Opinión
Destierro y Exilio
No importa los años de vida en el extranjero. El exiliado tiene que estar comprometido con la contienda que le lleve de regreso si esa es su voluntad. Dejar de trabajar por retornar a la patria, coloca la condición de exiliado en pasado, mutando el individuo a inmigrante

Pedro Corzo:
El totalitarismo castrista y sus asociados de Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador han obligado a muchos de sus connacionales a abandonar sus respectivas patrias, forzado al destierro a quienes se les oponen, millones de personas no han tenido más alternativas que dejar en el pasado su quehacer cotidiano por tal de no ir a prisión o vivir en condiciones que ningún ser humano merece, convirtiéndolos en exiliados o emigrantes, en base, a la conducta que cada uno asuma.
La vida en el exilio, para quien lucha por el retorno, es dura, cargada con innumerables retos, aunque sin dudas es mucho mejor que la que enfrentan quienes no tuvieron esa oportunidad o decidieron no elegir ese camino para continúan luchando en su tierra por la libertad y los derechos de todos.
En principio un exiliado es un perseguido, un opositor, un individuo que pudo ser encarcelado por el gobierno que combatió y que se vio precisado a huir de su país, no obstante, es justo decir que el exilio no es cuestión de veteranía, sino de la conducta que asume el individuo cuando se llega a otra nación.
No importa los años de vida en el extranjero. El exiliado tiene que estar comprometido con la contienda que le lleve de regreso si esa es su voluntad. Dejar de trabajar por retornar a la patria, coloca la condición de exiliado en pasado, mutando el individuo a inmigrante.
Entre el exiliado y el inmigrante hay diferencias de causas y conducta. El exiliado ha sido perseguido por sus ideas o acciones de carácter político. Exiliarse nunca fue el objetivo de los que enfrentaron un gobierno, sino una opción para continuar la lucha en otras latitudes.
El exilio o el destierro, como gustaba decir a José Martí, confiere la oportunidad de luchar por el regreso y saber, como afirmaba el Maestro, «que nunca son más bellas las playas del destierro que cuando se les dice adiós», aunque desgraciadamente, muchos no tendrán ese privilegio por mandatos ineludibles del tiempo que se nos agota, sin embargo, podemos tener la certeza de que el ostracismo, por extenso que sea, en algún momento termina y que más de uno podrá decirle adiós a los litorales que les acogieron.
En el exterior hay que luchar contra el desencanto, las inevitables cosechas de fracasos, desengaños y hasta traiciones, pero cuando la meta es cumplir con el deber, no hay obstáculo insuperable ni tiempo que no pueda ser acumulado, mientras la dulce nostalgia por lo lejano nos acompañe y la morriña nos aprese con más severidad que cualquier carcelero.
Los latinoamericanos en general hemos padecido del exilio de manera crónica, la realidad política de muchos de nuestros países ha determinado que a través de mas de 200 años de vida republicana el exilio haya sido la única vía para salvar la vida o evitar la crueldad del encierro, cuando un déspota llega al poder y busca perpetuarse.
No hay generación de iberoamericanos en la que mas de unos sus miembros no hayan tenido que refugiarse en el extranjero. Los cubanos tenemos esa dolorosa experiencia, aun en democracia, la falta de seguridad por la vehemencia criminal de cualquier esbirro obligo a muchos al exilio.
Sin embargo, el numero de exiliados y desterrados en América Latina desde que los Castro tomaron el poder en Cuba no tiene paralelo.
La Nicaragua sandinista tiene numerosos exiliados y cientos de desterrados como los causados en el 2023, cuando presos políticos, sacerdotes, periodistas y opositores, fueron expulsados por Daniel Ortega y Rosario Murillo y despojados de su nacionalidad. Venezuela que tantos exiliados recibió se convirtió a partir de Hugo Chávez y Nicolas Maduro en el principal gestor de exiliados y desterrados de este hemisferio, Rafael Correa en Ecuador también provoco la partida de cientos de sus compatriotas y la Bolivia de Evo Morales obligo a salir al extranjero a muchos buenos ciudadanos por una cruenta persecución política, situación que esperamos se enmiende bajo el gobierno de Rodrigo Paz.
Sin embargo, el país que mas ha practicado el destierro ha sido el totalitarismo castrista, razón por la cual el exprisionero político cubano Ángel de Fana lleva años organizando vigilias, demandando a la dictadura insular, la libertad sin destierro de sus prisioneros políticos.-




