El coronavirus y el brutal impacto en América Latina
Casi 3 millones de empresas cierran en la región y el número de pobres crecerá hasta 29 millones de personas. Pero un ingrediente puede ayudar y lo agrega el Papa Francisco
Esta semana cundió la alarma en la ONU: el Covid ha sumido en la pobreza a 100 millones de trabajadores. Es el panorama que presenta la Organización Mundial del Trabajo (OIT), resumido en un escenario bastante sombrío. Un rumbo que, según proyectan, sólo podrá revertirse en el 2023.
Más oscuro aún para las mujeres. Siendo sostén de familia en muchos países, han visto descender su empleo un 5%. Mientras que para los hombres el porcentaje es del 3,9%. Si de los jóvenes se trata, el dato es del 8,7%. Con lo cual la pandemia se engulle, de un bocado, cinco años de avances en el plano económico.
Un nudo en la garganta
Se dice fácil. La cifras siempre son contundentes y sencillas de divulgar. Pero se hace un nudo en la garganta cuando hay que decir, por ejemplo, que la caída alcanza al 8,1% del PIB en América Latina. Esto indica que supera el impacto de la misma crisis en la Unión Europea y de otras economías emergentes.
En el marco de la Coronación de la Virgen de Chiquinquirá –cariñosamente llamada «La Chinita», en el Zulia- durante la clausura del mes mariano, los gaiteros cantan sus inspirados versos pidiendo misericordia ante la grave crisis que afronta Venezuela.
Últimamente, agravada por causa de la pandemia que adquiere dimensiones tanto más dramáticas cuanto que fallan las vacunas. Esto además de que no existen las condiciones suficientes para evitar contagios y muertes.
Y no es sólo Venezuela. De acuerdo con el Observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA) que hace unos días presentó un estudio impulsado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), “La cuestión social en el contexto de la Covid-19 en América Latina”, “el impacto de la pandemia en las sociedades latinoamericanas ha sido devastador”.
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Pandemia amplificadora
El sociólogo argentino Agustín Salvia coordinó y presentó los datos de dicho estudio. Ahí concluyó que la pandemia global ha amplificado situaciones que ya existían en América Latina y el Caribe, empezando por la desigualdad.
Es conocida la tragedia estructural de esta parte del continente. Sitio caracterizado por dramas atávicos como altos niveles de desigualdad, la precariedad y la informalidad laboral. También la falta de protección social, la degradación ambiental, pobreza y vulnerabilidad. Nuestros sistemas de protección social han colapsado o son precarios; y las condiciones de vida propician toda clase de problemas de salud pública ante los cuales los servicios sanitarios de los gobiernos son incompetentes.
Otro estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) consideró los impactos económicos y sociales de la pandemia en la región. Al igual que otros equipos técnicos colocan por delante la pertinente observación. Antes de la pandemia la región tenía el menor crecimiento económico en décadas y un limitado espacio de política fiscal. Al tiempo que coinciden en que la pandemia llevará a la mayor contracción de la actividad económica en la historia de la región. El organismo proyecta una contracción de la actividad del 5,3% y casi 30 millones más de pobres con un predeciblemente nefasto impacto económico y social.
La cuerda cederá por lo más débil
Además de graves dificultades sociales, en Latinoamérica subyacen problemas productivos de envergadura. Aquí la perversa especialización comercial de la región, la debilidad del tejido productivo y la volatilidad del mercado de trabajo. Todo ello, previo a la llegada de la pandemia.
No obstante, las diferencias entre los países son marcadas y el impacto ha sido mayor en Perú, Argentina, Ecuador, Panamá, El Salvador, México y Colombia naciones a las que se considera más afectadas.
Precisamente debido a estas particularidades, un análisis publicado por la BBC a principios de marzo ya señalaba a Paraguay, Uruguay y, especialmente, Guatemala como “afectados en un grado semejante al de otras economías en desarrollo y emergentes”.
