo que les quitaron? ¿Matar es “ajusticiar”, con derecho? Además, hacer de la mentira una política de estado, y creer la propaganda embustera y maléfica, que divulgan sin el menos rubor.
Estamos en una situación compleja. Tendremos que hacer mucho esfuerzo y trabajo para re construir al país. Confiemos en Dios para que nos ayude, la Virgen nos ampare. Con Fe, fuerza, optimismo y seguridad en esta nueva y definitiva etapa.-




