Opinión

El 28 de julio en el contexto internacional

En la oposición debe recordarse que, en todas las transiciones exitosas, se negociaron garantías para los que entregaban el poder

 

Sadio Garavini di Turno:

Estoy de vuelta a la sufrida Patria después de un mes, visitando a mi hija en el exterior, como muchos padres venezolanos de esta época. Percibo, en la oposición democrática un ambiente de esperanza y de cambio, que refleja el resultado de las más serias encuestas, pero sobre todo las masivas manifestaciones de apoyo popular en todas las regiones del país, a pesar de la persecución, intimidación, detenciones arbitrarias y abusos por parte del régimen, en contra de humildes ciudadanos que manifiestan públicamente su apoyo a la oposición. En mi última nota, antes de partir, mencioné que se había iniciado una nueva etapa política en Venezuela, caracterizada por un complicado proceso de negociación, en buena parte, tácito. Ese proceso, potencialmente tiene dos períodos, antes y después del 28 de julio. Recordemos que la toma de posesión del próximo presidente fue fijada en enero del 2025. Obviamente el régimen, podría abortar el proceso antes del 28 o en la madrugada del 29, pero a costos, cada día, más altos y con consecuencias impredecibles. La comunidad internacional está muy involucrada en este proceso de negociación. Los presidentes Petro y Lula, apoyados por Macron y la UE, dejaron entender claramente que, para hacer viable una elección libre en Venezuela, es necesario que haya garantías públicas personales y políticas para los “perdedores” de la elección, en el comunicado conjunto utilizan la frase “garantías refrendadas en las urnas”. En efecto, América Latina está preocupada por una nueva y masiva ola emigratoria venezolana, en el caso de que Maduro se mantenga en el poder ilegítimamente. Obviamente, también los EEUU, por esa y otras razones, están involucrados en el proceso, particularmente con el manejo de las sanciones financieras y personales.

En la oposición debe recordarse que, en todas las transiciones exitosas, se negociaron garantías para los que entregaban el poder. De Klerk fue vicepresidente de Mandela. Pinochet comandante del Ejército de Aylwin y Humberto Ortega de Violeta Chamorro. En Polonia, el presidente comunista Jaruzelski, mantuvo el control del Ministerio de la Defensa, cohabitando con el Primer Ministro democrático Mazowiecki. En Venezuela una negociación seria debería involucrar, por lo menos, una transición en el Ministerio de la Defensa, la Fiscalía General y el Tribunal Supremo de Justicia. Por otra parte, las mentes más lúcidas del régimen, deberían sopesar los pro y contra, en el escenario internacional, de un fraude descomunal, antes o después del 28. El aislamiento en el hemisferio sería brutal, hasta sus “amigos” Petro y Lula, no los acompañarían. También el régimen debería tomar en cuenta el posible retorno de Trump en EEUU. Robert C. O’Brien, un muy influyente asesor de Trump, en su reciente artículo en Foreign Affairs, afirma que hay que buscar la paz a través de la fuerza. De todas formas, cualquiera sea el próximo presidente de EEUU, preveo un aumento de la influencia de académicos y especialistas de la escuela “realista” de las Relaciones Internacionales como Stephen Walt y John Mearsheimer, que afirman que los EEUU, para manejar con éxito el enfrentamiento geopolítico con China y Rusia, deben mantener la seguridad en su área de influencia natural: el hemisferio occidental.

Ojalá que, por el bien de Venezuela y de su pueblo, el régimen y la oposición entiendan que una transición negociada es la salida más conveniente a la crisis socioeconómica y política del país. En particular, la Fuerza Armada debe respetar la Constitución que, en su artículo 328, reza: “La Fuerza Armada constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política…está al servicio de la nación y en ningún caso de persona o parcialidad política…”.-

@sadiocaracas

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