
Fernando Luis Egaña:
El continuismo indefinido en cualquier despotismo depredador, es una causa indefendible éticamente hablando, que sólo puede forzarse por el fraude masivo, por una piñata de divisas, o por la imposición de un poder arbitrario y represor.
Así y todo nunca faltan los sofistas que están dispuestos a buscar todo tipo de justificación, para los crímenes propios o para la complicidad respectiva.
Los jefes del continuismo y sus secuaces se sienten montados en un tigre, que los devoraría si se caen. De allí que no les importa devorar ellos a la nación que sojuzgan, con tal de mantenerse en el poder.
¿Eso se puede defender? Claro que no. Ya intentar hacerlo, con ambigüedades manoseadas y podridas, es un atropello en contra de la dignidad y la justicia.
La falsa paz y la falsa reconciliación dan para todo. En especial cuando la impunidad protege a los beneficiarios del despotismo y violenta los derechos de los demás.
Las «causas» indefendibles no se pueden ni se deben defender. Y menos con pretextos que nadie cree: los galimatías de siempre. El continuismo destructivo es indefendible.-




