Opinión

Si nos atreviéramos

A las próximas autoridades de mi universidad

Bernardo Moncada Cárdenas:

«Estamos en crisis, querida Eva, pero pronto saldremos de ella». Adán, con las maletas en la puerta del Edén.

A las próximas autoridades de mi universidad

Cebados con las malas noticias, cerramos los ojos a la posibilidad de superar las dificultades de ahora. Pongo por ejemplo mi espacio de trabajo, la Universidad. Es cierto que hemos sufrido una política de asfixia presupuestaria, y que se ha reducido drásticamente la otrora pujante comunidad universitaria, pero es sobre todo un reto para un país que decía ser “del tamaño de la dificultad que se presente”, como muchos connacionales -de hecho- están demostrando… aunque guarecidos en el exterior.

La crisis es una pausa que facilita afinar, ejecutar y evaluar, en la universidad, decisiones que lleven a perfeccionar fortalezas, planes de estudio, nuevas investigaciones, así como a captar jóvenes llamados por la vocación de enseñar, ansiosos de formarse como profesores e investigadores, a quienes se pueda guiar con mayor atención en su proceso formativo para enriquecer el personal docente.

Arquitectura y Diseño es un ejemplo. Los estudiantes de mi facultad sostienen nuestro entusiasmo con su permanencia, apoyo y vivacidad; son mi estímulo cuando veo, semestre tras semestre, mis aulas llenas. Mi principal ocupación es sostener y construir un mañana, aunque tenga que rebuscármelas para vivir (como muy posiblemente toca hacer a universitarios venezolanos exiliados en otras latitudes).

Por algo, a pesar de los sueldos insultantemente bajos, los concursos para nuevos docentes no nos quedan desiertos. En nuestra juventud germina la simiente de un futuro mejor, un porvenir que no dependerá de desenlaces del presente, sino de nuestra preparación y fortalecimiento para construirlo cuando la historia llame a la puerta.

¿Por qué no incentivar en el presente alianzas estratégicas internacionales, con entes que puedan aprovechar nuestra capacidad instalada para desarrollar planes conjuntos, o más opciones a escalas variables, como los diplomados, que atraigan al extranjero con un personal entre el cual hay más doctores y maestros que nunca? Así surgirían más fuentes de financiamiento, posibilidades de reponer equipos, reactivos, instrumentos, que resultan imposibles de adquirir si se permanece sujeto a las restricciones impuestas. No parece que, pase lo que pase, las fuentes de financiamiento gubernamentales vuelvan a niveles anteriores.

Todo depende de la iniciativa de personas y grupos, a los cuales las autoridades universitarias solamente tendrían que apoyar. Nada que ver con grandes e imposibles programas presupuestarios ni clamorosas políticas institucionales.

Es un dolor y una vergüenza ver algunas de nuestras magníficas instalaciones, en una planta física tan amplia y bien construida, languideciendo solitarias y subutilizadas, en peligro de caer en un abandono que atrae vandalismo y desvalijamiento, que pueden ser escenario idóneo para eventos nacionales e internacionales, en el propicio paisaje de nuestra ciudad. Tenemos el enorme capital de nuestra infraestructura y nuestro ambiente.

Decidámonos a la audacia, hay que atreverse. Es a partir de un cambio de perspectiva y de actitud como éste, de una verdadera conversión, que se puede además potenciar un juicio más adecuado sobre la situación política. De allí pueden resultar estrategias políticas mejor pensadas, no emocionales, ni revanchistas, y menos centradas en ambiciones personales. El venezolano debe convencerse de su capacidad y responsabilidad de influir en la situación desde ya, sea cual sea su trabajo y posición; ser cada uno un líder, comprometido y activo, atreviéndose a mejorar paso a paso.

No hay tiempo que perder, ni donde sentarse a llorar.-

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba