4 caminos, un destino

Miguel Truzman:
Se cumplen 60 años de Nostra Aetate, capítulo inédito del Concilio Vaticano II un 28 de octubre de 1965, en donde la Iglesia Católica hace un mea culpa, por la forma y manera de su relación, desencuentros y prejuicios especialmente con el judaísmo, dejando atrás el concepto de deicidio de todo el Pueblo Judío de la época de Jesús y por supuesto de sus generaciones futuras, así como el accionar para enfrentar y combatir todo atisbo de antisemitismo, abriendo una nueva era en el dialogo entre hermanos en la fe iniciada por el Patriarca Abraham.
Nostra Aetate nos recuerda que siempre podemos rectificar, que la vida es un constante aprendizaje, con los errores propios de la imperfección humana, pero mientras tengamos vida, cada día es un nuevo capítulo para volver al camino que cada texto sagrado nos exhorta a recorrer.
En un mundo plagado por la intolerancia, la xenofobia y el antisemitismo que en los últimos 2 años, ha escalado a niveles insospechados, que nos evoca a las leyes de Núremberg de 1935, la alianza entre todos los factores que practicamos alguna de las religiones Abrahámicas, debemos como una obligación ética y moral, unir esfuerzos para que nuestra voz a través del ejemplo, se imponga, que nuestra voz que no es más que la transmisión de la palabra de D’os expresada en la Torá para el judaísmo o en el Nuevo Testamento para el Cristianismo o el Corán para el Islamismo, coincida con el mensaje de la fraternidad necesaria e imprescindible que debe privar en la humanidad.
Cuando en 1986 el Papa Juan Pablo II llamo a los judíos sus Hermanos Mayores dio un ejemplo de humanidad y sabiduría al mismo tiempo, reconociendo lo primigenio de la fe judía, las raíces compartidas y la relación de hermandad que siempre debe privar entre nosotros.
Nostra Aetate nos trajo una bocanada de aire fresco, de esperanza en las relaciones humanas, es cierto que se ha visto contaminada por la política, por los supuestos movimientos de diversidad o ecológicos como una fachada de un sector, que quiere dinamitar a la familia como la célula fundamental de la sociedad y a la Fe como la convicción y creencia en El Creador del cielo, la tierra y de todo lo que en el habita.
El Cristianismo, el Catolicismo, el Islamismo y el Judaísmo son 4 caminos que deben transmitir el mensaje de que la armonía no está en ser iguales sino en reflejar la misma luz y ese es el destino que “El Eterno” quiere para la humanidad, que esa la luz se abra paso en todos los rincones del universo, con el mensaje que está escrito con letras doradas en el Levítico 19:18 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, si no que amarás a tu prójimo como a ti mismo”.-
migueltruzman
@miguel_truzman_tamsot
miguelt585@gmail.com     
 
				