Y a Venezuela como el país que ha registrado una mayor caída de su producción, como ocurre desde hace años, si bien esto no se puede achacar sólo al impacto del virus. Igualmente, predecían que el saldo de la pandemia sería el cierre de 2,7 millones de empresas latinoamericanas, es decir el 19% del total de las empresas.
Como en muchos lugares del mundo, el turismo, la cultura, el comercio, el transporte y la moda han sido los sectores más afectados, sólo que en la región, estos suponen el 24,6% del PIB y el 34,2% del empleo. Cerrarán 2,6 millones de microempresas y desaparecerá el 20,7% de las microempresas y sólo el 0,6% de las grandes empresas. Sucumbirán los pequeños, prevalecerán los que mantengan músculo y aliento.
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Una soplo de fresco
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) habla de recuperación comercial y señala que “China fue el principal motor de la recuperación comercial en Latinoamérica, con un impulso menor de la demanda de parte de Estados Unidos y la Unión Europea (UE)”. Con un detalle: el desempeño fue muy heterogéneo entre las subregiones. En dos palabras: China mantiene la demanda pero la incertidumbre manda.
El organismo americano indicó que el cambio de tendencia se debe principalmente a un aumento de los precios de exportación por lo que su consolidación es incierta.
En su informe, «Estimaciones de las Tendencias Comerciales de América Latina y el Caribe», alerta acerca del patrón de fragilidad de esos indicadores de coyuntura que, no obstante, muestran que, para principios de 2021, América Latina ha superado el impacto comercial recesivo de la pandemia. A pesar de que luego de la contracción los precios de algunos de los principales productos básicos exportados por la región mejoraron, el flujo real siguió disminuyendo.
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Recuperación limitada
Salvo Venezuela que se mantiene en rojo y Uruguay, que creció, el resto de los países mejoró marginalmente. “En Mesoamérica –precisan- que comprende a México y Centroamérica, las exportaciones aumentaron 4,0% interanual en el primer trimestre de 2021, luego de una reducción de 8,5% en 2020. La mayor expansión fue en Panamá (54,2%)».
«La demanda de Estados Unidos responde a dos tercios del total de los envíos mesoamericanos -explican- mientras las ventas de la subregión a la Unión Europea continuaron contrayéndose”
El informe, coordinado por Paolo Giordano economista principal del Sector de Integración y Comercio del BID, concluyó:
«La recuperación está limitada por numerosos factores de incertidumbre en el marco de nuevas olas de contagio que afectan más profundamente a algunos países de América Latina» y lamentando que “la región no está aprovechando plenamente el impulso originado en el crecimiento de sus dos principales socios comerciales extrarregionales, Estados Unidos y China».
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El ingrediente del Papa: Globalizar la esperanza
Si bien es cierto que los esfuerzos se orientan a crear otros 100 millones de empleos, resulta insuficiente. Dice Guy Ryder, director general de laOrganización Internacional del Trabajo (OIT), que el llamado es a proveer trabajos dignos, porque el gran riesgo es el aumento de la pobreza y las desigualdades. Aseguran que una estrategia coordinada y global, con políticas centradas en la persona y en acciones contundentes concertadas podrían evitar un impacto a largo plazo en los trabajadores y las empresas.
Desde el Celam siguen minuciosamente la secuencia continental enfundados en investigaciones de alto nivel profesional conducidas por expertos en ciencias sociales. El secretario general, monseñor Jorge Eduardo Lozano, ha manifestado que en el organismo eclesial están convencidos “de que los estudios sociales sistemáticos ayudarán a la Iglesia latinoamericana a comprender los signos de los tiempos y a responder a los problemas y necesidades de nuestra época”.
Y las notas de prensa recogen este añadido del obispo Lozano: «Hoy es necesario un cambio de estructura, porque este sistema social ya no es sostenible. Francisco nos habla de la necesidad de globalizar la esperanza, frente a la globalización de la exclusión, para acabar con la desigualdad y el modelo de descarte. Pero una transformación estructural de este tipo comienza con un cambio de mentalidad».
Macky Arenas – publicado el 06/06/21-Aeteia.org