Un san José Gregorio Hernández donde se cruzan la devoción y el reciclaje

Freddy Omar Durán/La Nación:
Desde hace menos de un siglo, una nueva virtud cristiana ha sido incorporada al catálogo de acciones con las cuales nos realizamos para el bien personal, del prójimo y la comunidad: La conservación del medio ambiente.
Una virtud que probablemente también se correspondería con la bondad que a José Gregorio Hernández elevó hasta el altar católico.
El arte venezolano, con motivo de su canonización le ha rendido homenajes de todo tipo y en todos los formatos, e incluso de manera muy original el reconocido artista plástico José Romero Corzo lo ha hecho con una escultura en estilo reciclaje.
Rasgo característico de la obra de Corzo ha sido la escultórica vinculada con entornos íntimos o en los que haya la participación del flujo humano, donde la pieza realmente pueda ser admirada e incluso utilizada, como se ha animado en sus volúmenes de esencia mobiliaria. Precisamente un elemento muy común, especialmente dentro del espacio del devoto católico, ha sido la imaginería de los santos, y en Venezuela y muchos países de Latinoamérica, dentro de ella ha ocupado, y más aún ahora cuando ha recibido por potestad papal la dignidad y honra de la santidad, la figura de José Gregorio Hernández.
El artista visitó la redacción de Diario La Nación con esta propuesta original en donde el poder de la iconografía se cruza con el mensaje en favor del reciclaje, cumpliendo la escultura misma una función de botiquín de medicinas, tanto en su torso como uno de sus brazos; en una variopinta gama de materiales como cartón, plástico, tela sintética, metal, yeso, envases plásticos, entre otros. Una obra llena de detalles curiosos como un estetoscopio con una tapa de Tupperware y audífonos en los oídos, así como la señalética propia del reciclaje en espacios públicos atravesando su corporalidad.
Corzo expresó que la pieza escultórica, más que una representación del santo, se inspira en su semblante característico; especialmente ese rostro que conserva serenidad pero al mismo tiempo una extraña complicidad con el observador.
Como aclaró el artista, el hecho de que haya sido en materiales reciclables en nada admite un descuido en su ejecución, ya que tanto el sombrero, el traje y la corbata implicaron los conocimientos del artista en costura, y la anatomía se soportó sobre el conocimiento que de anatomía requiere un escultor de trayectoria.
Para mediados del mes de noviembre, durante un evento especial con motivo de una renovación de la planta física del Ateneo del Táchira, con la presencia de autoridades municipales y regionales, se ha pautado una exposición de la obra de José Corzo, que da cuenta de una obra de minucioso cuidado y una exuberancia en el tratamiento de las formas integrado al arte mobiliario. Un adelanto de lo que será esa muestra puede ser vista a través de las redes sociales.-
@josecorzo_escultor. (FOD)




