El Papa León XIV alerta sobre las nuevas adicciones: la pornografía y el abuso de internet
Subrayó que estos fenómenos son “el síntoma de un malestar mental o interior de la persona y de una decadencia social de los valores y de los referentes positivos, especialmente entre los adolescentes y los jóvenes”

El Papa León XIV alertó sobre las nuevas adicciones de los últimos tiempos, como el juego compulsivo, las apuestas y la pornografía, como consecuencias del uso excesivo de internet.
El Santo Padre lanzó esta advertencia en un videomensaje dirigido a los participantes en la VII Conferencia Nacional sobre las Dependencias, promovida en Roma por la Presidencia del Consejo de Ministros.
En su mensaje, el Pontífice remarcó que en los últimos tiempos, a las dependencias como las drogas y el alcohol —que continúan siendo las más prevalentes—, se han añadido “nuevas formas, ya que el uso creciente de internet, los ordenadores y los teléfonos inteligentes se asocia no solo a claros beneficios, sino también a un uso excesivo que con frecuencia desemboca en adicciones con consecuencias negativas para la salud”.
Estas adicciones, precisó el Papa, están relacionadas “con el juego compulsivo y las apuestas, la pornografía y la presencia casi constante en las plataformas del mundo digital. El objeto de la dependencia se convierte así en una obsesión, condicionando el comportamiento y la vida cotidiana”.
Subrayó que estos fenómenos son “el síntoma de un malestar mental o interior de la persona y de una decadencia social de los valores y de los referentes positivos, especialmente entre los adolescentes y los jóvenes”.
En este contexto, destacó que la juventud “es una etapa de pruebas y de interrogantes, de búsqueda de sentido para la existencia”, marcada en ocasiones por el consumo de drogas, la búsqueda del dinero fácil a través de las máquinas tragamonedas o la adicción a internet, lo que demuestra “que vivimos en un mundo sin esperanza, donde faltan propuestas humanas y espirituales sólidas”.
En consecuencia, lamentó que muchos jóvenes “piensan que todos los comportamientos son equivalentes, pues no logran distinguir el bien del mal y carecen del sentido de los límites morales”.
Por ello, el Santo Padre exhortó a valorar y alentar “los esfuerzos de los padres y de los distintos organismos educativos —como la escuela, las parroquias y los oratorios— destinados a inspirar en las nuevas generaciones los valores espirituales y morales, para que actúen como personas responsables”.
Además, subrayó que los jóvenes “necesitan formar su conciencia, desarrollar su vida interior y establecer relaciones positivas con sus coetáneos, así como un diálogo constructivo con los adultos, para convertirse en artífices libres y responsables de su propia existencia”.
A continuación, el Pontífice realizó un contundente llamado a las instituciones, la Iglesia y toda la sociedad: “Percibir en estos jóvenes una petición de ayuda y una profunda sed de vivir, para ofrecer una presencia atenta y solidaria que los invite a un esfuerzo intelectual y moral, y que los ayude a forjar su voluntad”.
Así, invitó a un compromiso en la labor de prevención, “que se traduzca en una intervención de toda la comunidad”. Asimismo, remarcó la urgencia de que, en el marco de una política de prevención del malestar juvenil, se fortalezca “la autoestima de las nuevas generaciones, para contrarrestar el sentimiento de inseguridad e inestabilidad emocional provocado tanto por las presiones sociales como por la propia naturaleza de la etapa adolescente”.
Animó por último a formular “propuestas concretas orientadas a promover una cultura de la solidaridad y de la subsidiariedad: una cultura que se oponga al egoísmo y a las lógicas utilitaristas y económicas, y que esté abierta al otro, en la escucha, en un camino de encuentro y relación con el prójimo, especialmente cuando éste es más vulnerable y frágil”.



