San Fernando de Apure: Cinquentenario
Cardenal Baltazar Porras Cardozo:
El 12 de noviembre de 1974 el Papa Pablo VI creó la diócesis de San Fernando otorgándole todo el territorio del estado Apure. Los llanos venezolanos tuvieron un lento ascenso en su crecimiento demográfico y en la atención tanto civil como eclesiástica. Al inicio de la colonia la provincia de Venezuela tenía límites definidos en su parte costera y hacia el interior hasta donde llegaban las ramificaciones montañosas de la cordillera de la costa y la cordillera del interior. Hacia el sur no había límites pues se estaba ante lo desconocido e inexplorado. El obispado de Coro/Caracas cubría el mismo espacio. La inmensidad de la llanura de lo que es hoy nuestro país no ofrecía facilidades para el asentamiento humano estable. San Sebastián de los Reyes era la puerta hacia esa tierra ignota a la que se atrevían a ir intrépidos aventureros en búsqueda de fortuna o huyendo, por diversos motivos de las autoridades locales.
Desde finales del siglo XVII y sobre todo a lo largo del siglo XVIII el afán misionero y evangelizador penetró las llanuras, recolectando grupos indígenas en las llamadas misiones y fundando pueblos de doctrina, para los blancos y mestizos, y misiones para las parcialidades indígenas. En nuestros llanos la presencia de ferverosos frailes capuchinos andaluces hizo tienda en esas abrasadoras sabanas. En oriente y en Guayana los capuchinos catalanes crearon un emporio de lo que quedan ruinas entre el Caroní y el Orinoco. La expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 dejó huérfanas de la presencia jesuítica desde Cabruta hasta bien entrado el territorio amazónico. De ello queda constancia en las memorias del Padre Gumilla y de otros hijos de San Ignacio que recogieron noticias de la labor que desempeñaron en aquellos parajes.
El territorio centro-occidental cuyo horizonte se perdía más allá del Meta y el Casanare, en lo eclesiástico dependieron del obispado de Caracas con escasos sacerdotes del clero secular. Después de la Independencia con la creación de la diócesis de Calabozo (1863) el estado Apure y algunos pueblos de Barinas pasaron a esta nueva jurisdicción. Al surgir la diócesis de San Cristóbal (1923) el distrito Páez del estado Apure pasó a ser atendido por el Táchira.
A mediados del siglo XX la expulsión de los misioneros católicos en China trajo a Venezuela un grupo de frailes dominicos de la Provincia de Filipinas que se hicieron cargo de la atención espiritual de la pampa apureña. Recuerdo haberle escuchado a alguno de aquellos osados frailes las penurias para llegar a aquellas tierras, anegadas en invierno, polvorientas en verano, sin puentes para atravesar los caudalosos ríos, pero con un entusiasmo que causaba admiración. Pío XII creó el 7 de junio de 1954 la Prelatura Nullius de San Fernando a cargo de los hijos de Santo Domingo de Guzmán, y confiándole al obispo de Calabozo, Mons. Antonio Ignacio Camargo el título de administrador apostólico (1954-1960). Lo sucedió Mons. Domingo Roa Pérez (1960-61). Al tomar posesión de Calabozo Mons. Miguel Antonio Salas (1961) fue nombrado Prelado de San Fernando el Padre Ángel Adolfo Polachini hasta ese momento cura y vicario de Altagracia de Orituco. En 1966 recibió la ordenación episcopal de manos del Nuncio Apostólico Luigi Dadaglio, y fue trasladado a Guanare como obispo residencial en 1971. Lo sustituyó como Prelado Nullius Mons. Roberto Dávila Uzcátegui del clero de la arquidiócesis de Mérida.
Creada la diócesis de San Fernando el 12 de noviembre de 1974, Mons. Dávila pasó a ser su primer obispo hasta que fue trasladado como obispo auxiliar de Caracas en 1992. Fungió como Administrador Apostólico Mons. Antonio Ignacio Velasco (1992-1994), a la sazón Vicario Apostólico de Puerto Ayacucho. Desde 1994 hasta 2001 Mons. Mariano José Parra Sandoval llevó los destinos de la diócesis llanera. Lo sustituyó Mons. Víctor Pérez Rojas (2001-2016). En el 2015 el Papa Francisco creó la diócesis de Guasdualito desmembrándola de San Fernando y ocupando la parte occidental del estado Apura. Y desde el 8 de octubre de 2016 hasta la fecha, Mons. Alfredo Torres Rondón quien está a la cabeza de las celebraciones jubilares.
Reconocer la labor de quienes a lo largo del tiempo han servido esta porción llanera es hacer memoria agradecida. Entre ellos, hay que destacar la labor de los Padres Dominicos, de los Padres Jesuitas, de sacerdotes diocesanos procedentes de varios países y de las varias congregaciones religiosas femeninas que han ido despertando la participación de los laicos como protagonistas de la evangelización. Felicitaciones a Mons. Alfredo y a sus acompañantes en estas fiestas con tinte sinodal y de Iglesia en salida.
Que el Nazareno de Achaguas, devoción importante y arraigada en el suelo apureño que peregrinará hasta San Fernando para estas fechas jubilares siga bendiciendo la consolidación de esta circunscripción eclesiástica, pidiendo por una mejor atención de las autoridades a la población diseminada en estas vastas tierras para que los males de la pobreza, del narcotráfico, del abandono de nuestras fronteras, superen lo que intuyó Don Rómulo Gallegos en su novela Doña Bárbara: “representar todos los atropellos de la clase dominante en contra del campesinado común”.-
7-11-24