Opinión

Ética Profesional

 

Gloria Cuenca:

He aquí lo que quería tratar, la Ética Profesional. Es preocupación constante. Cada día que pasa es más complejo y confuso el panorama de la ética profesional de cualquiera de las profesiones y, en particular, la de los periodistas. La ética profesional refiere a las normas y reglas que guían con honestidad y rectitud la conducta de un profesional dentro de su actividad laboral. Muchas profesiones han descuidado la ética profesional. No, en el caso de los periodistas y comunicadores. Tal vez, por la necesidad de libertad, democracia, veracidad y responsabilidad, no se puede eludir esta cuestión, tampoco olvidarlo. En los conflictivos momentos que atravesamos diariamente, nuestra ética impulsa, orienta y también,  protege, a pesar de los pesares, en determinadas circunstancias, en el ejercicio cotidiano. La Ética Profesional de los Periodistas, es clara, precisa y concreta está en el Código de Ética sancionado en 1976 y luego modificado en el 2013. Los periodistas y comunicadores sociales, tenemos la obligación de conocerlo; además la Ley del Ejercicio del Periodismo, señala en artículo, Nº30 relativo a Deberes y Derechos del Periodismo: el deber de cumplir con la Ética profesional. Expresas y precisas las instrucciones. El periodista tiene que defender la Libertad de Expresión, como su primer deber y compromiso. ¿Cómo no hacerlo? El periodismo y la comunicación se nutren, expanden y crecen en medio de la libertad y la democracia. En dictadura, en los regímenes autoritarios, todas las actividades comunicacionales merman y hasta desaparecen. No creo necesario explicar esto: lo hemos padecido en estos tiempos, un desastre, lo conocemos y lo vivimos.

La trascendencia de la ética profesional del periodista, queda expuesta con frecuencia. Sin las normas, especialmente la relativa a la veracidad, que implica la credibilidad, origen principal de la fortaleza del periodismo, no se le cree nada a un medio, que se le tache de mentiroso. Vivimos, una tormenta tecnológica, los denominados “influencer’s” ocupan progresivamente, espacios de opinión e información, cuando no de desinformación. “Fakes,” bulos, trombos, falsas noticias, bluff, entre otras formas de mentiras llenan el ciber espacio.  Por supuesto no son todos. Sin embargo, hay un grupo grande de ellos, que solo piensan en promocionarse, en tener seguidores para vender algo, o simplemente, para sentir su “influencia” en los demás. ¿La ética? ¿la responsabilidad social? No existe, no es una preocupación. O, no se acuerdan de ella, o nunca supieron nada de ética y moral.

Hay artistas, estrellas del cine y la TV, predicadores, líderes de opinión, modelos, jóvenes y adultos deseosos de darse a conocer, quienes a través de las redes han construido un enorme grupo de seguidores. Algunos alcanzan millones de seguidores. Es preocupante, especialmente, cuando no tienen ningún tipo de referencia ética. Pedófilos, drogadictos y, lamentablemente, algunos enfermos mentales, y desajustados sociales, logran hacer un uso malévolo de la maravilla tecnológica:  por falta de ética

Para contra restar esa “peste” de la desinformación se han creado en el país, Venezuela y en el mundo, numerosas organizaciones que buscan descifrar las mentiras, desmontar los “bulos”, como se les llaman, que pretenden hacer pasar mentiras por verdades; de lo más común hasta llegar a confundir a la gente.

Angustia pensar qué, por exceso de permisividad, se cometen, vía las redes, una serie de actos que resultan violatorios de la ética y hasta del derecho. Ejemplo de esto es la acción detectada, al utilizar en medio de las declaraciones de algunas personalidades y personajes de baja categoría, (intelectual, no importa el cargo que ostenten) mentiras comprobadas, sin tener el mínimo rubor. Los aspirantes a la notoriedad, se valen de todo. Recurren al “Síndrome de Heróstrato”, (Significa hacerse famoso por vía mal sana e incluye actos delincuenciales); otros, con cinismo, y todavía otros, por “aburrimiento”. Esto conduce a que se impulse la mentira, por encima de la verdad. Llegando al extremo, se ha creado “la post verdad”, entramado de mentiras, realizado con cuidado para engañar, sin sentirse culpables.

 

En esta situación algunas “personalidades” (¿contagiados?)  dicen mentiras, constantemente. Esto ha llegado al extremo. Los periodistas al  entrevistar a algún personaje, además de grabarlo, también le llevan al sujeto entrevistado, lo dicho por él en determinada ocasión. Con tranquilidad, sin rubor de ningún tipo, han llegado a negar lo dicho. Usan muchas veces, “No creas eso, está fuera de contexto”. Se quedan tranquilos como si no hubieran dicho nada. Esto amerita una reflexión, en todos los niveles. ¿Le ganó la postura del mentiroso a la de quien dice la verdad? ¿Esto es posible? En efecto, cuesta cada vez más desentrañar la verdad entre el cúmulo de mentiras que circulan por las redes. Ahora empeorado con la utilización engañosa de la Inteligencia Artificial. Sin embargo, como en las antiguas películas de Hollywood, al final siempre ganan los buenos, la verdad deberá siempre refulgir sobre la mentira. No tengo ninguna duda. Tendremos que “ponernos las pilas”, aprender a identificar desde el tamaño de la letra, hasta fijarnos en los mínimos detalles. ¡Es lo que hay! Por la verdad murió Cristo, no olvidarlo en medio de este mar de mentiras.-

 

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