La canonización como punto de partida…
...para la transformación espiritual de Venezuela

Francisco González Cruz:
Pasada la solemne ceremonia de canonización de San José Gregorio Hernández y de Santa Carmen Rendiles el 19 de octubre, el homenaje nacional el 25 en Caracas, la primera festividad de San José Gregorio Hernández el 26 y el homenaje nacional en Isnotú el 1° de noviembre, se inicia una nueva etapa que deja atrás los espectaculares y merecidos eventos, para iniciar un nuevo camino.
Por supuesto que es el punto de llegada de un proceso que se inició en el mismo día de su muerte el 19 de junio de 1919 y que se formalizó, gracias a la enorme expansión su devoción, cuando el 14 de junio de 1949 Monseñor Lucas Guillermo Castillo Lara, Arzobispo de Caracas, firmó del decreto designando un postulador y que culminó el 19 de octubre de 2015 cuando el Papa León XIV lo canonizó, acatando lo dispuesto por el Papa Francisco.
Las enormes movilizaciones que significaron los eventos en El Vaticano; las que provocaron el homenaje nacional programado para el día 25 de octubre y que tuvo que ser distribuida en las diversas parroquias de Caracas y del país; las peregrinaciones, procesiones y misas de la festividad del 26 de octubre en todo el país y en particular en Isnotú, y su culminación el pasado 1° de noviembre en el homenaje nacional realizado en Isnotú, dan cuenta de la gigantesca capacidad de convocatoria que tiene el Santo de Todos.
El mensaje del pueblo venezolano, en todos sus sectores y lugares, ha sido claro y significativo ante esta doble canonización: debemos encontrar en sus virtudes la confluencia de toda la voluntad nacional. El punto de encuentro en torno a la vocación de servicio, honestidad, espiritualidad, cultura, humildad y otras virtudes vividas en grado heroico por nuestro Santo.
Es el punto de partida de una profunda transformación espiritual, que significa un proceso de cambio profundo y colectivo que se inicia con el “darse cuenta” de los desafíos que nos plantean estas realidades que estamos viviendo, y sigue por desarmar las palabras, elevar las miradas y proteger los corazones, parafraseando la Carta Apostólica “Dibujando nuevos mapas de esperanza”, de Papa León XIV. “Una paz desarmada y desarmante” citó en su homilía en Isnotú el Nuncio Apostólico Monseñor Alberto Ortega Martín el sábado 1 de noviembre. Tener en el respeto a la dignidad de la persona humana y en la vocación por el bien común, las coordenadas sillares de estos nuevos caminos.
En términos nacionales el mensaje está claro, y también en términos de lo local. “Isnotú pasa de ser un punto modesto en la geografía patria a ser un lugar de referencia mundial, de peregrinaciones, de búsqueda de lo trascendente. La vocación de este pedazo de los Andes pasa a ser parte de quienes buscan ansiosos la salud, el bienestar, la paz, la solidaridad en el ejercicio de la fe cristiana”, como nos lo dijo el Cardenal Baltazar Porras.
Toca avanzar en estos grandes desafíos, ahora con mayor energía que la de hace 109 años día de la muerte de San José Gregorio y 76 del inicio de su proceso de santificación. San José Gregorio Hernández es conocido y querido, porque se formó para servir. Es la persona que convoca a la gran mayoría de los venezolanos, independientemente de cualquier diferencia que pueda existir. Su santidad debe ser la luz que nos oriente a todos para aprender de su ejemplo, y construir el país de bienestar que no merecemos.
Se cierra un ciclo y se abre uno nuevo: el de la transformación espiritual personal y nacional. San José Gregorio Hernández es nuestro, un Santo de todos. Venezuela también.-




