4 datos importantes sobre la genuflexión ante Cristo Eucaristía
La genuflexión es una práctica muy arraigada en la Iglesia Católica, pero podría perder su sentido y la forma como se realiza si no se comprende la razón por la que se estableció. Por ello les compartimos 4 datos sobre la importancia de este acto de honor, lealtad y amor hacia Cristo Eucaristía.
1. La genuflexión
La sección pastoral de la Arquidiócesis de Sevilla (España) indica que la palabra genuflexión proviene del latín medieval genuflexĭo: gĕnu (rodilla) y flexĭo (flexión). Por otro lado, la Instrucción General del Misal Romano describe que la genuflexión “se hace doblando la rodilla derecha hasta la tierra” y “significa adoración”.
La arquidiócesis española precisa que esta era una señal de respeto que se hacía a los reyes y nobles durante la Edad Media y está incluida en la liturgia desde el siglo XVI. No obstante, precisa que a la nobleza se les veneraba doblando la rodilla izquierda. Por eso los cristianos optaron por doblar la rodilla derecha, como signo de devoción que se rinde solamente a Dios.
2. ¿Genuflexión sencilla o doble?
Antiguamente los católicos también hacían la genuflexión doble ante el Santísimo expuesto. Esta consistía en doblar la rodilla derecha hasta que toque el suelo y luego la rodilla izquierda, de manera que la persona quedaba arrodillada por un breve tiempo y se hacía una venia con la cabeza. Luego se ponía de pie, alzando primero la rodilla izquierda.
El ritual romano Comunión y culto eucarístico fuera de la misa indica que “ante el Santísimo Sacramento, ya reservado en el sagrario, ya expuesto para la adoración pública, sólo se hace genuflexión sencilla”.
En este sentido, la genuflexión doble no es obligatoria en una exposición del Santísimo, pero hay fieles que la siguen practicando por devoción personal.
3. ¿En qué otros momentos se hace la genuflexión?
La genuflexión se hace al ingresar y salir del templo, mirando siempre al sagrario, para saludar y despedirse de Cristo Eucaristía.
De acuerdo al Código de Derecho Canónico, la forma de saber que en el tabernáculo está “la presencia de Cristo” es cuando a su lado está encendida una lámpara especial, por lo general de color rojo.
Durante el desarrollo de la Misa, la Instrucción General explica que “todos los que pasan delante del Santísimo Sacramento hacen genuflexión, a no ser que avancen procesionalmente”.
El documento también señala que sólo se realiza la genuflexión ante la Cruz en un determinado momento del año litúrgico. Esto es “desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual”.
4. ¿La genuflexión “aplaca la ira” del Señor?
La Enciclopedia Católica recoge que San Ambrosio, obispo de Milán y uno de los más grandes Padres y Doctores de la Iglesia, decía: “La rodilla se hace flexible, mediante lo cual se mitiga la ofensa al Señor, se aplaca la ira, se hace surgir la gracia”.
Por su parte, San Juan Pablo II, en una homilía que pronunció en 1979 resaltó que “cada acto de reverencia, cada genuflexión que hacéis ante el Santísimo Sacramento, es importante porque es un acto de fe en Cristo, un acto de amor a Cristo”.-